La formación, tanto formal, como no formal con personas mayores, sigue dos pautas:
• Prevenir declives prematuros como consecuencia del envejecimiento normal y/o patológico.
• Desarrollar o potenciar el crecimiento personal y aumentar la calidad y disfrute de la vida.
En cuanto a la primera vemos que:
El contacto con otras personas; el aprendizaje mediante el uso de recursos culturales hace que las personas estén menos expuestas a la depresión e incluso algunos trabajos han mostrado una relación favorable para retrasar o evitar algunas enfermedades como el Alzheimer.
Destacar la importancia y el interés que debe tener la estimulación intelectual para nosotros. Tenemos que la educación, al proporcionar un conjunto de patrones de actividad intelectual, (ejemplo: a través de la lectura, la escritura, actividades discursivas que ejercitan el desarrollo del lenguaje y el pensamiento, etc.) ayuda a seguir manteniendo los niveles de activación cerebral o, en muchos casos, a recuperar y compensar la perdida de estimulación ambiental o contextual que, de manera particular, se produce después de la jubilación laboral.
Desarrollar o potenciar el crecimiento personal y aumentar la calidad y disfrutar de la vida:
La intervención socioeducativa en la vejez busca aumentar los niveles de autonomía personal y de pertenencia social, evitando el distanciamiento gradual y progresivo y disminuir los de dependencia familiar y social, mediante el desarrollo de nuevos papeles y funciones sociales como los que se derivan de la participación social, cultural o educativa.
Otro aspecto básico es que el escenario en el que se realiza la actividad educativa (mediante actos de habla, escucha y de relación con otros) generalmente viene dado por un contexto grupal. La fuerza del grupo como fuente de apoyo social resulta un ingrediente fundamental, siendo considerado el contacto con los demás un apoyo imprescindible para la salud y el bienestar personal.
Los programas de educación permanente para personas mayores:
Tendría que ser un programa que se adaptase a sus necesidades y con la finalidad de contribuir a mejorar sus situaciones de vida tratando de integrar los aspectos de la educación formal (cuando esta es requerida y solicitada en diferentes materias de estudio de su propio interés) con las actividades no formales e informales.
Según el análisis realizado en la ponencia sobre “Igualdad de Oportunidades” presentada en el III Congreso Estatal de Personas Mayores, la oferta educativa en nuestro país puede diferenciarse en seis áreas fundamentales (CEPM; 2009, pp. 6-7):
1. Educación como alfabetización, ya que muchos de nuestros mayores, por circunstancias sociohistoricas, no tuvieron la oportunidad de cursar los estudios básicos, sobre todo en el caso femenino.
2. Educación para el ocio y la cultura, que se ha incrementado en los últimos años considerablemente.
3. Educación orientada hacia la preparación para la jubilación, dado que ha aumentado considerablemente la esperanza de vida, por lo que se requiere, cada vez mas, la necesidad de reflexionar acerca de los nuevos proyectos que queramos desarrollar en esta nueva etapa de la vida.
4. Educación para promover la participación que desde el año 1992, a través de la ANS, se proclamaba en el plan Gerontológico Nacional.
5. Educación para la sensibilización hacia el envejecimiento, en la línea de difundir las dimensiones positivas de la persona mayor para proporcionar un envejecimiento activo y así prevenir contra la dependencia.
6. Educación para el desarrollo personal, adaptándose a los nuevos cambios sociales sobre todo el ámbito de las nuevas tecnologías.
La asociación Mundial del Ocio y la Recreación indica que el propósito principal de la educación para el ocio es el desarrollo en las personas de valores, actitudes, conocimientos y habilidades que les permita sentirse más seguros y les conduzca a obtener un mayor disfrute y satisfacción vital.
Unido a ello, otros elementos también a tener en cuenta y que van a influir en la mayor o menor realización de actividades por parte de las personas serian
(Elizasu, 2002, p.29):
• Condiciones economías.
• Nivel cultural.
• Estado de salud fisco y/o psíquico.
• Hábitos de ocio previos a la jubilación.
• Etc.
Educación permanente:
1. Las aulas de la tercera edad.
2. Programas universitarios para personas mayores.
3. Animación sociocultural.
Programas universitarios para personas mayores:
Los programas universitarios para personas mayores: Cada Universidad, en el marco de su propia autonomía, es la que define el tipo y características del programa que pretende ofrecer a este grupo de personas.
Aulas de la tercera edad:
Según la UNATE el fin de las aulas de la tercera edad seria:
Promover la Asociación Cultural de las Personas Adultas que deseen perfeccionar su formación artística o de entretenimiento del ocio, mediante la realización de clases, de actividades de: Psicología, Cultura, Idiomas, Música y Canto, Pintura y Dibujo, Cerámica, Yoga, etc. Así como conferencias semanales, teatro, cineforum, audiciones musicales, excursiones, etc.…
Animación sociocultural:
De este modo, la utilización de determinadas técnicas y conocimientos propios de la animación de grupos, entendida como antitesis de la metodología tradicional escolar o de corte academicista, ofrece un sentido relacional y lúdico a la intervención que se convierte en la base de la acción pedagógica en la vejez. En este caso, y aunque la mayor parte de las técnicas de trabajo especificas que utiliza la animación sociocultural puedan estar apoyadas en las técnicas vivénciales de animación de grupos (técnicas y actividades de presentación, conocimiento, comunicación, autoestima, asertividad resolución de conflictos...).
Con la Animación Sociocultural se logra completar los tres ejes de las necesidades de las personas mayores (Sociabilidad, Seguridad, Conocimiento y desarrollo personal).
Podéis ver la formación que impartimos en:
BIBLIOGRAFIA:
MARTINEZ DE MIGUEL LOPEZ, S. Y ESCARBAJAL. A. (2009). Alternativas socioeducativas para las personas mayores. Madrid: Dykinson
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