miércoles, 25 de septiembre de 2013

¿Que puede aportar la Pedagogía y Psicopedagogía a proyectos y programas de formación para personas mayores?


 
Jubilación un cambio muy importante en nuestras vidas
 Sea o no vista y percibida como un problema, la verdad es que la jubilación supone un cambio sustancial en la vida de la persona al que no todos pueden responder de manera equilibrada. Un cambio brusco que quizá debería tener como paso previo una preparación adecuada para que las personas próximas a jubilarse perciban que sus vidas cambiaran. Que cambiaran las relaciones familiares y sociales, pero que ese cambio no tienen por que suponer mermas o perdidas, sino situaciones diferentes que afrontar. Lo importante es mantener (y aumentar, si se puede) la calidad de vida que tenia cada persona antes de jubilarse, tener motivaciones vitales, proyectos que mantengan la ilusión y las ganas de vivir saludablemente. Importante es la actitud y voluntad de vencer las dificultades que aparecen en la vida, pero cuando llega la jubilación, debemos reforzar nuestras autodefensas.
 
Una persona llega a la jubilación sin estar preparado para lo que le pueda venir, algunos ni siquiera pensaron en la jubilación, esto no quiere decir que los jubilados este cerrados a nuevas experiencias educativas, pero aquí, como en otros ámbitos de la vida, la información debe preceder a la formación. Y, evidentemente, la información más urgente es hacer saber a los jubilados que pueden hacer mucho por su bienestar físico, social y psicológico. Después vendrá el momento de aportarles los  conocimientos, las habilidades, experiencias e instrumentos que necesitan para conseguir ese bienestar.
 Lo que está claro es que, aparte de algunas variables que no dependen de nosotros, hay otra seria de acciones que podemos ir planificando con tiempo para mejorar nuestra adaptación a esta situación que, antes o después, debería llegar.
Atchley (1975) identificó las etapas por las que pasa una persona en su adaptación a la situación de jubilación:
  • Fase de prejubilación: a lo largo de toda nuestra vida laboral vamos creándonos expectativa sobre cómo será la jubilación y qué cosas podremos hacer entonces.
  • Fase de jubilación: en esta fase pueden darse tres situaciones:
    • Luna de miel: una vez llegado el momento, intentamos poner en práctica los objetivos que planificamos (qué vamos a hacer ahora que tenemos tiempo, cuándo, cómo...). Tenemos un montón de planes.
    • Continuidad con las actividades de ocio: personas que tenían ya aficiones y realizaban actividades y ahora se limitan a dedicarles más tiempo.
    • Descanso: al contrario que en el caso de la luna de miel, la jubilación supone una ruptura brusca con todas las actividades y se produce un importante parón.
  • Fase de desencanto: algunas personas sienten que esas expectativas no se han cumplido, que "la vida después del trabajo" no era tan idílica como se habían planteado.
  • Fase de reorientación: después de ese desencanto inicial, las expectativas se vuelven más realistas y somos capaces de reorientar nuestros objetivos.
  • Fase de estabilización: se consigue el juste entre las expectativa y la realidad y comenzamos a disfrutar realmente.
La jubilación, busquemos herramientas formativas que nos pongan en el buen camino de mejorar nuestra calidad de vida
 
 
Tenemos que buscar nuevas metas para saber exactamente a donde queremos ir sin que nadir nos lo imponga. El tiempo de la jubilación es de cada uno, y cada uno debe organizarlo según sus metas (Sáez, 2005). Evidentemente, la primera de ellas es acrecentar la autoestima. Si mantenemos un elevado concepto de nosotros mismos no caeremos en la soledad, la depresión y otros males típicos de la jubilación  que ocurren desgraciadamente cada vez  en mayor numero de personas. Además, si nuestra autoestima es elevada también la tendremos de los demás y caminaremos a su encuentro para construir juntos.  
 
