Jubilación un cambio muy importante en nuestras vidas
Una persona
llega a la jubilación sin estar preparado para lo que le pueda venir, algunos
ni siquiera pensaron en la jubilación, esto no quiere decir que los jubilados
este cerrados a nuevas experiencias educativas, pero aquí, como en otros
ámbitos de la vida, la información debe preceder a la formación. Y, evidentemente,
la información más urgente es hacer saber a los jubilados que pueden hacer
mucho por su bienestar físico, social y psicológico. Después vendrá el momento
de aportarles los conocimientos, las
habilidades, experiencias e instrumentos que necesitan para conseguir ese
bienestar.
Atchley (1975)
identificó las etapas por las que pasa una persona en su adaptación a la
situación de jubilación:
- Fase
de prejubilación:
a lo largo de toda nuestra vida laboral vamos creándonos expectativa sobre
cómo será la jubilación y qué cosas podremos hacer entonces.
- Fase
de jubilación:
en esta fase pueden darse tres situaciones:
- Luna
de miel: una vez llegado el momento, intentamos poner en práctica los objetivos
que planificamos (qué vamos a hacer ahora que tenemos tiempo, cuándo,
cómo...). Tenemos un montón de planes.
- Continuidad
con las actividades de ocio: personas que tenían ya aficiones y
realizaban actividades y ahora se limitan a dedicarles más tiempo.
- Descanso:
al contrario que en el caso de la luna de miel, la jubilación supone una
ruptura brusca con todas las actividades y se produce un importante
parón.
- Fase
de desencanto:
algunas personas sienten que esas expectativas no se han cumplido, que
"la vida después del trabajo" no era tan idílica como se habían
planteado.
- Fase
de reorientación:
después de ese desencanto inicial, las expectativas se vuelven más
realistas y somos capaces de reorientar nuestros objetivos.
- Fase
de estabilización:
se consigue el juste entre las expectativa y la realidad y comenzamos a
disfrutar realmente.
La jubilación, busquemos herramientas formativas que nos pongan en el buen
camino de mejorar nuestra calidad de vida
Tenemos que
buscar nuevas metas para saber exactamente a donde queremos ir sin que nadir
nos lo imponga. El tiempo de la jubilación es de cada uno, y cada uno debe
organizarlo según sus metas (Sáez, 2005). Evidentemente, la primera de ellas es
acrecentar la autoestima. Si mantenemos un elevado concepto de nosotros mismos
no caeremos en la soledad, la depresión y otros males típicos de la jubilación que ocurren desgraciadamente cada vez en mayor numero de personas. Además, si
nuestra autoestima es elevada también la tendremos de los demás y caminaremos a
su encuentro para construir juntos.
La preparación
para la jubilación ha de estar vertebrada en torno a tres ejes, al menos: la
alternativa al tiempo de trabajo, la reflexión personal y la información-formación. En el primer
caso, puede bastar con una redistribución de horarios. En los otros casos el
problema estar centrado en saber que tipo de información y formación requiere
cada persona y que modalidades de reflexión
son los mas adecuados para que cada jubilado sea capaz de diseñar su
propio proyecto vital. Normalmente, los cursos de preparación a la jubilación
están llenos de conceptos, informaciones, listados de consejos y actividades…
pero olvidan que la jubilación, al final, se convierte en un hecho particular
que cada persona debe interiorizar reflexionando sobre su situación (Sáez,
2005). Y, naturalmente, enriquecer esas reflexiones con las aportaciones de
otras personas que están en la misma situación. Es decir, más que contenidos,
los cursos de preparación para la jubilación deberían hacer posible que cada
trabajador mayor reflexione para dar su propio contenido a la jubilación. Ello
puede hacerse utilizando tecnicas cualitativas, que son, según nuestra
experiencia, buenos instrumentos para construir proyectos de jubilación
individuales y grupales. Y no estaría de más que ambos conyugues participasen
en los cursos de preparación a la jubilación, pues esta no solo afecta a
quien se jubila.
