martes, 19 de mayo de 2015

Distintas interpretaciones que hacemos cuando nos hablan del amor


Introducción:

 “Cuando amamos de verdad nos reconocemos en los otros; y, por ello, lo que hacemos a los demás nos lo hacemos también a nosotros mismos.” 

            Siempre que pienso en la palabra AMOR, surge inmediatamente otra en mi cabeza y es DAR. Los días que me reúno con mis alumnos, lo primero que siento es una gran ilusión, voy cargado de material que recopilé y trabajé a lo largo de la semana. Sé que les va a gustar, les va a sorprender y hará que  surja en ellos nuevas preguntas y nuevos retos.

            El hecho de DAR, es para mí una manera de ser agradecido por todas las cosas buenas que me da la vida, es mi manera de sentirme a gusto, sabiendo que lo estoy haciendo bien, ya que es lo que sé hacer y en ello pongo todo mi AMOR.
 
Aún cuando yo hablase las lenguas
humanas y angelizas,
pero no tuviese amor,
soy como metal que resuena,
o cimbalo que retiñe.
Y si tuviese el don de la profecía
y entendiese todos los misterios
Y toda ciencia,
Y si tuviese toda la fe,
De tal manera que trasladase los montes,
pero no tuviese amor,
Nada soy.
Y si repartiese todos mis bienes
para dar de comer a los pobres,
y si entregase mi cuerpo para ser
Quemado,
pero no tengo amor,
de nada me sirve.
El amor es sufrido, es benigno;
El amor no tiene envidia,
el amor no es jactancioso,
no se envanece;
no hace nada indebido,
no busca lo suyo,
no se irrita,
no guarda rencor;
no goza de la injustuicia,
más goza de la verdad.
Todo lo sufre, todo lo cree,
todo lo espera, todo lo soporta.
1 Cor 13
 
 
Cuando amamos de verdad, nos reconocemos en el otro y experimentamos la posible maldad del otro como maldad propia. Solo esta forma de amor puede ofrecer la otra mejilla, solo ella puede ofrecer también la túnica cuando nos piden la capa. Si este comportamiento surgiese solo de la bondad, se quedaría en algo superficial y sin relación con nuestro verdadero ser. Cuando amamos de verdad, no podemos hacer otra cosa, porque experimentamos la unidad de todo lo vivo y nos autolesionamos si le hiciéramos daño al prójimo.
 
            Este amor nos capacita para abrazar a nuestro contrincante y relacionarnos con benevolencia con aquellos que nos odian. Entonces reconocemos a los contrarios y en los opositores la dinámica de la vida, que no se desarrolla de forma lineal, sino que presenta de forma continua situaciones que con frecuencia parecen caóticas. Dejamos de querer unos padres perfectos, un maestro o una maestra perfectamente sabios, un compañero perfecto, una compañera perfecta, una familia perfecta, una comunidad perfecta, un estado perfecto y una iglesia perfecta. Entonces sabemos que todo contiene simultáneamente también su contrario.
 

 

Manifestaciones del amor

En las relaciones de la persona con su medio, el amor se ha clasificado en diferentes manifestaciones; en virtud de ello, pueden aparecer una o más de las siguientes:
 
Amor autopersonal: El amor propio, amor compasivo, es, desde el punto de vista de la psicología humanista, el sano amor hacia uno mismo. Aparece situado como prerrequisito de la autoestima y, en cierto contexto, como sinónimo de ésta. Es algo positivo para el desarrollo personal e indispensable para las buenas relaciones interpersonales, y no debe confundirse con el narcisismo, que conlleva egocentrismo y que coincide con una autoestima baja. Para el budismo, que califica al ego como una mera ilusión de nuestra mente, el amor real, amor compasivo, sólo existe cuando se dirige hacia otra persona, y no hacia uno mismo. Para el psicoanálisis, que, de forma completamente opuesta al budismo, califica al ego como la única realidad, el amor autopersonal siempre es narcisismo, que puede ser, a su vez, saludable o no saludable.
 
Amor incondicional: Es el amor compasivo, altruista, que se profesa sin esperar nada a cambio. El amor espiritual, predicado por las diferentes religiones, es el amor incondicional por antonomasia. El amor maternal, o amor de madre a hijo, se reconoce también como amor de este tipo, y, por tradición, se considera motivado por un fuerte instinto que lo hace especialmente intenso; no obstante, hay también quien cuestiona la existencia de dicho instinto.

Amor filial: Entre hijos y padres (y, por extensión, entre descendientes y ancestros).
 
