Introducción:
Con este
artículo cierro el capítulo dedicado a la filosofía y tradición
Japonesas.
Anteriormente
hablamos del kaizen y del Kintsukuroi.
Hablaremos del Wabi-sabi:
El Wabi-Sabi es una
filosofía japonesa nacida alrededor del siglo XIV, que surgió como
reacción a la perfección y suntuosidad china de los siglos
anteriores. Se define como la belleza de las cosas imperfectas,
mudables e incompletas.
Definición:
Es
un término estético
japonés que
describe un tipo de visión estética basada en "la belleza de
la imperfección". Dicho punto de vista está frecuentemente
presente en la sociedad japonesa, en forma de elementos de aspecto
natural o rústico que aparecen en los objetos cotidianos o en
algunos elementos arquitectónicos.
Numerosas
artes japonesas, durante los últimos milenios, se han visto
influidas por el Zen y la filosofía Mahayana, especialmente en
cuanto a la aceptación y contemplación de la imperfección, el
fluir constante y la impermanencia de todas las cosas. Dichas artes
ejemplificarían la estética wabi-sabi, como son:
-
Honkyoku (música tradicional para shakuhachi de los monjes Zen)
-
Ikebana (arreglos florales)
-
Jardines japoneses,( Zen) y bonsáis
-
Poesía japonesa (especialmente el Haiku)
-
Alfarería japonesa (Haigi ware)
-
Ceremonia del té japonesa
Cuando
cualquier cosa logra recordarnos, de manera suave y melancólica, que
nada es perfecto, que nada dura para siempre y que nada está
terminado, merece llamarse Wabi-Sabi.
Tomando
como ejemplo la ceremonia del té: para los monjes zen este ritual
era una forma de meditación, de dar un espacio para la toma de
conciencia del momento. Veían en esta antigua tradición una manera
de expresar lo que es difícil de decir, una forma de vida en la que
cada detalle, postura y pensamiento resultaba un antídoto para el
dolor, el desequilibrio y el duelo de la vida.
La
palabra Wabi se refería inicialmente a la soledad de vivir en la
naturaleza, lejos de la sociedad; mientras que Sabi se traducía como
frío, flaco o marchitado. Pero juntos estos vocablos adquieren un
significado más positivo, que hace referencia a
la belleza de lo imperfecto, defectuoso o inacabado.
Así,
wabi,
significa
realmente «pobreza». Es decir, no depender de las cosas terrenas
—riqueza, poder, reputación— y sin embargo sentir interiormente
la presencia de algo sumamente valioso por encima del tiempo y la
posición social: esto es lo que en esencia constituye wabi.
La
palabra sabi
intenta transmitir una sensación de desolación. Implica un espíritu
de absoluta soledad y la idea de que no hay nada que permanezca
inmutable y de que todos los seres vivos están destinados a morir.
Procede del vivo deseo que sentimos de recuperar el mundo de nuestra
infancia, el mundo del momento presente, no definido por el lenguaje
o los valores que constituye una pura experiencia de la realidad.
En
esencia, Wabi-Sabi es el arte japonés de la búsqueda de la belleza
en la imperfección y la profundidad en la naturaleza, de aceptar el
ciclo natural de crecimiento, la decadencia y la muerte. Es
simple, lento, y venera la autenticidad por encima de todo.
Esa
es la premisa que predica el Wabi-Sabi, el arte japonés que resalta
lo fugaz y poco permanente de la existencia, honrando lo rústico,
roto, incompleto, viejo y erosionado por el paso del tiempo; así
como también la calidez de los objetos de la naturaleza.
Arraigada
en el budismo zen, esta antigua filosofía estética contiene así
una de las claves para entender la vida de una forma renovada, más
libre y disfrutable.
Autores
Esta
idea zen, corriente estética o filosofía de vida ha interesado a
autores occidentales. Leonard
Koren,
responsable del libro Wabi-Sabi
para artistas, diseñadores, poetas y filósofos
(Renart, 2008), opina que esta visión de las cosas “puede llegar a
ser un modo de vida. Y, como mínimo, es un particular tipo de
belleza”.
Se
refiere a aquella belleza imperfecta, impermanente e incompleta.
Algunas características de la estética Wabi-Sabi son la asimetría,
aspereza, sencillez o ingenuidad, modestia e intimidad, y sugiere
además un proceso natural.
El
Wabi-Sabi ocupa la misma posición en la estética japonesa que en
Occidente ocupan los ideales griegos de belleza
y perfección.