De acuerdo con
Lourdes Pérez en el análisis realizado en el informe 2006 del Imserso, en el
capitulo referido a “actividades, actitudes y valores”: el paradigma de la nueva vejez orientada a la autorrealización personal
indica que los mayores tienen un interés creciente por las actividades
formativas (p. 204)
Desde hace
tiempo, los especialistas en el ámbito socioeducativo con personas mayores han
ido manifestando la necesidad de abandonar, de una vez por todas, la
equiparación de vejez con pérdida funcional e intelectual. Por ello estamos de
acuerdo con Gutiérrez y Herraiz (2007, p. 35): “Se hace necesario incluir en
los discursos y practicas sociales a las personas mayores redefiniendo los
espacios en los que interactúan (en lo que una parte importante va a estar
representado por el espacio educativo), dado que las personas mayores mantienen
una capacidad de aprendizaje que les posibilita acrecentar su participación en
la sociedad.”
Un colectivo
que requerirá, entre otros muchos elementos, acciones educativas adecuadas a
sus características y necesidades, olvidando los prejuicios con los que ha sido
duramente bombardeado a lo largo de los años.
Naturalmente ello implica
enfrentarse al propio envejecimiento con una nueva actitud distinta a la
tradicional de declive o decadencia y considerarla como un nuevo proyecto vital
y una etapa más de vida. Y para ello,
disponer de cierto componente educativo es un factor esencial para facilitar a
las personas mayores el acceso a los medios de participación social y a los
recursos socioculturales que la sociedad pone a disposición de los ciudadanos,
teniendo claro que cuando nos referimos a educación no solo hablamos del ámbito
formal como instituciones especializadas ya que, incluso conforme vamos
cumpliendo años, la importancia del nivel de estudios pierde peso como medida
de formación de una persona ganándolo la propia experiencia de envejecer
(Pérez, 2006, pp.303-304).
La clave no
esta en llenar el tiempo de la jubilación
con muchas actividades, sino que tengan sentido y significado aquellas que aprendamos.
Esto se tiene que trabajar, y aquí
puede decir mucho la pedagogía. Uno debería, por lo menos cada día, escuchar
una canción, leer un buen poema, ver un cuadro hermoso y, si fuera posible,
decir unas cuantas palabras razonables, recomendaba Goethe. Las actividades,
por si solas, pueden decir poco. Es necesario que conlleven algún tipo de
desafío, por pequeño que sea o que nos parezca, pero siempre teniendo en cuenta
aquel dicho: “no permitas que aquello que no puedas hacer interfiera en lo que
si puedes hacer”.
Algunas opiniones de expertos en la formación de mayores
Es importante que el jubilado diseñe su plan de vida en:
- Hábitos
positivos de salud.
- Ejercicio
físico suficiente.
- Nutrición
equilibrada.
- Vida
afectiva satisfactoria.
- Potenciación
de intereses vitales.
- Fortalecimiento
de la personalidad.
Estos programas de preparación a la jubilación deben
iniciarse aproximadamente en el período inmediatamente antes de la jubilación,
entre 2 y 5 años. La mayoría de los cursos que actualmente se desarrollan
tienen lugar en esta etapa (60-65 años). En el Seminario celebrado en Frankfur
am Main (Octubre de 1988) sobre “Preparación a la Jubilación en los Paises de
la Comunidad Europea” se hace referencia a otros dos posibles períodos de
formación (1989, Pp 16-17). El primero se llevaría a cabo diez años o más antes
de lajubilación. Phillipson y Strang (1983) recomiendan que la planificación de
la jubilación comience precisamente en edad mediana, alrededor de los 40-50
años. Considero que no es tanto una preparación para la jubilación como una
preparación para la vida en la edad adulta. Y el otro período seria el
denominado, de reflexión, después del comienzo de la jubilación.
Estos programas deben ser impulsados y respaldados por el
estado. Y canalizarse bien a través de los departamentos sociales o de
formación de las empresas o bien a través de Instituciones de la Comunidad,
sindicatos, colegios profesionales, etc.