La preparación para la jubilación ha de estar vertebrada en torno a tres ejes, al menos: la alternativa al tiempo de trabajo, la reflexión personal  y la información-formación. En el primer caso, puede bastar con una redistribución de horarios. En los otros casos el problema estar centrado en saber que tipo de información y formación requiere cada persona y que modalidades de reflexión  son los mas adecuados para que cada jubilado sea capaz de diseñar su propio proyecto vital. Normalmente, los cursos de preparación a la jubilación están llenos de conceptos, informaciones, listados de consejos y actividades… pero olvidan que la jubilación, al final, se convierte en un hecho particular que cada persona debe interiorizar reflexionando sobre su situación (Sáez, 2005). Y, naturalmente, enriquecer esas reflexiones con las aportaciones de otras personas que están en la misma situación. Es decir, más que contenidos, los cursos de preparación para la jubilación deberían hacer posible que cada trabajador mayor reflexione para dar su propio contenido a la jubilación. Ello puede hacerse utilizando tecnicas cualitativas, que son, según nuestra experiencia, buenos instrumentos para construir proyectos de jubilación individuales y grupales. Y no estaría de más que ambos conyugues participasen en los cursos de preparación a la jubilación, pues esta no solo afecta a quien  se jubila.
 
De acuerdo con Lourdes Pérez en el análisis realizado en el informe 2006 del Imserso, en el capitulo referido a “actividades, actitudes y valores”: el paradigma de la nueva vejez orientada a la autorrealización personal indica que los mayores tienen un interés creciente por las actividades formativas (p. 204)
 
Desde hace tiempo, los especialistas en el ámbito socioeducativo con personas mayores han ido manifestando la necesidad de abandonar, de una vez por todas, la equiparación de vejez con pérdida funcional e intelectual. Por ello estamos de acuerdo con Gutiérrez y Herraiz (2007, p. 35): “Se hace necesario incluir en los discursos y practicas sociales a las personas mayores redefiniendo los espacios en los que interactúan (en lo que una parte importante va a estar representado por el espacio educativo), dado que las personas mayores mantienen una capacidad de aprendizaje que les posibilita acrecentar su participación en la sociedad.”
 
Un colectivo que requerirá, entre otros muchos elementos, acciones educativas adecuadas a sus características y necesidades, olvidando los prejuicios con los que ha sido duramente bombardeado a lo largo de los años.
 
Naturalmente ello implica enfrentarse al propio envejecimiento con una nueva actitud distinta a la tradicional de declive o decadencia y considerarla como un nuevo proyecto vital y una  etapa más de vida. Y para ello, disponer de cierto componente educativo es un factor esencial para facilitar a las personas mayores el acceso a los medios de participación social y a los recursos socioculturales que la sociedad pone a disposición de los ciudadanos, teniendo claro que cuando nos referimos a educación no solo hablamos del ámbito formal como instituciones especializadas ya que, incluso conforme vamos cumpliendo años, la importancia del nivel de estudios pierde peso como medida de formación de una persona ganándolo la propia experiencia de envejecer (Pérez, 2006, pp.303-304).
 
La clave no esta en llenar el tiempo de la jubilación  con muchas actividades, sino que tengan sentido y significado  aquellas que aprendamos.
Esto se tiene que trabajar, y aquí puede decir mucho la pedagogía. Uno debería, por lo menos cada día, escuchar una canción, leer un buen poema, ver un cuadro hermoso y, si fuera posible, decir unas cuantas palabras razonables, recomendaba Goethe. Las actividades, por si solas, pueden decir poco. Es necesario que conlleven algún tipo de desafío, por pequeño que sea o que nos parezca, pero siempre teniendo en cuenta aquel dicho: “no permitas que aquello que no puedas hacer interfiera en lo que si puedes hacer”.
 La persona mayor sigue desarrollando un proceso vital de aprendizaje, y el aprendizaje vital de las experiencias vividas es un gran recurso que se debe explotar positivamente, compartirlo y crecer con los demás. Será difícil que los jubilados se mantengan ocupados si otros se empeñan en hacer las cosas por ellos con las mejores intenciones, pero con los peores resultados a la vez. La ayuda solo sirve de verdad a quienes la   necesitan pues de   lo contrario privaremos a los jubilados la posibilidad de ser activos según sus intereses (Skinner)
Algunas opiniones de expertos en la formación de mayores
 
Es importante que el jubilado diseñe su plan de vida en:
 
