Introducción
Quiero dedicar este articulo a la Procrastinación un tema, que a todos nos afecta de alguna manera y aunque el nombre apenas nos sonará si añadimos algo como “Por qué dejamos para mañana lo que podemos hacer hoy”, seguro que nos sentiremos afectados ya que en algún momento de nuestra vida nos hemos encontrado ante situaciones donde procrastinamos.
El tema está poco tratado por lo que quiero incorporar a su estudio un libro, “Procrastinación” y un Autor, “Piers Steel”. El libro cayo en mis manos de casualidad, tengo por costumbre ir todos los viernes a dar una vuelta por una librería del centro de Madrid, para ver las ultimas novedades de los temas que mas me interesan y ese día me tope con este raro y sugerente titulo en Novedades y en la zona de Psicología, tengo que reconocer, que nunca había escuchado este nombre por eso, fui directamente a hojear un poco sobre lo que trataba, y como buen gallego deje ir mi intuición y pasó a formar parte de mi biblioteca.
Después de leerlo y reflexionar, creí conveniente añadirlo al blog y dároslo a conocer.
Todo lo que a continuación esta escrito es parte del manual, donde hice un resumen de lo que bajo mi criterio es lo más importante y que creo que puede ayudaros a conocer el tema. En uno de los capitulaos que cito “como la procrastinación actúa en las personas”, creí que debía trascribirlo tal como viene pues es una descripción clara y precisa de cómo actuamos cuando procrastinamos, también pongo un video al final del articulo donde de una manera grafica y clara ayuda y complementa a lo anterior.
Espero haber acertado en la elección y si queréis profundizar más sobre el autor y el libro, lo cito al final del artículo en la bibliografía.
Gracias por seguir mi Blog espero con este articulo haber acertado y que podáis sacar un buen provecho de su lectura.
(Piers Steel es doctor en Psicología Industrial y Organizativa, es un gran investigador en ciencias de la motivación y la procrastinación).
Retrato de un procrastinador
“No dejes nunca para mañana lo que puedas hacer pasado mañana.” Mark Twain
Este libro trata de todas esas promesas que se hizo y no cumplió. Trata de todas las metas que se puso pero dejo pasar porque nunca encontró la motivación, trata de los días que pasa sin que haya hecho nada, de los retrasos, de las oportunidades perdidas y de más. De mucho más.
La procrastinación no es pereza o vagancia, aunque sea fácil confundirla con ellas. Los procrastinadores, al contrario que los verdaderamente vagos, quieren hacer lo que tienen que hacer, y con frecuencia consiguen hacerlo, pero no sin tener antes que trabajar duro.
En su elección de que hará ahora y que dejara para después es donde radica la procrastinación, no en la dilación en si.
Si es usted un procrastinador, voy a decirle algunas cosas que le esperan:
• El cesto de la ropa sucia ¿esta que rebosa?
• ¿Hay platos sucios en le fregadero?
• Los detectores de humo, ¿Necesitan pilas nuevas?
• ¿Y la batería del coche? ¿Y la presión de las ruedas del coche? ¿Cuánto hace que cambio el aceite por última vez?
• ¿No hay una entrada que comprar, una habitación que reservar, una maleta que hacer, un pasaporte que renovar?
• ¿Ha informado al jefe de cuando piensa tomar las vacaciones?
• ¿Ha comprado un regalo para ese cumpleaños que esta al caer?
• ¿Ha rellenado los registros de horas, los partes de rendimiento y las relaciones de gastos?
• ¿Le ha puesto fecha a la reunión que tanto teme?
• ¿Y el gran proyecto que el jefe ha puesto en sus manos?
• ¿Va usted progresando?
• ¿Ha conseguido ir al gimnasio esta semana?
• ¿Ha llamado a su madre?
Como actúa en las personas
Toda procrastinación sigue unas pautas parecidas. Viene a ser como sigue:
“Al principio de un gran proyecto el tiempo abunda. Intenta remangarse unas cuantas veces, pero no hay nada que haga que se sienta usted implicado de todo corazón. Si se puede olvidar la tarea, usted la olvidara. En esas, llega el día en que realmente quiere ponerse manos a la obra, pero de pronto percibe que en el fondo no lo esta haciendo. Le falta tracción. Cada vez que intenta envolver la tarea mentalmente, algo le distrae y derrota sus intentos de progresar, así que remite la tarea a un día con más horas, para descubrir que cada día de mañana parece tener las mismas veinticuatro. Al final de cada uno de esos mañanas se enfrenta al inquietante misterio de a donde habrán ido a parar. Esta situación se prolonga un poco.
Al final, la naturaleza limitada del tiempo se revela. Las horas, antes arrojadas con despreocupación, cada vez abundan menos y son más preciosas. Esa presión misma hace que cueste arrancar. Quiere ir adelantando el gran proyecto, y sin embargo se pone a hacer deberes secundarios. Ordena el despacho o limpia el correo electrónico; hace ejercicio, compra y cocina. Una parte de usted sabe que no es eso lo que debería estar ocupado, y así se lo dice a si mismo: “estoy haciendo esto; al menos, me preparo haciendo algo”. Al final, ya es demasiado tarde para empezar, así que, para el caso, se va a la cama. Y el ciclo de la elusión empieza de nuevo al amanecer.