Entre los profesionales implicados en el desarrollo de
estos programas destacamos al pedagogo social, experto en pedagogía de adultos,
dinámica de grupos y técnicas participativas, a médicos, dietistas, abogados,
economistas, etc. También en algunos cursos participan jubilados que narran su
experiencia vivida.
Con respecto a la dinámica de los cursos se impone una
técnica activa con la mayor participación. En este sentido, pueden utilizarse
cuantas técnicas sean necesarias (audiovisuales, psicodrama de grupos,
desempeño de roles, etc.). Parece comprobada la eficacia de los grupos de
discusión sobre presentaciones magistrales de los temas para obtener un mayor
conocimiento sobre los aspectos relativos a la jubilación (Parker, 1982). (Par
Dice
Rosario Limón:
La educación de adultos y la
educación permanente, confluyeron necesariamente en la gestación de la
Animación sociocultural. Ya en 1966 el Consejo de Europa afirmo:
“la educación
permanente para ser verdaderamente eficaz, debe complementarse con una política
de Animación sociocultural… la educación permanente debe estar unida al trabajo
social y al desarrollo comunitario”.
En el caso especifico de la tercera
edad la animación sociocultural es un proceso de intervención que partiendo de
una realidad compleja, pero concreta, trata de modificarla y mejorarla desde un
punto de vista humano integral. la Animación sociocultural es también un estilo
de trabajo, una metodología basada siempre en el grupo y en un equipo de
trabajo, una pedagogía activa para promover la participación de los propios
beneficiarios. Señala José Luís Jordana (1998) que la Animación sociocultural
es un conjunto de tecnicas sociales aplicadas a mejorar la calidad de vida y a
desarrollar la propia comunidad.
Se apoya en un método pedagógico
basado en el dialogo y en la participación, que potencia la capacidad critica y
creadora de la persona y que conduce a la solidaridad y al compromiso social.
Cuatro
dimensiones dan sentido y coherencia a la acción de la Animación sociocultural:
- sociológica, que nos coloca en una
estructura social determinada, en un tiempo y espacio concretos, que nos
ofrece sus posibilidades, sus frenos y limitaciones y que, por
consecuencia, requiere un análisis y diagnostico de la realidad donde se
va a intervenir.
- Pedagógica, que hace referencia a un estilo de
trabajo, que se centra en la reflexión en común, el dialogo y la creatividad,
que requiere por tanto una toma de conciencia y una decisión conjunta.
- Comunitaria, que nos hace sentirnos
solidarios y compañeros, que requiere fomentar las relaciones de grupo y
comunidad, que se mueve siempre en un ambiente de convivencia y trabajo en
equipo.
- Teológica, que clarifica la finalidad
hacia la que caminamos, que da sentido y coherencia a nuestra acción, que
significa el ideal y la utopía hacia donde se dirigen nuestros esfuerzos.
Según
el análisis realizado en la ponencia sobre “Igualdad de Oportunidades”
presentada en el III Congreso Estatal de Personas Mayores, la oferta educativa
en nuestro país puede diferenciarse en seis áreas fundamentales (CEPM; 2009,
pp. 6-7):
- Educación como alfabetización, ya que muchos de nuestros mayores,
por circunstancias sociohistoricas, no tuvieron la oportunidad de cursar
los estudios básicos, sobre todo en el caso femenino.
- Educación para el ocio y la
cultura, que
se ha incrementado en los últimos años considerablemente.
- Educación orientada hacia la
preparación para la jubilación,
dado que ha aumentado considerablemente la esperanza de vida, por lo que
se requiere, cada vez mas, la necesidad de reflexionar acerca de los
nuevos proyectos que queramos desarrollar en esta nueva etapa de la vida.
- educación para promover la
participación
que desde el año 1992, a través de la ANS, se proclamaba en el plan
Gerontológico Nacional.
- Educación para la
sensibilización hacia el envejecimiento, en la línea de difundir las dimensiones
positivas de la persona mayor para proporcionar un envejecimiento activo y
así prevenir contra la dependencia.
- educación para el desarrollo personal, adaptándose a los nuevos cambios sociales sobre todo el ámbito de las nuevas tecnologías.