Amor fraternal: En su sentido estricto, es el afecto entre hermanos, aunque puede extenderse a otros parientes exceptuados los padres y los descendientes. Nace de un sentimiento profundo de gratitud y reconocimiento a la familia, y se manifiesta por emociones que apuntan a la convivencia, la colaboración y la identificación de cada sujeto dentro de una estructura de parentesco. Desde el punto de vista del psicoanálisis, el fraternal es, al igual que el amor filial, sublimado, ya que está fundado en la interdicción del incesto.
 
Amistad: Cercano al amor fraternal, es un sentimiento que nace de la necesidad de los seres humanos de socializar. El amor al prójimo nace a su vez del uso de la facultad de la mente de empatizar y tolerar, y constituye la abstracción de la amistad. Para Erich Fromm, dicho amor al prójimo equivale al amor fraternal y al amor predicado en la Biblia mediante la frase «amarás al prójimo como a ti mismo».

Amor romántico: Nace en la expectativa de que un ser humano cercano colme a uno de satisfacción y felicidad existencial. Este sentimiento idealiza en cierto grado a la persona objeto de dicha expectativa, definida en la psiquis.
 
Amor confluente: Amor entre personas capaces de establecer relaciones de pareja, definido a mediados del siglo XX. Aparece por oposición al amor romántico: no tiene que ser único, no tiene que ser para siempre, no supone una entrega incondicional, etc.[]
Amor sexual: Incluye el amor romántico y el amor confluente. El deseo sexual, según Helen Fisher, es diferente del amor romántico y del afecto (véase su estudio al respecto). Desde el punto de vista de la psicología humanista, el amor romántico —y el amor interpersonal en general— está relacionado en gran medida con la autoestima.
 
Amor platónico: Con propiedad, es un concepto filosófico que consiste en la elevación de la manifestación de una idea hasta su contemplación, que varía desde la apariencia de la belleza hasta el conocimiento puro y desinteresado de su esencia. Para Platón, el verdadero amor es el que nace de la sabiduría, es decir, del conocimiento. Vulgarmente, se conoce como una forma de amor en que no hay un elemento sexual o éste se da de forma mental, imaginativa o idealística y no de forma física.
 
Amor a los animales y a las plantas: Nace de un sentimiento protector.
 
Amor hacia algo abstracto o inanimado: A un objeto físico, una idea, una meta, a la patria (patriotismo), al lugar de nacimiento, al honor, a la independencia (integridad). Puede considerarse amor platónico en su sentido filosófico. El patriotismo puede ir asociado a la heroicidad, en cuyo caso constituye un comportamiento de altruismo respecto a su grupo, que en esencia es un comportamiento de egoísmo respecto a otro grupo en la medida en que no se considera al otro grupo de la misma condición.
 
Amor hacia un dios o una deidad (devoción): Suele nacer de la educación recibida desde la infancia, y se basa en la fe. Se considera a Dios como la fuente de todo amor. En la mayoría de los casos, existe la creencia de que, tras la muerte, Dios premiará de alguna forma a las personas que la correspondiente religión considere virtuosas.
 
Amor universal: Amor espiritual que, según diferentes religiones, todas las personas pueden llegar a profesar al medio natural y que los grandes místicos experimentan como expresión del nirvana, éxtasis o iluminación, estados de conexión absoluta con el universo o con Dios. Es una manifestación sublime en la que se eclipsan o confluyen el resto de las manifestaciones. Eckhart Tolle sostiene que el amor, como estado continuo, aún es muy raro y escaso, tan escaso como un ser humano consciente.
 
 
Una visión psicológica 
 
Desde corrientes psicoanalíticas, para Erich Fromm el amor es un arte y, como tal, una acción voluntaria que se emprende y se aprende, no una pasión que se impone contra la voluntad de quien lo vive. El amor es, así, decisión, elección y actitud. Según Fromm, la mayoría de la gente identifica el amor con una sensación placiente. Él considera, en cambio, que es un arte, y que, en consecuencia, requiere esfuerzo y conocimiento. Desde su punto de vista, la mayoría de la gente cae en el error de que no hay nada que aprender sobre el amor, motivados, entre otras cosas, por considerar que el principal objetivo es ser amado y no amar, de modo que llegan a valorar aspectos superficiales como el éxito, el poder o el atractivo que causan confusión durante la etapa inicial del pretendido enamoramiento pero que dejan de ser influyentes cuando las personas dejan de ser desconocidas y se pierde la magia del misterio inicial.
 