A veces, para calmar la ansiedad, se entrega usted al puro entretenimiento. Se toma un momento para ver el correo electrónico o los resultados deportivos. Pero entonces, ¿por qué no responder unos cuanto mensajes o ver unos minutos la televisión? Pronto, esas tentaciones le han seducido. La tarea todavía se va asomando por la periferia de su visión, pero no quiere mirarla a la cara-no podría apartarse de ella si lo hace-, así que se atrinchera aun mas en sus distracciones. Escribe largos y apasionados comentarios en foros de Internet, rebusca cada pequeña noticia que puede haber o cambia de canal de televisión frenéticamente a la mínima perdida de interés. El placer se torna impotencia cuando ya no es capaz de abandonarlo.
A medida que se acerca la fecha de entrega, intensifica las diversiones para que lo distraigan en grado suficiente. Anula todo lo que le recuerde lo que tanto teme; esquiva calendarios y relojes. Distorsiona deliberadamente la realidad; sus planes pasan de perfectamente realizables a apenas posibles. Cuando debería estar trabajando mas que nunca, se adormece y fantasea con mundos diferentes de este, con ganar la lotería, con estar en cualquier sitio menos donde esta. Si un amigo, un pariente o un compañero intenta alejarle de sus distracciones, le espetara, irritado: ¡Un minuto solo! ¡LO HARE DESPUES DE ESTO! Por desgracia, “esto” no acaba nunca. En secreto, usted no para de recriminarse su actitud; duda de si mismo y envida a quienes meramente hacen las cosas.
La energía se va acumulando hasta que, por fin, se cruza un umbral y algo salta: usted se pone a trabajar. Una especie de mente interior ha ido destilando calladamente la tarea hasta dejarla reducida a lo esencial, pues ya no queda mas tiempo. Se pone manos a la obra, toma decisiones implacables, va haciendo progresos asombrosos. Tras las nubes amenazantes le sobreviene una claridad destellante. Hay pureza en su trabajo, alimentada por la verdadera urgencia del ahora o nunca. A unos pocos afortunados, ese brote de eficiencia les lleva a sacar adelante el proyecto. A otros, la ebullición inicial se le muere antes de haber logrado el maldito objetivo. Tras demasiadas horas de concentración insomne, el cerebro se apaga. La cafeína y el azúcar solo proporcionan una subida insatisfactoria. Tictac…, el tiempo se ha acabado. A trancas y barrancas cruzas la línea de meta, mal preparado; no le da al mundo lo mejor que usted podría haber dado.”
El perfil del procrastinador
El talón de Aquiles del procrastinador resulta ser la impulsividad, es decir, vivir impacientemente en el momento y quererlo todo ahora mismo. A los impulsivos les resulta difícil mostrar autocontrol o diferir la satisfacción. No andan sobrados de la capacidad de soportar una penalidad a corto plazo a cambio de un beneficio lejano. El impulsivo trata de librarse temporalmente de una tarea que le provoca ansiedad, o la aparta de su conciencia; esta táctica tiene todo el sentido del mundo si se piensa solo en el corto plazo. Además, la impulsividad conduce a los procrastinadores a ser desorganizados y a que se distraigan fácilmente, en otras palabras: a los impulsivos les resulta difícil planificar el trabajo por adelantado y se distraen fácilmente incluso cuando ya se han puesto a trabajar. La consecuencia inevitable es la procrastinación.
Como nos lleva la vida moderna a la distracción
“Posponer es propio de la naturaleza humana”
Factores esclavizantes:
1. La cercanía de la tentación es uno de los determinantes más letales de la procrastinación.
2. El segundo elemento es la virulencia de la tentación: cuanto mas incitante sea la distracción, menos se trabajara.
3. Skinner descubrió que, desde las palomas hasta los primates, todos trabajamos mucho mas duro por una retribución cuando el momento en que se produce es imprescindible pero instantáneo. El poder del refuerzo variable puede observarse en el juego con dinero. Las tragaperras están muy bien ajustadas a la adicción por la programación de los premios que llevan inscrita. Cada vez que una persona se gasta su paga hay que reconocer el maravilloso poder de la psicología motivaciónal.
Así vemos que cuando el atractivo de la tentación crece, la procrastinación también lo hace.
Según comenzó el siglo, los motivos de enganche han sido:
• El cine: comenzó a enganchar al público y este empezó a salir de casa y a dejar otras cosas por ir a ver una película.
• La televisión: donde las series y las películas, recluían a las personas en casa. Según fueron pasando los años, gracias al mando a distancia, cambiamos de canal sin movernos. La aparición del cable y del satélite garantizo que siempre habría al menos un canal disponible de nuestro gusto. Y con múltiples aparatos de televisión por toda la casa, hay mas televisiones que personas, podemos verla donde nos apetezca.