Ezequiel Ander_Egg (1998):
La animación Sociocultural es una
forma de acción sociopedagogica que, sin lograr un perfil de actuación
totalmente definido, se caracteriza básicamente por la búsqueda e
intencionalidad de generar procesos de participación de la gente…crear espacios
para la comunicación interpersonal, al mismo tiempo que excluye toda forma de
manipulación…ayuda a la organización, anima, para que cada uno sea protagonista
en la forma, medida y ritmo que el mismo determine (p.31).
Sobre la docencia y
los docentes que trabajan con las personas mayores
En la actualidad, quienes imparten formación a los mayores lo
componen un amplio sector que junta muchos profesionales de distintas ramas.
Muchos de ellos no tienen una especial formación docente. Podemos encontrar
desde docentes que son expertos en áreas de contenido, por ejemplo estudiantes de informática, hasta
otros expertos que ejercen su labor prioritaria en otros contextos educativos,
como por ejemplo profesores de
universidad como docentes en programas universitarios para personas mayores.
Considero
importante, que ante esta diversidad, deberíamos marcar algunas funciones desde
un Punto de vista psicopedagógico que fueran prioritarias con estos
profesionales y para ello cito a Feliciano Villar:
- formarles
sobre las características diferenciales de las persona mayor como
aprendiz, así como sobre posibles métodos o estrategias didácticas para
emplear ante los problemas de enseñanza y aprendizaje mas comunes en la
practica con personas mayores.
- Ayudar
a una reflexión sobre propia actuación como docentes y sobre la influencia
de su comportamiento sobre la dinámica social y educativa del grupo.
- Formarles
sobre la aplicación de instrumentos psicopedagógicos de evaluación y
seguimiento de los participantes.
- Mediar
en los posibles conflictos que pudieran originarse entre ellos, los
participantes y/o los representantes de la institución, así como asesorar
sobre posibles recursos de intervención cuando se produzcan conflictos
entre los participantes o entre estos y la institución.
- Coordinar reuniones de puesta en común entre diferentes docentes (con la participación, en el caso de que sea pertinente, de representantes de la institución o de los participantes).
Una
figura muy característica dentro del sector de la Animación Sociocultural es el
educador
La
figura del educador:
Funciones del educador de personas mayores:
- sensibilizar
y despertar el interés en las personas mayores para lograr la
participación social, a partir de su realidad personal y social.
- lograr
la cohesión social del colectivo y de la comunidad en el que se
desenvuelve.
- administrar,
gestionar y dirigir a centros, servicios y recursos del ámbito
socioeducativo y sociocultural del colectivo de personas mayores.
- orientar,
asesorar e informar a nivel personal, grupal o comunitario, con respecto
al ámbito socioeducativo y cultural del colectivo de personas mayores.
- fomentar
el espíritu crítico y concienciar a las personas mayores de la necesidad
de reflexionar sobre su realidad para poder modificar las estructuras y propiciar
el cambio social.
- establecer
procesos de comunicación y mediación entre el colectivo de personas
mayores y entre este y la comunidad.
- formarse continuamente para responder adecuadamente a los nuevos retos que deba asumir en el trabajo socioeducativo con personas mayores.
Podríamos decir que la labor del educador de personas
mayores tendría que estar orientada en
varias direcciones (Escarbajal de Haro, 2004, pp.106-111):
- Crear
un buen ambiente de trabajo colaborativo.
- Motivar
y provocar la participación e implicación de las personas mayores con las
que trabaja.
- Posibilitar
que las personas mayores expresen sus ideas, sentimientos y actitudes
hacia objetivos comunes.
- Ayudar
a los mayores a ser conscientes de que el aprendizaje reflexivo es un
proceso idóneo porque sus
experiencias se trasforman en conocimientos, habilidades, actitudes,
valores, creencias.., para seguir creciendo.
- Favorecer la puesta en marcha de acciones que sean fruto de la toma de decisiones de las propias personas mayores con las que se trabaja.
