Adentrarnos
en el mundo oriental y en su filosofía no es perdernos en un mundo
complicado y solo apto para unos pocos eruditos, sino que muchas de
sus enseñanzas están construidas en una realidad sobre lo más
elemental y simple, basada en valores y principios que deben regir el
comportamiento humano y las relaciones entre los hombres y su
entorno, quedándonos rendidos ante su simplicidad y profundidad.
En un
artículo hablé sobre el kaizen:
La
belleza y el desafío del kaizen es que requiere fe. No
necesariamente fe religiosa, o un rígido e irreflexivo compromiso,
pero sí la creencia en el poder de tu cuerpo y tu cerebro para
llevarte a donde necesitas ir. Dando pasos pequeños, orientas tu
brújula mental hacia una nueva dirección, permitiendo que tu mente
haga el resto.
"Añoro
cumplir una tarea grande y noble, pero mi principal obligación es
cumplir pequeñas tareas como si fueran grandes y nobles." HELEN
KELLER
En el artículo de este mes
voy a hablaros del "Kintsukuroi"
Antiguo
arte japonés de recomponer lo roto. Este arte se remonta al siglo XV
y consiste en arreglar las fracturas de los objetos de cerámica, que
con el tiempo o por accidente se han agrietado.
Cuando se
rompe una pieza de cerámica, los maestros Kintsukuroi la reparan con
oro, dejando a la vista la reconstrucción, ya que, para ellos, una
pieza reconstruida es a su vez símbolo de fragilidad, fortaleza y
belleza.
Su
filosofía hace que en lugar de deshacerse del objeto dañado, éste
se recupere, se restaure y luzca de nuevo más fuerte.
La
cerámica es frágil, fuerte y bella a la vez, como las personas. Al
igual que nuestra vida, puede romperse si sabes cómo.
La pieza
así restaurada no trata de replicar el aspecto intacto de la
cerámica nueva ni de ocultar o disimular los daños, sino que los
resalta ennoblecidos con el oro para transformarla otra vez, eso sí,
en algo completo. La restauración es tan especial, y los resultados
tan sorprendentes, que las piezas así reintegradas son con
frecuencia más valiosas que los ejemplares intactos.
Técnica y arte con un
significado trascendente, objetos restaurados que enaltecen su valor,
demostración de fragilidad y de la capacidad de recuperarse que los
hace más bellos, permitiendo admirar las cicatrices y la historia
que cuentan.
El cuerpo
y el alma de las personas, al igual que cualquier objeto de
porcelana, son frágiles y están expuestos al paso del tiempo. Este
paso del tiempo desgasta tu cuerpo y tu alma, hay momentos de tu
vida en que estás roto por fuera y por dentro. Y aquí es donde
tomamos el Kintsukuroi y vemos que lo bueno que tiene dicha rotura,
tanto en el objeto como en el cuerpo y el alma, es que tiene la
posibilidad de repararse mediante el polvo de oro en la cerámica y
las fortalezas humanas y la resiliencia en las personas.
En lo Humano:
Tal vez sintamos que nuestras
relaciones o nuestro corazón están rotos; quizá pensemos que
nuestra vida ya no tiene ningún valor.
Tenemos que buscar nuestra
resina mezclada con oro en cada uno de los rincones de nuestro
espíritu y en él encontraremos las fortalezas
emocionales que
usaremos como herramientas para recomponer lo que se rompe:
Fortalezas.
Curiosidad,
interés por el mundo
Está
abierto a la experiencia, participa de la novedad. Explorar y
descubrir nuevas cosas.
Amor
por el conocimiento y el aprendizaje
Las
personas que poseen esta fortaleza psicológica están motivadas para
adquirir nuevas habilidades, conocimientos o experiencias. Saben que
en cualquier sitio existen oportunidades de aprender.
Juicio,
pensamiento crítico, mentalidad abierta
Esta
fortaleza nos permite enfrentarnos a situaciones novedosas de manera
efectiva, vivir con plenitud y aprender continuamente de lo que nos
rodea. No precipitarse, capacidad de cambiar de opinión. No sacar
conclusiones al azar, sino tras evaluar cada posibilidad.
Creatividad
Con
esta fortaleza disfrutamos produciendo ideas o comportamientos
originales que contribuyen de manera notable en nuestra vida o en la
de otras personas.
Perspectiva,
sabiduría
Sin
la perspectiva y la sabiduría nuestro conocimiento sigue siendo una
mera serie de datos y hechos. La sabiduría es necesaria para que
esos nuevos conocimientos sirvan para mejorar nuestra vida y las
vidas de quienes nos rodean.
Valentía
Una
persona valiente actúa siguiendo sus convicciones y creencias frente
a cualquier peligro o dificultad. Ausencia de temor, separa aspectos
emocionales de los conductuales.