  • Hábitos positivos de salud.
  • Ejercicio físico suficiente.
  • Nutrición equilibrada.
  • Vida afectiva satisfactoria.
  • Potenciación de intereses vitales.
  • Fortalecimiento de la personalidad. 
Estos programas de preparación a la jubilación deben iniciarse aproximadamente en el período inmediatamente antes de la jubilación, entre 2 y 5 años. La mayoría de los cursos que actualmente se desarrollan tienen lugar en esta etapa (60-65 años). En el Seminario celebrado en Frankfur am Main (Octubre de 1988) sobre “Preparación a la Jubilación en los Paises de la Comunidad Europea” se hace referencia a otros dos posibles períodos de formación (1989, Pp 16-17). El primero se llevaría a cabo diez años o más antes de lajubilación. Phillipson y Strang (1983) recomiendan que la planificación de la jubilación comience precisamente en edad mediana, alrededor de los 40-50 años. Considero que no es tanto una preparación para la jubilación como una preparación para la vida en la edad adulta. Y el otro período seria el denominado, de reflexión, después del comienzo de la jubilación. 
Estos programas deben ser impulsados y respaldados por el estado. Y canalizarse bien a través de los departamentos sociales o de formación de las empresas o bien a través de Instituciones de la Comunidad, sindicatos, colegios profesionales, etc. 
Entre los profesionales implicados en el desarrollo de estos programas destacamos al pedagogo social, experto en pedagogía de adultos, dinámica de grupos y técnicas participativas, a médicos, dietistas, abogados, economistas, etc. También en algunos cursos participan jubilados que narran su experiencia vivida. 
Con respecto a la dinámica de los cursos se impone una técnica activa con la mayor participación. En este sentido, pueden utilizarse cuantas técnicas sean necesarias (audiovisuales, psicodrama de grupos, desempeño de roles, etc.). Parece comprobada la eficacia de los grupos de discusión sobre presentaciones magistrales de los temas para obtener un mayor conocimiento sobre los aspectos relativos a la jubilación (Parker, 1982). (Par
 
Dice Rosario Limón: 
La educación de adultos y la educación permanente, confluyeron necesariamente en la gestación de la Animación sociocultural. Ya en 1966 el Consejo de Europa afirmo: 
“la educación permanente para ser verdaderamente eficaz, debe complementarse con una política de Animación sociocultural… la educación permanente debe estar unida al trabajo social y al desarrollo comunitario”. 
En el caso especifico de la tercera edad la animación sociocultural es un proceso de intervención que partiendo de una realidad compleja, pero concreta, trata de modificarla y mejorarla desde un punto de vista humano integral. la Animación sociocultural es también un estilo de trabajo, una metodología basada siempre en el grupo y en un equipo de trabajo, una pedagogía activa para promover la participación de los propios beneficiarios. Señala José Luís Jordana (1998) que la Animación sociocultural es un conjunto de tecnicas sociales aplicadas a mejorar la calidad de vida y a desarrollar la propia comunidad. 
            Se apoya en un método pedagógico basado en el dialogo y en la participación, que potencia la capacidad critica y creadora de la persona y que conduce a la solidaridad y al compromiso social. 
Cuatro dimensiones dan sentido y coherencia a la acción de la Animación sociocultural: 
  • sociológica, que nos coloca en una estructura social determinada, en un tiempo y espacio concretos, que nos ofrece sus posibilidades, sus frenos y limitaciones y que, por consecuencia, requiere un análisis y diagnostico de la realidad donde se va a intervenir.
  • Pedagógica,  que hace referencia a un estilo de trabajo, que se centra en la reflexión en común, el dialogo y la creatividad, que requiere por tanto una toma de conciencia y una decisión conjunta.
  • Comunitaria, que nos hace sentirnos solidarios y compañeros, que requiere fomentar las relaciones de grupo y comunidad, que se mueve siempre en un ambiente de convivencia y trabajo en equipo.
  • Teológica, que clarifica la finalidad hacia la que caminamos, que da sentido y coherencia a nuestra acción, que significa el ideal y la utopía hacia donde se dirigen nuestros esfuerzos. 
Según el análisis realizado en la ponencia sobre “Igualdad de Oportunidades” presentada en el III Congreso Estatal de Personas Mayores, la oferta educativa en nuestro país puede diferenciarse en seis áreas fundamentales (CEPM; 2009, pp. 6-7):
 