Desde un punto de vista de la terapia cognitivo-conductual, el amor es un estado mental orgánico que crece o decrece dependiendo de cómo se retroalimente ese sentimiento en la relación de los que componen el núcleo amoroso. La retroalimentación depende de factores tales como el comportamiento de la persona amada, sus atributos involuntarios o las necesidades particulares de la persona que ama (deseo sexual, necesidad de compañía, voluntad inconsciente de ascensión social, aspiración constante de completitud, etc.). 
Desde la psicología cognitiva y psicología social, destacan las investigaciones efectuadas acerca del amor de Robert J. Sternberg, quien propuso la existencia de 3 componentes en su teoría triangular del amor:
  • La intimidad, entendida como aquellos sentimientos dentro de una relación que promueven el acercamiento, el vínculo y la conexión.
  • La pasión, como estado de intenso deseo de unión con el otro, como expresión de deseos y necesidades.
  • La decisión o compromiso, la decisión de amar a otra persona y el compromiso por mantener ese amor.
Estos tres componentes pueden relacionarse entre sí formando diferentes formas de amor: intimidad y pasión, pasión y compromiso, intimidad y compromiso, etc. 
Desde el punto de vista de la psicología humanista, la definición de amor más delimitada que aporta el humanismo es la de Carl Rogers, también considerada por Abraham Maslow: «amor significa ser plenamente comprendido y profundamente aceptado por alguien». Según Maslow, «el amor implica una sana y afectuosa relación entre dos personas». Partiendo de estas dos definiciones, la necesidad de amor se basa en algo que incita a las personas a ser aceptadas y adheridas a una relación. Dice Maslow: «La necesidad de amor implica darlo y recibirlo […], por tanto, debemos comprenderlo; ser capaces de crearlo, detectarlo, difundirlo; de otro modo, el mundo quedará encadenado a la hostilidad y a las sombras».
 
 
Bernabé tierno, de su libro la fuerza del amor 
 
No hay dificultad que amor suficiente no pueda conquistar. Ni enfermedad que bastante amor no pueda curar.
No hay puerta que no se abra con bastante amor, ni brecha que con bastante amor no se pueda cerrar.
Ni muro  que con amor bastante  no se pueda derribar, ni pecado que con bastante amor no se logre redimir.
No importa cuán profundo sea el problema, ni cuán desesperado sea el futuro, ni la monstruosidad del error cometido, con bastante amor todos se resolverá.
Si solo pudieras amar lo suficiente serías el ser más feliz y más poderosos del  mundo.
Emmet Fox
 
La vida es vida, solamente cuando hay amor.
Gandhi
 
El amor es la base de la existencia, su esencia y su fin. Solamente por el amor conseguimos conocernos a nosotros mismos, así como comprender el mundo y la vida.
Herivert Rau
 
Algunas reflexiones sobre el amor 
 
            Decía Helen Keller que las cosas mejores y más hermosas del mundo no pueden verse ni tocarse, pero se sienten en el corazón. Son duda, el amor es la mejor y más bella de las cosas que no tocamos ni vemos.
            E. Rod, escritor Frances decía que” en el fondo de cada persona existen tesoros escondida que realmente descubre el amor”. Y se da cuando la comunicación ha llegado a convertirse en una forma de intimidad mas profunda, plena e intima. Esto el autor lo identifica como “comunión” del amor, cuando los que se aman hacen mutuas donaciones de sus más íntimos secretos y deseos. 
            D. Stern, dice que cabe afirmar que no hay fuerza que mas unifique sinérgicamente los procesos de la personalidad que el amor. La fuerza del amor es, pues, evidente, y hasta para convalidar la verdad necesitamos de él; si amor es imposible alcanzarla.
El amor es la única fuerza que nos hace penetrar en el mundo de los valores, aquello que hace buenas a las cosas, lo cual constituye el objetivo del amor como deseo del bien.
            El amor humano se perfecciona y purifica en la medida en que, de forma consciente, se abre a un mayor número de personas, no se agota en la pareja, sino que esta se convierte en benefactora universal, en sembradora de bondad y amor. Bien lo expresa el aforismo latino: “Todo amor necesita contagiarse”.
            Victor Frankl, decía que quien ama siempre crea valores, porque ofrece a otros la oportunidad de amar y, por tanto, de madurar, enriquecerse y perfeccionarse con la fuerza del amor. Pero añadía otra consideración no menos profunda y reconfortante, al considerar “Que nadie es inútil en el mundo mientras sea objeto de amor”, pues hasta el ser mas ruin nos ofrece la oportunidad de amarle y, por tanto, de enriquecernos y enriquecerle, de perfeccionarnos y perfeccionarle. 
 