Persistencia
y diligencia
Una
fortaleza que nos mantiene en pie a pesar de los obstáculos,
visualizando nuestras metas, trabajando duro y perseverando en
nuestros esfuerzos hasta que logremos nuestros objetivos., es decir
acaba lo que comienza. Asume y termina.
Integridad,
honestidad, autenticidad
La
integridad nos ayuda a vivir nuestra vida de acuerdo con nuestros
valores personales y responsabilizarnos de quiénes somos y de lo que
hacemos. Gusta de la verdad. Tiene los pies sobre la tierra. Ir
siempre con la verdad por delante, no ser pretencioso y asumir la
responsabilidad de los propios sentimientos y acciones emprendidas.
Vitalidad
y pasión por las cosas
Esta
fortaleza se encuentra en aquellos individuos que viven plenamente
cada momento de la vida, evitando el abatimiento y llenos de energía
vital. Afrontan la vida con entusiasmo. Su energía es contagiosa.
Amor
en cualquiera de sus formas
El
amor es una de las fortalezas que más nos llena y realiza. Eric
Fromm (1956) define cuatro elementos básicos en todas las formas de
amor: Cuidado, Responsabilidad, Respeto y Conocimiento. Tener
importantes y valiosas relaciones con otras personas, en particular
con aquellas en las que el afecto y el cuidado son mutuos.
Generosidad,
altruismo, compasión
Nunca
se está demasiado ocupado para hacer un favor, realizando buenas
obras para los demás. El verdadero altruismo significa cuidar o
ayudar a los demás por el hecho en sí y no por un reconocimiento
especial o cualquier tipo de galardón.
Inteligencia
social
Si
la inteligencia emocional se refiere a la capacidad para utilizar la
propia información emocional de manera eficiente, la inteligencia
social se refiere a la capacidad de comprender y apreciar los matices
emocionales de una relación. Ser consciente de las motivaciones y
sentimientos de los demás y saber responder a ellos. Es decir tener
empatía.
Civismo,
responsabilidad social, trabajo en equipo
Las
personas con esta fortaleza son aquellos individuos que se orientan
hacia la comunidad tanto o más que hacia su propio interés. El
civismo conlleva una participación con la comunidad, la búsqueda de
igualdad y cooperación, la cohesión social y el optimismo.
Sentido
de la justicia, equidad
Esta
fortaleza conlleva el desarrollo de habilidades para el consenso
equitativo, la sensibilización con la justicia social, la expresión
de compasión por los demás y la perspicacia necesaria para
comprender las relaciones y obtener resultados equitativos. No deja
que los sentimientos personales influyan en decisiones sobre los
otros, dando a todo el mundo las mismas oportunidades.
Liderazgo
Organiza
y se asegura de que las cosas se lleven a cabo. Mantiene las
relaciones entre los miembros de su equipo.
Capacidad
de perdonar, compasión
La
fortaleza psicológica del perdón se caracteriza por “perdonar a
aquellos que han cometido un error, aceptando sus defectos, dando a
la gente una segunda oportunidad, y liberándose de emociones
negativas como la ira o la angustia.” El perdón es beneficioso
para nuestra vida interior.
Modestia,
humildad
Dejar
que sean los demás los que hablen de uno mismo. La verdadera
humildad necesita de una gran autoestima para poder hacer un análisis
realista de nuestras capacidades, reconocer nuestras limitaciones y
abrirnos a nuevas ideas. No le interesa ser centro de atención,
prefiere que sus logros hablen por ella/él.
Prudencia
Ser
cauteloso a la hora de tomar decisiones, no asumir riesgos
innecesarios ni diciendo o haciendo nada de lo que después uno se
puede arrepentir.
La
prudencia es una orientación hacia nuestro futuro personal, una
forma de razonamiento práctico y autogestión que ayuda a lograr los
objetivos individuales a largo plazo de manera eficaz.
Auto-control,
auto-regulación
Esta
fortaleza nos ayuda a controlar nuestros deseos, emociones y
conductas con el objeto de obtener alguna recompensa posterior. Es
capaz de estar de buen humor incluso en situaciones delicadas.
Apreciación
de la belleza y la excelencia, capacidad de asombro
La
apreciación de la belleza está muy relacionada con la elevación,
el asombro, la admiración, la sorpresa o el maravillarse. Se
convierte en una fortaleza cuando las personas descubren la belleza y
la excelencia a su alrededor y esta experiencia les deja una
maravillosa mezcla de relajación, sobrecogimiento y ganas de
reaccionar de manera positiva.
Gratitud
Ser
consciente y agradecer las cosas buenas que a uno le pasan. Saber dar
las gracias.
Esperanza,
optimismo
Esperar
lo mejor del futuro, planificar y trabajar para conseguirlo. Actitud
positiva.
Sentido
del humor
La
capacidad para relativizar y destrozar las rígidas reglas de nuestra
vida, trascenderla y aumentar nuestra perspectiva. El sentido del
humor aumenta nuestras emociones positivas. Gusta de reír y hacer
reír a otras personas. Ver el lado positivo de la vida.