  1. Educación como alfabetización, ya que muchos de nuestros mayores, por circunstancias sociohistoricas, no tuvieron la oportunidad de cursar los estudios básicos, sobre todo en el caso femenino.
  2. Educación para el ocio y la cultura, que se ha incrementado en los últimos años considerablemente.
  3. Educación orientada hacia la preparación para la jubilación, dado que ha aumentado considerablemente la esperanza de vida, por lo que se requiere, cada vez mas, la necesidad de reflexionar acerca de los nuevos proyectos que queramos desarrollar en esta nueva etapa de la vida.
  4. educación para promover la participación que desde el año 1992, a través de la ANS, se proclamaba en el plan Gerontológico Nacional.
  5. Educación para la sensibilización hacia el envejecimiento, en la línea de difundir las dimensiones positivas de la persona mayor para proporcionar un envejecimiento activo y así prevenir contra la dependencia.
  6. educación para el desarrollo personal, adaptándose a los nuevos cambios sociales sobre todo el ámbito de las nuevas tecnologías.
 Ezequiel Ander_Egg (1998): 
La animación Sociocultural es una forma de acción sociopedagogica que, sin lograr un perfil de actuación totalmente definido, se caracteriza básicamente por la búsqueda e intencionalidad de generar procesos de participación de la gente…crear espacios para la comunicación interpersonal, al mismo tiempo que excluye toda forma de manipulación…ayuda a la organización, anima, para que cada uno sea protagonista en la forma, medida y ritmo que el mismo determine (p.31).
 
