domingo, 8 de diciembre de 2013

PEDAGOGIA DEL HUMOR (2ª parte)

Reunión de miembros de humor aula
 
 
Funciones del humor
 
Nos dice Jesús Damian en uno de sus artículos, que el sentido del humor aplicado  a la educación desempeña una serie de funciones de un incalculable valor pedagógico. Seguidamente realizaremos un repaso por cada una de ellas.
 
1-      Motivadora
Mediante esta función el sentido del humor consigue despertar en los educandos el espíritu de búsqueda e interés por la materia. Las personas debidamente despiertas descubren nuevos horizontes de aprendizaje. Aumenta el gusto por el saber y la necesidad de comprender todo cuanto le rodea. Fomenta una actitud positiva ante la tarea.
 
2-      Función de camaradería y amistad
Ayuda a establecer sanas y correctas interacciones entre los sujetos. Se fomenta la unión y cooperación entre los miembros del grupo. Ayuda a compartir el tiempo necesario para la realización de tareas. Posibilita un clima de cordialidad y confianza. Refuerza y consolida los lazos de amistad.
 
3-      Función de distensión
 
El humor y la risa funcionan como válvula de escape ante situaciones imprevistas o conflictivas. Ayuda a liberar la tensión acumulada. Ayuda a relajar la tensión muscular. Es un alivio en los momentos de crisis o de conflicto. Ayuda a desdramatizar las preocupaciones y vivirlas positivamente.
 
 
4-      Función de diversión
Mediante esta función se experimentan sensaciones de alegría y de estar contento. Se goza en compañía de los otros. Se vivencia de reír juntos.
 
 
5-      Función defensiva
En ocasiones el humor se utiliza para defenderse de sus adversarios. Se consigue reír uno de sus propias faltas o dificultades antes de que lo hagan los otros. Por medio de esta función se consigue debilitar y contener los ataques explícitos o entrevelados de los supuestos enemigos. Uno se muestra frágil y sobre todo humano, lo que hace ganarse la aprobación y sobre todo afecto de sus contarios.
 
6-      Función intelectual
La utilización del humor en la educación hace desarrollar el componente cognitivo y racional de los sujetos.
Ayuda a desterrar los pensamientos distorsionados. Favorece el análisis de las situaciones teniendo en cuenta todos los elementos que la conforman. Ayuda a establecer conexiones nuevas. Se potencia la imaginación como herramienta para conseguir el deseado cambio de la sociedad.
 
7-      Función pedagógica
Ante la pedantería del método, el sentido del humor aplicado al campo educativo consigue que se mejore y agilice los procesos de enseñanza y aprendizaje. Asimismo ayuda a mejorar la relación entre los agentes protagonistas de la educación. Dicho de otra manera más sencilla, por medio del sentido del humor se enseña mejor y se aprende con mayor facilidad.
 
8-      Función terapéutica
No podemos obviar la función terapéutica del humor cuando hablamos de la educación desde el punto de vista de la prevención terciaria o resocialización terapéutica.
 
 
 
 
Justificación de una enseñanza con humor
 
Jesús Damián Fernández. Pedagogía del humor (en "El valor terapéutico del humor", Desclée De Brouwer. Bilbao, 2002)
 
"Aplicar el sentido del humor en la educación nos ayuda a superar las frustraciones, a relativizar los fracasos, a sobrellevar los desencantos, a desterrar los momentos de apatía y desánimo con el objetivo de establecer una buena comunicación con nosotros mismos y con el entorno en donde realizamos nuestra labor educativa.
"Asimismo el sentido del humor empleado en el campo educativo nos proporciona nuevas perspectivas para analizar la realidad. Nos descubre divertidas formas de enfocar nuestro trabajo. Nos muestra nuevos métodos de intervención. Nos invita a estar más despiertos. Potencia nuestro ingenio y creatividad. Ayuda a construir y diseñar originales instrumentos y recursos educativos."
 
Por último aplicar el sentido del humor como elemento didáctico motiva a los educandos para el aprendizaje. Los predispone en una inmejorable actitud positiva. Posibilita un clima distendido y agradable. Favorece la empatia del educador. Potencia la simpatía entre el educador/educando. Facilita nuevas herramientas de trabajo. Ejercita creativas destrezas y habilidades docentes.
 