Espiritualidad,
fe, sentido religioso
Posee
una filosofía concreta de la vida, que le añade significado,
propósito y vinculación con algo más elevado que da forma,
determina nuestra conducta y nos protege.
Reparar nuestras
imperfecciones con la resina de la
reconciliación, cada
error cometido en nuestra vida nos ha dejado una enseñanza, nos ha
convertido en las personas que somos. Si en lugar de ocultar nuestros
errores, mostramos nuestra fortaleza al superarlos, seremos como las
pequeñas vasijas japonesas que, orgullosas de su historia, muestran
sus imperfecciones cubiertas con el metal precioso de su cambio.
A veces la vida nos juega
malas pasadas, nos fragmenta el alma con la muerte de un amigo, un
familiar, nuestra pareja.. Pasará un tiempo y el alma se irá
recomponiendo lentamente, trozo a trozo, con la ayuda de la fe, la
resignación frente a lo inevitable.
Si te equivocaste lastimando
aquello que amabas, repara tus errores con el oro de tu amor, de tu
arrepentimiento.
Debemos darnos cuenta que el
oro que utilizaremos para reparar nuestro corazón, está dentro de
nosotros.
El arte japonés Kintsukuroi
nos enseña la manera de encontrar el verdadero valor de las
personas. Este valor no está en su perfección, sino precisamente en
sus imperfecciones; pero, sobre todo, en su reparación misma que
junto a todas sus cualidades, trasforma a las personas en seres
dignos de admirarse´.
"los caracteres mas
sólidos están plagados de cicatrices"
Jalil Gibrán.
"El mundo nos rompe a
todos pero, después, muchos se vuelven fuertes en los lugares rotos"
Ernest Hemingway.
Tiene que ver con la
posibilidad que tenemos, que está en nuestras manos de hacer cosas
maravillosas a partir de nuestras equivocaciones o de una mala
experiencia... no sólo aprender de ellas, sino salir fortalecidos,
enriquecidos.
¿Cuántas veces no te has
atrevido a hacer algo por miedo a equivocarte? ¿A cuántas cosas
has renunciado por temor a no lograrlo?
Debemos saber que con haber
dado el primer paso ya obtendríamos un beneficio, el placer de
haber tomado la decisión de intentarlo, de sentirnos valientes,
útiles.
Tal como sucede con los seres
humanos, a veces herimos o nos hieren. Debemos intentar corregir los
errores fortaleciendo, reparando y recuperando relaciones y
situaciones para seguir adelante. Una forma diferente de mirar la
vida aprendiendo a rellenar cicatrices, estas cicatrices que nos dan
mayor valor y nos recuerdan que podemos volver a empezar.
Al igual que esa vasija
fragmentada se ha trasformado en una obra de arte, las cicatrices
forman parte de nosotros y a través de ellas se puede leer la vida
de cada uno.
En Occidente podríamos
equipar este arte con la "Resiliencia",
que sería la capacidad de toda persona de superar las consecuencias
de una vivencia traumática y recuperan un estado psíquico y
emocional adecuado para poder continuar con la vida de una forma sana
y adaptativa. Ése pudiera ser el arte del Kintsukuroi: La
reconstrucción de la cerámica reconociendo las fragilidades y las
heridas, aceptándolas y dejando de esconderlas, aprendiendo de ellas
y fortaleciéndose.
Nos dice Tomas Navarro en su
libro "Kintsukuroi, el arte de curar heridas emocionales":
"La vida no se
recompondrá espontáneamente. No esperes a que pase algo sólo por
el mero hecho de desearlo, pues con el mero deseo no basta para
recomponer la vida. La acción será la encargada de darte esa vida
mejor, de ayudarte a superar las adversidades, de recogerte tus
pedazos y recomponer tu vida. ¿Estás dispuesto a pasar a la acción?
¿Estás dispuesto a recomponerte?
Agáchate con calma y
disponte a recoger todos y cada uno de los pedazos de tu alma. Hazlo
minuciosamente, sin prisa, con cuidado de no recoger suciedad junto
con los trozos; no te confundas:
-
Recoge los pedazos para poder comprender lo que te pasó, lo que sientes y lo que piensas. Éste es el primer paso para entender lo que ocurrió y la representación mental que te has formado sobre lo acontecido.
-
No esperes a tocar fondo para recoger los pedazos. Si quieres estar mejor, tienes que hacer algo, tienes que pasar a la acción.
-
El mero hecho de saber que en un futuro estarás mejor ya es buen motivo para empezar el proceso de recomposición de tu vida.
-
El final del problema no supone el final del sufrimiento. Los problemas tienen que cerrarse activamente."
BIBLIOGRAFIA:
NAVARRO
Tomas: Kintsukoroi, El
arte de curar heridas emocionales.
(2017). ED. Zenith
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