 
Sobre la docencia y los docentes que trabajan con las personas mayores
 
 
En la actualidad,  quienes imparten formación a los mayores lo componen  un amplio sector que  junta muchos profesionales de distintas ramas. Muchos de ellos no tienen una especial formación docente. Podemos encontrar desde docentes que son expertos en áreas de contenido,  por ejemplo estudiantes de informática, hasta otros expertos que ejercen su labor prioritaria en otros contextos educativos, como  por ejemplo profesores de universidad como docentes en programas universitarios para personas mayores. 
Considero importante, que ante esta diversidad, deberíamos marcar algunas funciones desde un Punto de vista psicopedagógico que fueran prioritarias con estos profesionales y para ello cito a Feliciano Villar: 
  • formarles sobre las características diferenciales de las persona mayor como aprendiz, así como sobre posibles métodos o estrategias didácticas para emplear ante los problemas de enseñanza y aprendizaje mas comunes en la practica con personas mayores.
  • Ayudar a una reflexión sobre propia actuación como docentes y sobre la influencia de su comportamiento sobre la dinámica social y educativa del grupo.
  • Formarles sobre la aplicación de instrumentos psicopedagógicos de evaluación y seguimiento de los participantes.
  • Mediar en los posibles conflictos que pudieran originarse entre ellos, los participantes y/o los representantes de la institución, así como asesorar sobre posibles recursos de intervención cuando se produzcan conflictos entre los participantes o entre estos y la institución.
  • Coordinar reuniones de puesta en común entre diferentes docentes (con la participación, en el caso de que sea pertinente, de representantes de la institución o de los participantes).
Una figura muy característica dentro del sector de la Animación Sociocultural es el educador 
La figura del educador: 
            Funciones del educador de personas mayores: 
  1. sensibilizar y despertar el interés en las personas mayores para lograr la participación social, a partir de su realidad personal y social.
  2. lograr la cohesión social del colectivo y de la comunidad en el que se desenvuelve.
  3. administrar, gestionar y dirigir a centros, servicios y recursos del ámbito socioeducativo y sociocultural del colectivo de personas mayores.
  4. orientar, asesorar e informar a nivel personal, grupal o comunitario, con respecto al ámbito socioeducativo y cultural del colectivo de personas mayores.
  5. fomentar el espíritu crítico y concienciar a las personas mayores de la necesidad de reflexionar sobre su realidad para poder modificar las estructuras y propiciar el cambio social.
  6. establecer procesos de comunicación y mediación entre el colectivo de personas mayores y entre este y la comunidad.
  7. formarse continuamente para responder adecuadamente a los nuevos retos que deba asumir en el trabajo socioeducativo con personas mayores.
            Podríamos decir que la labor del educador de personas mayores tendría que estar  orientada en varias direcciones (Escarbajal de Haro, 2004, pp.106-111): 
  • Crear un buen ambiente de trabajo colaborativo.
  • Motivar y provocar la participación e implicación de las personas mayores con las que trabaja.
  • Posibilitar que las personas mayores expresen sus ideas, sentimientos y actitudes hacia objetivos comunes.
  • Ayudar a los mayores a ser conscientes de que el aprendizaje reflexivo es un proceso idóneo porque  sus experiencias se trasforman en conocimientos, habilidades, actitudes, valores, creencias.., para seguir creciendo.
  • Favorecer la puesta en marcha de acciones que sean fruto de la toma de decisiones de las propias personas mayores con las que se trabaja.
Informes estadísticos sobre la población de adultos y mayores 
Como se reconoce en las normas internacionales, las personas de edad deben disfrutar del derecho a la educación, tanto en instituciones públicas como privadas y desde la perspectiva del  aprendizaje permanente. Además, los Estados deben realizar esfuerzos para promover políticas activas de erradicación del analfabetismo, en particular entre las mujeres de edad; el acceso y la participación activa de las personas de edad en las instituciones y actividades culturales, incluidas las de voluntariado; y programas de educación que les permitan transmitir sus conocimientos, cultura y valores espirituales.
(Los derechos de las personas mayores. Materiales de estudio y divulgación. Naciones Unidas, junio de 2011.) 
En cuanto al nivel de formación alcanzado por los participantes en cursos de formación (reglados o no reglados), el 9,2% de personas de 55 años o más obtuvo un título de Educación Superior y Doctorado; el 5,8% de Bachillerato; el 4,5% de la ESO y el 2,4% inferior a la 1ª etapa de la ESO. En su mayoría lo obtuvieron a partir de formación no reglada (8,7%, 5,5%, 4,3% y 2,2% respectivamente). 
La edad y el nivel educativo influyen en la participación en el aprendizaje de adultos. La participación en todo tipo aprendizaje –formal, no formal e informal– tiende a ser rechazada entre las personas mayores (de entre 55 a 64 años) alcanzando sólo el 27% frente al 50% del grupo de edad de entre 25-34 años. La menor tasa de participación, el 14%, se encuentra entre la cohorte de más edad y menor nivel de educación, frente al 65%, de las personas más jóvenes con educación terciaria. 