Dimensión cognitiva del humor


Los estudios sobre el humor coinciden en que éste tiene una dimensión cognitiva: permite  o facilita el acceso al conocimiento.
  • Por un lado, como dice Peter Berger, la perspectiva humorística (la visión desde el humor) desvelaría aspectos de la realidad que cuestionan los prejuicios o puntos de vista subjetivos del observador.
  • Por otro lado, esta perspectiva permitiría captar aspectos de la realidad ocultos desde una visión "seria", no humorística.
Tanto la superación de la subjetividad como el descubrimiento de otras perspectivas de la realidad tienen una importancia fundamental en el mundo educativo, ya que son condiciones imprescindibles para cualquier aprendizaje creativo y liberador. Con más razón, en el campo de la educación en valores.
Con este objetivo, la incorporación de la dimensión cognitiva del humor se puede plantear a través de dos vías: como propuesta de trabajo dentro de una materia concreta (tomando como punto de partida y motivo de reflexión el chiste, el gag, la película cómica, la música humorística, etc.), o como actitud general (el sentido del humor) promovida por el educador en las relaciones del aula.
En relación a la primera vía (en la que basamos las propuestas que presentamos), quizás nos pueda servir de referencia y estímulo los chistes que los humoristas gráficos publican en los medios de comunicación, al constatar como de hecho imparten (al menos en ocasiones) una especie de "educación no formal" de la sociedad, a veces con un alto grado de incidencia y efectividad. La segunda vía, la importancia de la incorporación del sentido del humor a las actividades cotidianas, la comentaremos más adelante.
 
"La falta de sentido del humor es una desventaja cognoscitiva: excluye la posibilidad de determinadas percepciones y puede que incluso impida el acceso a todo un ámbito de la realidad."
Peter Berger. Kairós. Barcelona, 1999
 
 Precauciones:
 
Teniendo en cuenta el marco educativo en el que nos movemos, la descripción hecha anteriormente de los modelos humorísticos adecuados a nuestros propósitos habría que completarla con lo que podríamos llamar el principio de la oportunidad o del "uso juicioso" del humor en el aula:
"El éxito de enseñar con humor dependerá de qué tipo de humor se usa, si se hace bajo circunstancias apropiadas, en el momento oportuno y de la manera pertinente".
Carlos Alemany y Raúl Cabestrero. "Desarrollo del humor: estudios e investigaciones" (en "El valor terapéutico del humor", Desclée De Brouwer. Bilbao, 2002)
En este sentido, será adecuado además tener presente la reflexión que nos hacen los mismos autores sobre algunos eventuales peligros del uso del humor. Una reflexión que, adaptada libremente al entorno educativo (el texto original está orientado a la relación entre terapeutas y pacientes), podría quedar así:
  • Un educador inseguro puede emplear el humor como defensa en lugar de como medio para transmitir los valores y/o conocimientos oportunos.
  • Eventualmente, esta inseguridad puede llevar al educador, en un momento dado, a emplear la sátira sobre alguno de los alumnos (con el peligro añadido de que el alumno satirizado sea a su vez objeto de actitudes despreciativas o agresivas por parte de otros alumnos o del grupo en general).
  • El educador puede priorizar la búsqueda de la propia popularidad sobre la transmisión de valores o la exposición de la materia correspondiente, distorsionando los auténticos objetivos y poniendo en peligro su consecución.
  • Si no se emplea con cuidado el humor, el educador puede transmitir la idea de que la materia correspondiente no es algo importante, con lo que puede desviar la atención de los alumnos de la verdadera finalidad de la actividad.
  • Esta falta de cuidado también puede fomentar las salidas de tono y las payasadas por parte de los alumnos (sin ninguna relación con el sentido del humor que se pretende fomentar), dificultando por lo tanto el trabajo serio y en profundidad que se persigue.
 
Peter Berger, por su parte, nos advierte:
 
"La capacidad de ver las cosas desde una perspectiva cómica no es necesariamente una cualidad moralmente admirable. La aptitud para lo cómico puede emplearse para una serie de objetivos moralmente reprobables. De hecho (...) el ingenio se puede ejercer con malicia y puede ir asociado a una actitud de nihilismo moral."
Risa redentora. Kairós. Barcelona, 1999
 
 
En definitiva: como sucede con todas las herramientas, dependerá de la habilidad y la honestidad con que se utilice el humor que los resultados que se obtengan sean más o menos positivos. Lo que está fuera de toda duda en cualquier caso es que las posibilidades que ofrece el humor en el aula son muchas (como actitud en general, y como material de trabajo en propuestas concretas). Las cautelas expuestas no pretenden desincentivar su utilización, sino recomendar su uso atento y responsable.
 