Decálogo de la felicidad en la pareja 
 
  1. Cultivad lo mejor de vosotros mismos para un mayor crecimiento personal.
  2. Mostraos siempre tal como sois, sin temor a mostrar la propia fragilidad y vulnerabilidad.
  3. Sed empáticos al máximo, procurando ver las cosas desde el punto de vista del otro. En esto consiste la verdadera comprensión.
  4. No pretendáis corregir los defectos del otro sin antes reconocer sus virtudes. nadie es perfecto.
  5. El mutuo respeto en el presente es la base de la felicidad del futuro. La dignidad de la persona es el mayor valor del hombre.
  6. La complementariedad no basta; hace falta la afinidad en gustos y objetivos para entenderos plenamente. “lo semejante atrae lo semejante.”
  7. Mantened la unidad de criterios en la educación de vuestros hijos. No los utilicéis nunca como medios para vuestros fines.
  8. Tomad la decisión de amaros todos los días. En el amor siempre es posible crecer.
 El amor a uno mismo 
 
            El amor a uno mismo, la completa aceptación de las propias virtudes y defectos, es el principal motor que impulsa a vivir. Sin embargo, para esos momentos especialmente difíciles en los que no contamos ni siquiera con nosotros mismos, Sandra Ray nos da unos buenos consejos: 
Cuando sientas que no te amas, comienza por amarte tú mismo, y después sal a amar a alguien.
Cuando sientas que no te aprecian, comienza por apreciarte tú mismo, y después sal a apreciar a alguien.
Cuando sientas que no se te reconoce, comienza por reconocerte a ti mismo, y después sal  a dar reconocimiento a alguien.
Cuando sientas que no se te toca, comienza por tocarte a ti mismo, y después sal a tocar a alguien.
Cuando sientas que no se te hace caso, comienzas por hacerte caso a ti mismo, y después sal a hacer caso a alguien.
Cuando sientas que se te rechaza, comienza por aceptarte tú, y después sal a aceptar a alguien.
Cuando te sientas solo, encuéntrate, y después sal a encontrar a alguien.
Cuando te sientas pobre, comienza por darte a ti mismo, y después sal a darle a alguien.
Y entonces encontraras a alguien que te ame, te aprecie, te reconozca, te toque, te haga caso, te acepte, te encuentre y te dé.
 
 
 
 
Algunas opiniones de algunas personas cercanas 
 
En este camino que recorro  siempre con gran ilusión y con muchas ganas aparecen personas que participan, enseñan, iluminan, comparten, avivan, motivan, ofrecen… llenas de ilusión… su tiempo, su cariño su amistad y su AMOR… 
 
Emi, cuyas fotos que iluminan este artículo son suyas y las ha cedido de manera desinteresada. Dice que:
 
            El amor, es lo que hay en millones de actos. Respirar es el acto de amar esta vida. Es amor el acto de acariciar, y atusar, una forma simpática de hacerlo.
Amor, es besar y abrazar para curar.
Cantar y bailar, es celebrar el amor.
Sonriendo, salpicamos amor.
Amor es decir la verdad, amor, es mentir por piedad.
Perdonar y pedir perdón, es otro acto de amor.
Jugar con un niño, escuchar aun anciano.
Plantar un árbol, regar una flor.
Pero, el mayor acto de amor, nos lo da el sol amaneciendo, para todos igual y de forma incondicional. Repartiendo sosiego al atardecer, para retirarse después, y dejar a la luna ejercer, también su acto de amor, que es dar la luz que recibió.
El amor es esperanza de PAZ.” 
 
Ana también sobre el amor: 
 
“AMOR; ¡¡Que concepto tan ampliamente tratado en su espectro multicolor,!!
Embriaga nuestras vidas con su sutil aroma dando un toque especial a lo cotidiano.
Seduce, trasforma.
Natural, espontáneo y sorpresivo.
Lindeza, profundidad, vértigo, risas, complicidad, vivencias y cierta dosis de incertidumbre.
No es gobernable ni requiere esfuerzo alguno.
Cuando se AMA, en el más amplio sentido de la palabra, la LIBERTAD adquiere su máximo esplendor, las perspectivas se modifican y se inundan de luz y suavidad cualquier interacción.
Lo que el futuro reserva depende de la capacidad de AMAR estrechamente ligado al CONTENTO INTERIOR (Alegría de vivir) y SOSIEGO. 
“…AMAR es comprender el cielo, es tener, estando dormidos o despiertos,
Claridad para los ojos y
Música para los oídos” (Víctor Hugo) 
AMOR… una palabra sencilla,  un sentimiento claro hasta el instante en que nos posee, nos penetra el alma e invade   generando:
Espectáculos fascinantes. Sentimiento mágico.
La música del corazón.
La GRATITUD en su máximo potencial
La RAZÓN de la SINRAZÓN,
AMOR… eres tú
Está en ti.