Informes estadísticos sobre la población de adultos y
mayores
Como se reconoce en las
normas internacionales, las personas de edad deben disfrutar del derecho a la
educación, tanto en instituciones públicas como privadas y desde la perspectiva
del aprendizaje permanente. Además, los
Estados deben realizar esfuerzos para promover políticas activas de
erradicación del analfabetismo, en particular entre las mujeres de edad; el
acceso y la participación activa de las personas de edad en las instituciones y
actividades culturales, incluidas las de voluntariado; y programas de educación
que les permitan transmitir sus conocimientos, cultura y valores espirituales.
(Los derechos de las
personas mayores. Materiales de estudio y divulgación. Naciones Unidas, junio
de 2011.)
En cuanto al nivel de
formación alcanzado por los participantes en cursos de formación (reglados o no
reglados), el 9,2% de personas de 55 años o más obtuvo un título de Educación Superior
y Doctorado; el 5,8% de Bachillerato; el 4,5% de la ESO y el 2,4% inferior a la
1ª etapa de la ESO. En su mayoría lo obtuvieron a partir de formación no
reglada (8,7%, 5,5%, 4,3% y 2,2% respectivamente).
La edad y el nivel educativo
influyen en la participación en el aprendizaje de adultos. La participación en
todo tipo aprendizaje –formal, no formal e informal– tiende a ser rechazada
entre las personas mayores (de entre 55 a 64 años) alcanzando sólo el 27%
frente al 50% del grupo de edad de entre 25-34 años. La menor tasa de
participación, el 14%, se encuentra entre la cohorte de más edad y menor nivel
de educación, frente al 65%, de las personas más jóvenes con educación
terciaria.
Pese a todo el porcentaje de
mujeres de más de 65 años que participaban en al menos una actividad de educación
no formal es más elevado que el de los hombres, un 7,34% frente al 5,72%.
Registrando en ambos sexos apenas participación en actividades de aprendizaje
formal, de media un 99,28% de los mayores de 65 años no realiza ninguna.
Las personas mayores –según
algunas de las conclusiones del proyecto AEPUMA–, cuentan con recursos
cognitivos suficientes como para seguir Programas Universitarios para Mayores,
e incluso mediante investigaciones recientes se ha demostrado que producen
efectos positivos en la salud y en el propio funcionamiento cognitivo.
La estrategia Europa 2020
(Resolución del Consejo de la UE sobre un Plan Europeo renovado de Aprendizaje
de Adultos para un crecimiento inteligente, sostenible e integrador reconoce
que el aprendizaje permanente y el desarrollo de competencias son aspectos
clave de la respuesta a la actual crisis económica, al envejecimiento de la
población y a la amplia estrategia económica y social de la Unión Europea. E insta
a los países miembros entre otras cosas a “elaborar un adecuado programa de
formación de adultos para promover que su envejecimiento sea activo, autónomo y
saludable y aprovechar sus conocimientos, experiencia, capital social y
cultural en beneficio del conjunto de la sociedad; y a comprometerse
decididamente en el fomento del aprendizaje de adultos como medio de fomentar
la solidaridad entre los diferentes grupos de edad (por ejemplo, mediante un
«pacto intergeneracional») y entre culturas y personas de todos los orígenes.
El desafío para los sistemas
de aprendizaje de adultos es doble, según indicó la Comisión Europea en la
Comunicación nunca es demasiado tarde para aprender.
Por una parte se trata de
garantizar una vida laboral más larga, para ello es necesario mejorar las
cualificaciones y aumentar las posibilidades de aprendizaje permanente de los trabajadores
de más edad. Para mantener su empleabilidad hay que invertir en su educación a
o largo de su vida.
Y por otra parte es preciso
ampliar la provisión de aprendizaje a los jubilados, ya que las personas llegan
a esta etapa de su vida en mejores
condiciones físicas y mentales y la esperanza de vida después de ella está
creciendo. El aprendizaje debería ser una parte integrante de esta nueva fase
de su vida. En esta misma Comunicación, la Comisión en su Mensaje 4 insta a los
Estados miembros a invertir suficientemente en la educación y la formación de
las personas de más edad, pero, sobre todo, a garantizar su eficacia
concibiendo una educación y formación adaptadas a las necesidades de los
alumnos.