Andrew Juniper afirma que:
Si
un objeto o expresión puede provocar en nosotros una sensación de
serena melancolía y anhelo espiritual, entonces dicho objeto puede
considerarse wabi-sabi.
Este
pasaje de Andrew Juniper lo resume bien:
El
término Wabi-Sabi sugiere tales cualidades como la impermanencia,
humildad, asimetría e imperfección. Estos principios subyacentes
son diametralmente opuestos a sus opuestos occidentales, cuyos
valores están basados en el punto de vista helénico que valora la
permanencia, la grandiosidad, la simetría y la perfección.
El
Wabi-Sabi es una apreciación intuitiva de belleza trascendente en el
mundo físico, que refleja el flujo irreversible de la vida en el
mundo espiritual. Es una belleza comedida que existe en lo modesto,
rústico, imperfecto o incluso lo decaído, una sensibilidad estética
que encuentra una belleza melancólica en la impermanencia de las
cosas.
Richard R. Powell lo resume diciendo que:
Ello
(el Wabi-Sabi) cultiva todo lo que es auténtico reconociendo tres
sencillas realidades: nada dura, nada está completado y nada es
perfecto.
En
el primero de sus libros, el autor Richard R. Powell propone todo un
estilo de vida acorde a este concepto. Un trabajo Wabi-Sabi sería
aquel en el que uno hace lo que realmente le gusta, sin estrés,
presiones ni jornadas interminables; una alimentación Wabi-Sabi
valora lo local y humilde, al mismo tiempo que saborea lo exótico; y
una
filosofía de vida Wabi-Sabi es la que vive el presente y encuentra
la paz y la armonía en la naturaleza y las pequeñas cosas.
La
psicóloga, experta en duelos y con consulta en Mérida, Ana
Yáñez,
opina que una forma de pensar más Wabi-Sabi nos podría ahorrar
muchos sinsabores y nos ayudaría a disfrutar más de la vida: “El
perfeccionismo, el miedo al fracaso y la no aceptación de las
pérdidas son aspectos que nos impiden una postura más flexible,
relajada y realista de la existencia. Antiguamente nuestras abuelas
veían la vida, influidas por el concepto cristiano, como un valle de
lágrimas; pero ahora nos hemos pasado al extremo opuesto y existe la
presión de que tenemos que ser perfectos, felices, disfrutar al cien
por cien, mantenernos con aspecto joven el mayor tiempo posible y ser
excelentes profesionales. Algo que no se corresponde con la realidad
y que nos crea mucha ansiedad. El Wabi-Sabi nos reconcilia con la
incertidumbre, el miedo, el paso del tiempo, el fracaso, o el hecho
de que no siempre hay respuestas; pero que también se puede vivir
entre todas estas cosas y llegar hasta a disfrutar de ellas. Yo
siempre digo a mis pacientes que somos las personas perfectas para un
mundo imperfecto”.
Daisetz
T. Suzuki
fue una de las autoridades más importantes de Japón en el budismo
zen y uno de los primeros estudiosos en interpretar la cultura
japonesa para los occidentales. Él describió Wabi-Sabi como “una
apreciación estética activa de la pobreza.” Claro que su concepto
de la pobreza es muy diferente al occidental, el suyo es más
romántico y parte de la idea de eliminar
el enorme peso de las preocupaciones materiales de la vida.
“Wabi es estar satisfecho con una pequeña cabaña, una habitación
de dos o tres tatamis y con un plato de verduras recogido en los
campos vecinos, y tal vez escuchar el sonido de una lluvia de
primavera suave”.
Filosofía
Nada
dura, nada está completo, nada es perfecto. Este concepto zen de la
estética y la vida irrumpe en Occidente como herramienta en la
búsqueda de una existencia más feliz
Fujiwara
no Sadaie, poeta japonés del siglo XII, escribió un poema del cual
se dice que capta el espíritu del wabi-
Sabi:
Miro
a lo lejos
Y
no veo cerezos
Ni
hojas matizadas:
Sólo
una modesta cabaña en la playa
A
la luz de un atardecer de otoño.
El
Wabi-Sabi es una filosofía japonesa nacida alrededor del siglo XIV
que surgió como reacción a la perfección y suntuosidad china de
los siglos anteriores. Y se define como la belleza de las cosas
imperfectas, mudables e incompletas.
Personalmente,
me atrae su rebelión contra las superficies uniformes en su firme
defensa de lo mellado y rústico.