 
grupo humor aula 2007
 
 
El humor en educación
 
Todo ha cambiado enormemente en los últimos años a nivel mundial. ”Estamos asistiendo a la irrupción de lo precario, lo impreciso, lo informal en esta fortaleza del empleo de occidente. .. La inseguridad se va extendiendo y será endémica en capas medias aparentemente bien situadas... pronto sólo uno de cada dos empleados tendrá un puesto de trabajo fijo a tiempo completo”. Parece como una marea negra que se extiende por doquier.
Nosotros nos enfrentamos a nuevas situaciones en el trabajo, queremos resolver los problemas como hace años. Y las soluciones no funcionan. Los alumnos son más difíciles hoy día. Ya hay muchachos que se enfrentan abiertamente. A estos hechos se añaden actos de gamberrismo, pintadas en pupitres o paredes, desapariciones de móviles, libros, compases o rotuladores, que realmente le hacen a uno pensar que si una de las asignaturas de la carrera hubiese sido “investigación policial”, uno estaría con más recursos ahora.
La autoridad y el respeto a los profesores, que antes era normal, ahora los tienen que ganar a pulso clase a clase. Los padres apoyaban el trabajo del profesor. Ahora, con frecuencia hacen lo que sea para defender siempre a sus hijos.
            Todo esto hace imprescindible que se produzca un cambio en la manera de educar de los docentes. Un nuevo modelo de enseñanza que cada vez más se extiende en múltiples empresas y trabajos es la enseñanza desde el sentido del humor.
 
 
Definición
 
Definir lo que es el sentido del humor no es tarea fácil. Se trata de un concepto que designa una actitud humana, un determinado talante ante la realidad en que vivimos y, por tanto no es un simple fenómeno, un hecho que podamos aislar, analizar y catalogar al lado de otros. Si se atiende a sus manifestaciones externas de modo exclusivo o principal, puede llegarse a desvirtuar su naturaleza, y no ser capaces de entender su profundo sentido: una persona con cosquillas fáciles no es, obviamente, una persona con sentido del humor, aunque éste se encuentre muy ligado a la risa y a la sonrisa; ni tampoco un espíritu burlón es fruto del sentido del humor, sino más bien su degradación o empobrecimiento. El sentido del humor se relaciona con rasgos tales como agudeza, finura, alegría, oportunidad, serenidad, ecuanimidad y muchos otros. Pero intentar su comprensión por medio de estos rasgos característicos puede ocultar su naturaleza en una maraña analítica de factores y sus relaciones. Por todo esto, en las líneas que siguen se intentará una explicación del sentido del humor partiendo de la definición de distintas personas.
            Atendiendo a la definición de Octavio Paz: "Aprender a ser libres es aprender a sonreír". Se debe aprender a poner de relieve la importancia del sentido del humor en la vida cotidiana. Entendiendo por sentido del humor concretamente la capacidad de saber reírse de uno mismo, de no tomarse demasiado en serio y, por lo tanto,  la capacidad también de aumentar nuestra empatía hacia los demás. El sentido del humor así entendido es una buena herramienta (no la única, pero sí muy útil) para conseguir nuestros propósitos: la construcción de un mundo más amable y más justo, en el que los derechos de todos sean más respetados. Estamos convencidos de su utilidad y de su alta rentabilidad: todos, alumnos y profesores, podemos sin duda aprender a utilizarlo de forma saludable, sacándole un mayor partido.
 
Eduardo Galeano afirma que "El derecho de soñar no figura entre los treinta derechos humanos que las Naciones Unidas proclamaron a fines de 1948. Pero si no fuera por él, y por las aguas que da de beber, los demás derechos se morirían de sed". Él piensa que sin sentido del humor, los derechos humanos quizás no se morirían de sed... pero sin duda la tristeza los acecharía y, a lo mejor, se morirían de melancolía.
 
Ricardo Yepes Store define el sentido del humor como: "El sentido del humor es sentido del fin, y esto es, así mismo, esencial en educación. El educador precisa, antes que nada, saber cuál es el fin de su acción, porque sólo así sabe utilizar eficazmente los medios de que dispone, y sabe incluso encontrar nuevos medios. Le es esencial al educador tener un sentido profundo del fin para no caer en una trampa mortal que Buchíer llamaba "adoración del método". Educar no es conocer bien los métodos educativos, sino tener sentido del fin y poder, así, convertir los medios en métodos educativos. La metodología educativa puede aconsejar una acción, pero si la realidad aconseja otra, el educador prudentemente desatenderá la metodología. Y lo hará con sentido del humor, con alegría; sabiéndose reír de esa metodología que le era tan querida."