La educación de adultos
debería basarse en los siguientes principios:
a) Estar concebida en
función de las necesidades de los participantes aprovechando sus diversas
experiencias, y asignando la más alta prioridad a los grupos menos favorecidos desde
el punto de vista educativo, dentro de una perspectiva de promoción colectiva.
b) Confiar en las
posibilidades y en la voluntad de todo ser humano de progresar durante toda su
vida, tanto en el plano de su desarrollo personal como en relación con su
actividad en la vida social.
c) Despertar el interés por
la lectura y fomentar las aspiraciones culturales.
d) Suscitar y mantener el
interés de los adultos en formación, recurrir a su experiencia, reforzar su
confianza en sí mismos y facilitar su participación activa en todas las fases
del proceso educativo que les concierne.
e) Adaptarse a las
condiciones concretas de la vida cotidiana y del trabajo, teniendo en cuenta
las características personales del adulto en formación, su edad, su medio
familiar, social, profesional o residencial y las relaciones que les vincula.
f) Lograr la participación
de los adultos, de los grupos y de las comunidades en la adopción de decisiones
en todos los niveles del proceso de educación, en particular en la
determinación de las necesidades, en la elaboración de programas de estudios,
en la ejecución y evaluación y en la determinación de las actividades
educativas con arreglo a la transformación del medio laboral y de la vida de
los adultos.Desde mi experiencia
En mi trabajo de formación no reglada y en particular relacionada con la Animación sociocultural,
donde se conjugan el aspecto gerontológico y el envejecimiento activo con el
que se desempeña el humor, las emociones positivas y la risa tanto para la
salud como para el bienestar emocional.
El
proyecto que llevo desarrollando desde hace cuatro años “El sentido del humor,
su repercusión en la calidad de vida de las personas mayores”.
Se
dice que los mayores son poco participativos, pero el error está en que no
participan porque muchas veces se les ofrecen demasiadas actividades, de las
cuales una gran mayoría no les motiva.
Trato de enseñar a las personas
mayores estrategias y habilidades Intra e interpersonales con la intención de
que aparte de conocer y reconocer emociones y vocabulario emocional, empatía,
autoestima y habilidades sociocognitivas como la toma de decisiones. Lograr
como una prioridad mejorar su sentido del humor para superar fustracciones, el duelo. Salir y comunicarse con los demás,
superar momentos de apatía así como valorar aquellos momentos, situaciones y
personas que nos hacen reír y divertirnos con el objetivo de establecer una
buena comunicación consigo mismo y con las personas con las que se
interrelaciona y con el entorno.
Utilizar el humor como herramienta educativa,
es una de las causas mas serias e inteligentes que se les ha ocurrido al ser
humano. Si al comenzar un curso, un taller, sorprendemos, rompemos los
esquemas, mantenemos la atención, de los alumnos, con un juego, una dinámica
estamos logrando, que el alumno, comience a mostrarse a descubrir un mundo
fascínate que pondrá en movimiento todas las emociones y de ninguna manera lo
dejara indiferente.
Dos generaciones que confluyen, dos
generaciones que conviven:
Una, la generación de la resignación, la que ahora es mayor, la
que nos ha cuidado, guiado y educado.
Donde la gran mayoría son dependientes tanto de sus familias como del estado.
Una generación basada en el silencio, invisibles para una sociedad que solo
piensa en Subsistir tratando de superar todos los problemas que se le van presentando en estos tiempos de crisis.
La otra y en la que me incluyo, una generación inconformista,
una generación inquieta, nacida a partir del año 50, donde la mayoría de sus
miembros supera ya los 50 y van camino
de la jubilación.
Las dos conviven, pero la segunda tiene un compromiso moral con
la primera y es el de favorecerles en todo lo que se pueda.
No debemos depender de
nadie, tenemos edad para saber lo que nos conviene y como querer vivir a partir
de nuestra jubilación.