Pese a todo el porcentaje de mujeres de más de 65 años que participaban en al menos una actividad de educación no formal es más elevado que el de los hombres, un 7,34% frente al 5,72%. Registrando en ambos sexos apenas participación en actividades de aprendizaje formal, de media un 99,28% de los mayores de 65 años no realiza ninguna. 
Las personas mayores –según algunas de las conclusiones del proyecto AEPUMA–, cuentan con recursos cognitivos suficientes como para seguir Programas Universitarios para Mayores, e incluso mediante investigaciones recientes se ha demostrado que producen efectos positivos en la salud y en el propio funcionamiento cognitivo. 
La estrategia Europa 2020 (Resolución del Consejo de la UE sobre un Plan Europeo renovado de Aprendizaje de Adultos para un crecimiento inteligente, sostenible e integrador reconoce que el aprendizaje permanente y el desarrollo de competencias son aspectos clave de la respuesta a la actual crisis económica, al envejecimiento de la población y a la amplia estrategia económica y social de la Unión Europea. E insta a los países miembros entre otras cosas a “elaborar un adecuado programa de formación de adultos para promover que su envejecimiento sea activo, autónomo y saludable y aprovechar sus conocimientos, experiencia, capital social y cultural en beneficio del conjunto de la sociedad; y a comprometerse decididamente en el fomento del aprendizaje de adultos como medio de fomentar la solidaridad entre los diferentes grupos de edad (por ejemplo, mediante un «pacto intergeneracional») y entre culturas y personas de todos los orígenes. 
El desafío para los sistemas de aprendizaje de adultos es doble, según indicó la Comisión Europea en la Comunicación nunca es demasiado tarde para aprender.
Por una parte se trata de garantizar una vida laboral más larga, para ello es necesario mejorar las cualificaciones y aumentar las posibilidades de aprendizaje permanente de los trabajadores de más edad. Para mantener su empleabilidad hay que invertir en su educación a o largo de su vida.
Y por otra parte es preciso ampliar la provisión de aprendizaje a los jubilados, ya que las personas llegan a esta etapa de su  vida en mejores condiciones físicas y mentales y la esperanza de vida después de ella está creciendo. El aprendizaje debería ser una parte integrante de esta nueva fase de su vida. En esta misma Comunicación, la Comisión en su Mensaje 4 insta a los Estados miembros a invertir suficientemente en la educación y la formación de las personas de más edad, pero, sobre todo, a garantizar su eficacia concibiendo una educación y formación adaptadas a las necesidades de los alumnos. 
La educación de adultos debería basarse en los siguientes principios: 
a) Estar concebida en función de las necesidades de los participantes aprovechando sus diversas experiencias, y asignando la más alta prioridad a los grupos menos favorecidos desde el punto de vista educativo, dentro de una perspectiva de promoción colectiva.  
b) Confiar en las posibilidades y en la voluntad de todo ser humano de progresar durante toda su vida, tanto en el plano de su desarrollo personal como en relación con su actividad en la vida social. 
c) Despertar el interés por la lectura y fomentar las aspiraciones culturales. 
d) Suscitar y mantener el interés de los adultos en formación, recurrir a su experiencia, reforzar su confianza en sí mismos y facilitar su participación activa en todas las fases del proceso educativo que les concierne. 
e) Adaptarse a las condiciones concretas de la vida cotidiana y del trabajo, teniendo en cuenta las características personales del adulto en formación, su edad, su medio familiar, social, profesional o residencial y las relaciones que les vincula. 
f) Lograr la participación de los adultos, de los grupos y de las comunidades en la adopción de decisiones en todos los niveles del proceso de educación, en particular en la determinación de las necesidades, en la elaboración de programas de estudios, en la ejecución y evaluación y en la determinación de las actividades educativas con arreglo a la transformación del medio laboral y de la vida de los adultos.Desde mi experiencia
En mi trabajo de formación  no reglada y en particular  relacionada con la Animación sociocultural, donde se conjugan el aspecto gerontológico y el envejecimiento activo con el que se desempeña el humor, las emociones positivas y la risa tanto para la salud como para el bienestar emocional.
 El proyecto que llevo desarrollando desde hace cuatro años “El sentido del humor, su repercusión en la calidad de vida de las personas mayores”.
             El enfoque empleado en los cursos   no es académico,  esta planteado desde la educación no formal, basándonos en los principios de Animación Sociocultural.
 A la hora de impartir formación en Centros, Instituciones y Ayuntamientos, nos encontramos con una población cuya predisposición a trabajar no es en todos la misma, bien sea por falta de motivación o bien por impedimentos de tipo físico y psíquico.
Se dice que los mayores son poco participativos, pero el error está en que no participan porque muchas veces se les ofrecen demasiadas actividades, de las cuales una gran mayoría no les motiva.