Dice
la leyenda que los japoneses del siglo XIV decidieron aplicarlo a la
tan venerada ceremonia del té, saliendo de sus suntuosos palacios a
sentarse en chozas que se fabricaban con materiales humildes, y
sentarse en el suelo o asientos de madera mientras batían la espuma
del té verde. El acercamiento a la naturaleza y la sencillez
glorificaba la ceremonia.
Una
vida de pobreza era el ideal Zen al que aspiraban los monjes que
deseaban alcanzar la verdad última de la realidad, de ahí que
surgiera, de estas imágenes negativas, el ideal de una persona que
ha trascendido el deseo de gozar de las comodidades del mundo físico
y ha conseguido encontrar la paz y la armonía en la vida de lo más
sencillo. Se aprende a ser autosuficiente con la insuficiencia de las
cosas.
Su
belleza está en la aparente imperfección. En esa emoción que
implica la aceptación del inevitable ciclo de la vida, lo auténtico,
natural y genuino. Si las personas pudiéramos aplicar esta sabiduría
a nosotros mismos, seríamos un poco más felices.
Lo
que más me atrae de esta filosofía es que reverencia lo simple, lo
real, lo auténtico; sin pretensiones de ser algo más y,
precisamente por ello, le da un carácter bello.
Sabemos que todas
las cosas positivas en la vida siempre tendrán su contraste en lo
negativo, por eso las apreciamos y valoramos. Si en estos momentos
nos toca estar abajo, sabemos que pronto saldremos arriba, a la luz.
Qué
es Wabi-Sabi
|
Qué
no es Wabi-Sabi
|
Hecho
a mano
|
Manufacturado
|
Madera
deteriorada
|
Laminado
plástico
|
Piedras
rodadas de río
|
Mármol
pulido
|
Mercados
locales
|
Supermercados
|
Flores
silvestres
|
Flores
modificadas
|
Lana
|
Lycra
|
Papel
de arroz
|
Papel
lustre
|
Cerámica
de arcilla
|
Porcelana
|
Algodón
crudo
|
Cashmere
|
Billie
Holliday
|
Britney
Spears
|
Té
|
Latte
|
Luz
de Luna
|
Luz
Solar
|
Artesanía
|
Rococó
|
Paredes
despintadas
|
Concreto
|
Tinta
China
|
Bolígrafos
|
La
montaña y sus ríos
|
Disney
World
|
Haikus
|
Poesía
Romántica
|
Ikkyu
Sojun
|
Paulo
Coelho
|
El
noble silencio
|
La
especulación
|
Reflexión
El Wabi-Sabi, como una herramienta de contemplación y una filosofía de vida, podría tener una inesperada relevancia como antídoto a los problemas sociales.
Creo que las personas nos sentimos más
cómodas con la imperfección, tal vez porque nos permite a nosotros
también serlo, siendo singulares para seguir aprendiendo siempre con
lo que vivimos.
Una
vez trasladamos esta corriente de pensamiento a nuestras vidas, al
ser humano, podemos ver la perfecta imperfección que somos, cada uno
con su historia, sus condicionantes educacionales, sociales y
emocionales, con “su imperfección”, que es perfecta, para
mostrarle hacia donde debe mirar en pos de su desarrollo
personal.
Esa belleza imperfecta, impermanente (ya que, como decía Lao Tze, lo único permanente es el cambio) e incompleta, por la continua evolución y desarrollo que es la vida en sí.
Esa belleza imperfecta, impermanente (ya que, como decía Lao Tze, lo único permanente es el cambio) e incompleta, por la continua evolución y desarrollo que es la vida en sí.
Ante
esta perspectiva lo único que puede nacer desde dentro de cada uno
es la profunda aceptación de la vida y sus procesos en cada uno, con
ese continuo movimiento, que es el sentido de la propia vida.
Más
allá del sistema de pensamiento de cada cual emerge la corriente
Wabi -Sabi, para entender, apreciar, y disfrutar la perfecta
imperfección que somos.
El
Wabi-Sabi
es una apreciación estética de la evanescencia de la vida. Las
imágenes Wabi-
Sabi
nos obligan a contemplar nuestra propia mortalidad y evocan una
soledad existencial y una delicada tristeza. También provocan un
alivio agridulce, ya que sabemos que toda existencia comparte el
mismo destino.
Quizá
precisamente porque el término sugiere lo opuesto a nuestra idea de
la belleza, el Wabi-Sabi sea tan importante de este lado del mundo.
Necesitamos perdonar el accidente y la anomalía porque, primero que
nada, de eso estamos hechos. Estamos hechos de finitud y de
asimetrías.