            Por último Germán Payo dice que su definición más adecuada de sentido del humor es “el modo diferente de ver la realidad, que determina un modo de sentir y actuar, o como decía Mingote el humor es darse cuenta de que todo es relativo.
            La pregunta que surge entonces es: ¿se puede desarrollar el sentido del humor? Hay gente que parece que ha nacido con el ingenio puesto y reaccionan ante todo con la maestría de un profesional de la comedia. Germán Payo dice que el modo de ver, dirigido a nosotros mismos y a lo que nos sucede, puede entrenarse, volverse más flexible, más creativo, más divertido y eso está al alcance de todos, no sólo de los más graciosos, con un poco de entrenamiento. La razón es que todos somos inteligencia y podemos usarla.
Esta afirmación es básica para fundamentar el proyecto que desarrollaremos más adelante. Nuestro objetivo será enseñar a los profesores de centros de educación primaria a impartir la docencia desde el humor para evitar problemas como el estrés.
 
 ¿En qué consiste?
 
El que tiene sentido del humor es un buscador incansable del ser real de las personas en medio de las apariencias inmediatas que se traducen en el humor, bueno o malo. Es un rastreador constante de la alegría, como primer efecto de esa consideración de la bondad del ser personal. Por eso, es un buscador de la risa y de la sonrisa. Pero no toda risa y toda sonrisa le satisface, sino sólo aquélla que surge de la búsqueda de lo bueno en medio de lo que parece malo. De ahí que la burla, el sarcasmo y -frecuentemente la ironía no sean manifestaciones del sentido del humor, aunque te hagan reír o sonreír; pues éstas, en efecto, no responden a esa búsqueda de la bondad permanente en medio de los humores transitorios. Por el contrario, la burla y el sarcasmo persiguen resaltar lo malo, lo defectuoso. Un ejemplo está en las parodias o imitaciones personales: pueden hacerse con sentido burlesco, acremente, exagerando los defectos y complaciéndose en ellos; pero también pueden hacerse con sentido del humor, con dulzura, mostrando tanto los defectos como las buenas cualidades, enseñando el humor de la persona parodiada, es decir, dando ligereza a lo que resulta de suyo grave o solemne. La parodia hecha con sentido burlesco invita al menosprecio; en cambio, la parodia que proviene del sentido del humor propicia el cariño entrañable a la persona parodiada. Por eso, se considera propio del humorista el que dirige su sentido del humor hacia sí mismo en primer lugar.
Decía Hermann Nohí: un niño es una cosa muy seria, pero, ¿quién puede tomárselo en serio solamente? Para este autor, el sentido del humor es uno de los tres rasgos principales que conforman el ser del educador.
 
Objetivos del humor en educación
Cualquier manifestación humorística puede ser usada con intención educativa. Así, la llamada Psicología positiva impulsa todo lo necesario para que el cuerpo fortalezca la salud. Sus objetivos son:
 
  • Potenciar una serie de cualidades y recursos personales que desarrollen la salud mental.
  • Prevenir los trastornos.
  • Fomentar la agilidad mental.
  • Ayudar a mantener la constancia.
  • Exaltar el entusiasmo del docente.
  • Fomentar el control de los impulsos, el tesón.
  • Ejercitar la intuición.
  • Mejorar las habilidades sociales.
  • Ayudar a adquirir una  percepción adecuada de las situaciones.
  • Dominar el manejo de las emociones.
  • Aumentar la paciencia.
  • Intensificar la curiosidad y
  • En definitiva mejorar el sentido del humor.
Sin más, debemos recordar que la educación no es una mera habilidad para hacer que las personas actúen a su antojo y aprendan cuanto uno desee. La educación es también escuchar, elegir el momento adecuado y permitir al alumno manifestarse espontáneamente, facilitando su felicidad, la sociabilidad y el desarrollo de sus facultades emocionales. Y para ello ¿Qué mejor instrumento que la risa?





 
 
 
BIBLIOGRAFÍA
-          Díaz Martínez, José Ramón. Proyecto: “El sentido del humor, su repercusión en la calidad de vida de adultos y mayores”.
-          Payo Losa, Germán “Taller: Prevención de riesgos psicosociales a través del humor. Reírme de mí mismo”.
-          Payo Losa Germán (1994), Cuando el humor entra en la escuela. Rev. Cuadernos de Pedagogía nº 228
-          Página Web: www. Monografías.com.
-          Camacho Pérez, Salvador “El humor en la educación” Universidad de Granada.
-          Damian Fernández, Jesús. Pedagogía del humor (En “El valor terapéutico del humor”, Desclée de Brouwer. Bilbao, 2002.
-          Larrauri, Begoña. (2006). Programa para mejorar el sentido del humor. Madrid: Pirámide