Trato de enseñar a las personas mayores estrategias y habilidades Intra e interpersonales con la intención de que aparte de conocer y reconocer emociones y vocabulario emocional, empatía, autoestima y habilidades sociocognitivas como la toma de decisiones. Lograr como una prioridad mejorar su sentido del humor para superar fustracciones,  el duelo. Salir y comunicarse con los demás, superar momentos de apatía así como valorar aquellos momentos, situaciones y personas que nos hacen reír y divertirnos con el objetivo de establecer una buena comunicación consigo mismo y con las personas con las que se interrelaciona  y con el entorno. 
Utilizar el humor como herramienta educativa, es una de las causas mas serias e inteligentes que se les ha ocurrido al ser humano. Si al comenzar un curso, un taller, sorprendemos, rompemos los esquemas, mantenemos la atención, de los alumnos, con un juego, una dinámica estamos logrando, que el alumno, comience a mostrarse a descubrir un mundo fascínate que pondrá en movimiento todas las emociones y de ninguna manera lo dejara indiferente. 
Dos generaciones que confluyen, dos generaciones que conviven: 
Una, la generación de la resignación, la que ahora es mayor, la que nos ha cuidado, guiado y  educado. Donde la gran mayoría son dependientes tanto de sus familias como del estado. Una generación basada en el silencio, invisibles para una sociedad que solo piensa en Subsistir tratando de superar todos los problemas que se le van  presentando en estos tiempos de crisis. 
La otra y en la que me incluyo, una generación inconformista, una generación inquieta, nacida a partir del año 50, donde la mayoría de sus miembros  supera ya los 50 y van camino de la jubilación. 
Las dos conviven, pero la segunda tiene un compromiso moral con la primera y es el de favorecerles en todo lo que se pueda. 
No debemos  depender de nadie, tenemos edad para saber lo que nos conviene y como querer vivir a partir de nuestra jubilación. 
Quiero hacer una pequeña reflexión y para ello voy a partir de unas ideas de Belando con las que voy a conectar y deciros hacia donde quiero encaminar lo que entiendo por donde debe ir dirigido nuestro futuro tanto como educadores como persona que va a llegar a la vejez:
(Belando, 2000:37:38). Destacamos las siguientes: 
  • La persona que envejece debe desarrollar estrategias de afrontamiento constructivas para tener un envejecimiento saludable, pero dichas estrategias deben estar presentes en etapas anteriores de la vida; de otro modo seria difícil su adopción, aunque no imposible, pues el ser humano es susceptible de perfeccionamiento y puede adquirir en esta etapa hábitos saludables de vida.
  • Tener vínculos de intimidad, afecto y cariño,  no solamente con la pareja y la familia, sino con los amigos y otros grupos.
Entre envejecer en casa, con una vejez que se presenta difícil,  o la de que solo me planteen como alternativa la residencia, tan temida para muchos, esta  el compartir con quien  quiera o como yo quiera mi tiempo mi vejez, quiero empezar desde ahora mismo e  ir marcando mis tiempos y mis ideas sobre lo que deseo y juntarme con quien  piensa igual o parecido a mi.  
Quiero buscar maneras, acuerdos donde un grupo de personas creen vínculos y con el tiempo estén capacitadas a compartir unas normas de vida, de convivencias para hacer más llevadera  las actividades diarias. Es decir crear un entorno que sea amigable y comprometido. 
Creo en el grupo, en la fuerza que tiene,  en la ayuda emocional que puede provocar para que las personas permanezcan activas realizando las actividades con las que se encuentren a gusto. Donde se promueva una convivencia de respeto y buenas normas. Donde se participe de manera activa, critica. Donde abunde una buena comunicación, basada en la empatia, donde tengamos la libertad de ser asertivos. 
Debemos llegar a  convivir en comunidades donde la ética de unión debería ser el respeto y la solidaridad. Comunidades donde seamos activos y donde todos participen, donde se excluya todo tipo de manipulación animando a todos los miembros del grupo a que sean protagonistas. Donde los ritmos los ponga cada uno. 
Pertenecer a un grupo y participar en su actividad llevara a que surjan inquietudes y necesidades   que les motivara para el buen desarrollo de sus tareas. Esto provocara que el grupo  llegue a un compromiso colectivo que hará mejorar sus situaciones personales y sociales de cada uno de sus miembros donde se crearía una especie de contrato de solidaridad entre todos. 
Para los formadores: se nos presenta una nueva visión  del concepto de formación continua:  
  • Preparase
  • Anticiparse 
Empezando desde la jubilación y preparando a las personas en habilidades y fortalezas, tanto Psicoemocionales, como de dinámicas  y tecnicas de grupos, habilidades sociales, “Comunicación, asertividad, empatia, resolución de conflictos. Que aprendan para llevar una mejor convivencia con las personas con las que van a compartir una gran parte de su vida.
Me gustaría para finalizar, deciros que  hay dos grandes fortalezas que forman parte de nuestra vida, la primera y que ya he tratado es el sentido del humor su repercusión en la calidad de vida  en los mayores. La otra, la que se trabaja en este artículo es, la fuerza y el sentido que da a nuestra vida “EL GRUPO” 
Ver este artículo:
Como un bonito ejemplo y  no es un mal comienzo: “La republica de los abuelos”
 
 
 
 
 
Bibliografia:
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