Quiero hacer una pequeña reflexión y para ello voy a partir de
unas ideas de Belando con las que voy a conectar y deciros hacia donde quiero
encaminar lo que entiendo por donde debe ir dirigido nuestro futuro tanto como
educadores como persona que va a llegar a la vejez:
(Belando, 2000:37:38). Destacamos las
siguientes:
- La persona que envejece debe desarrollar
estrategias de afrontamiento constructivas para tener un envejecimiento
saludable, pero dichas estrategias
deben estar presentes en etapas anteriores de la vida; de otro modo
seria difícil su adopción, aunque no imposible, pues el ser humano es
susceptible de perfeccionamiento y puede adquirir en esta etapa hábitos
saludables de vida.
- Tener vínculos de intimidad, afecto y cariño, no solamente con la pareja y la familia, sino con los amigos y otros grupos.
Entre envejecer en casa, con una vejez que se presenta
difícil, o la de que solo me planteen
como alternativa la residencia, tan temida para muchos, esta el compartir con quien quiera o como yo quiera mi tiempo mi vejez,
quiero empezar desde ahora mismo e ir
marcando mis tiempos y mis ideas sobre lo que deseo y juntarme con quien piensa igual o parecido a mi.
Quiero buscar maneras, acuerdos donde un grupo de personas creen
vínculos y con el tiempo estén capacitadas a compartir unas normas de vida, de
convivencias para hacer más llevadera
las actividades diarias. Es decir crear un entorno que sea amigable y
comprometido.
Creo en el grupo, en la fuerza que tiene, en la ayuda emocional que puede provocar para
que las personas permanezcan activas realizando las actividades con las que se
encuentren a gusto. Donde se promueva una convivencia de respeto y buenas
normas. Donde se participe de manera activa, critica. Donde abunde una buena
comunicación, basada en la empatia, donde tengamos la libertad de ser
asertivos.
Debemos llegar a convivir
en comunidades donde la ética de unión debería ser el respeto y la solidaridad. Comunidades donde seamos activos y donde
todos participen, donde se excluya todo tipo de manipulación animando a todos
los miembros del grupo a que sean protagonistas. Donde los ritmos los ponga
cada uno.
Pertenecer a un grupo y participar en
su actividad llevara a que surjan inquietudes y necesidades que les motivara para el buen desarrollo de
sus tareas. Esto provocara que el grupo
llegue a un compromiso colectivo que hará mejorar sus situaciones
personales y sociales de cada uno de sus miembros donde se crearía una especie
de contrato de solidaridad entre todos.
Para los formadores: se nos presenta una nueva visión del concepto de formación continua:
- Preparase
- Anticiparse
Empezando desde la jubilación y preparando a las personas en
habilidades y fortalezas, tanto Psicoemocionales, como de dinámicas y tecnicas de grupos, habilidades sociales,
“Comunicación, asertividad, empatia, resolución de conflictos. Que aprendan
para llevar una mejor convivencia con las personas con las que van a compartir
una gran parte de su vida.
Me gustaría para finalizar, deciros que hay dos grandes fortalezas que forman parte
de nuestra vida, la primera y que ya he tratado es el sentido del humor su
repercusión en la calidad de vida en los
mayores. La otra, la que se trabaja en este artículo es, la fuerza y el sentido
que da a nuestra vida “EL GRUPO”
Ver este artículo:
Como un bonito ejemplo y no es un mal comienzo: “La republica de los
abuelos”
Bibliografia:
LIMÓN MENDIZÁBAL, Mª.R. (1997). La educación de las personas mayores.
Capítulo 13. En A. PETRUS (Coord.). Pedagogía Social. Barcelona: Ariel
Educación.
LIMÓN MENDIZÁBAL, Mª.R. (2001). Datos para una Pedagogía Gerontológica.
Revista de Educación, 324, 341-361.
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427-451. En Mª L. SARRATE (Coord.). Programas
de animación sociocultural. Madrid: UNED.
ALVAREZ, J. A. Informe por el fomento de la formación tras la jubilación
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Ediciones Aljibe.