• Internet: que reúne el atractivo de los videojuegos, de la televisión y de muchas cosas más en una sola plataforma. La última inflexión en la historia de la procrastinación por culpa de Internet son las redes sociales, como Facebook, Twitter, Linkedin, el New Cork Times ya lo calificaba como un promotor capital de la pérdida de tiempo.
Por todas partes se insiste una y otra vez en lo inmediato y lo material, en el instante y lo consumible, y con ello se seduce a la gente para que posponga las metas a largo plazo, en ultima instancia mas satisfactorias: el logro profesional, el voluntariado en la comunidad, sacar adelante una familia, seguir un camino espiritual. El materialismo y el consumismo no son más que propiedades emergentes de nuestra neurobiología cuando se le da rienda suelta en un mercado libre.
En suma: el derrotero del libre mercado apunta hacia la satisfacción de unas tentaciones cada vez más irresistibles que nos distraen de metas mayores.
El precio personal de la procrastinación
El autor nos hace un estudio (una encuesta a más de cuatro mil personas) de doce campos importantes para nuestra vida y en cuales más procrastinamos, y vemos que los cinco principales son:
1. En primer lugar la carrera profesional y principalmente a la hora de buscar trabajo y obtener un aumento de sueldo.
2. En segundo lugar la salud y destacan hacer una dieta o en ir al Gimnasio.
3. En tercer lugar esta las finanzas y se procrastina en pagar las facturas, ahorrar para la jubilación o para una adquisición importante.
4. En cuarto lugar uno mismo y destaca leer un libro de autoayuda, en cambiar lo que uno mismo es, etc.
5. En quinto lugar relaciones sentimentales y destaca en pedirle a alguien que salga conmigo, en terminar una relación.
En pos de la felicidad
Si los procrastinadores tienden a ser menos saludables y prósperos que los que cumplen, es probable también que sean menos felices. Y así es, se debe en parte al estrés de la procrastinación, que con frecuencia da lugar a la culpa. No es inusual que los procrastinadotes sufran mas por posponer el trabajo de lo que habrían sufrido si lo hubieran llevado a cabo. En consecuencia, cuando por fin acometen la tarea, suelen sentirse aliviados, y reconocer que “no es todo tan malo como creía”. Rita Emmett, en su Guía del procrastinador, mantiene que se trata de una ley, a la que, dándole su propio nombre, llama ley de Emmett: “El pavor a hacer una tarea consume mas tiempo y energía que hacerla”.
La inacción nos causa el mayor sufrimiento. No haberlo hecho, no haberlo intentado, haberlo pospuesto, es parte de la condición humana, así que todos sufrimos por ello en alguna medida. Al volver la vista a lo que ha sido nuestra vida, es común que se sienta que deberíamos haber intentado sacar el titulo o que tendríamos que habernos esforzado mas en la clase, que deberíamos habernos armado de valor y habernos arriesgado a que nos dijesen que no al pedir una cita, o que tendríamos que haber encontrado tiempo para haber llamado a mama aquella vez. Nos acosan los fantasmas de nuestros posibles yos perdidos, lo que podríamos haber sido: podríamos haberlo sido, deberíamos haberlo sido, pero no lo fuimos.
Pero no solo es un coste particular, la procrastinación también supone un coste Económico, social y político.
Optimizar el optimismo
La creencia en uno mismo distingue a quien tiene éxito del procrastinador; sin esa confianza el sillón llama, la televisión distrae y los sueños del futuro se convierten en lo que podría haber sido.
Por otra parte, el exceso de optimismo puede conducir también a la procrastinación. El optimismo desenfrenado puede llevar, por ejemplo, a sentarse a esperar que pase algo bueno, con lo que la probabilidad de triunfar disminuirá.”
Si se esta dejando algo para el ultimo minuto, en realidad habrá aun menos tiempo que ese.
Como es lógico, queremos la mayor recompensa con el menor esfuerzo.
Optimismo realista
• Cada victoria laboriosamente conseguida da un nuevo sentido de la propia mismidad y un deseo de luchar por más.
• Muchos procrastinadores dudan de su capacidad de triunfar y, a resultado de ello, dejan de esforzarse. Una vez desaparece el esfuerzo, el fracaso es inevitable.
• Esta es la esencia de la espiral de éxitos: el logro crea confianza, que a su vez genera empeños que lleva a más logros.
Algunas tecnicas para vencer la procrastinación:
• El mejor trabajo es el que se hace cuando se esta concentrado en una sola tarea.
• Elimine donde sea posible, por completo, las incitaciones que le recuerden alternativas que le distraerán. Mantener su sitio de trabajo desembarazado y libre de desordenen le ayudara a lograrlo.
• Una vez limpiado el sitio de incitaciones que le distraigan, reemplácelas con mensajes cargados de significado o imágenes que le recuerden porque esta trabajando.
• Separe tanto como sea posible el sitio donde trabaja del lugar donde juega.
• Centímetro a centímetro, la vida es fácil; metro a metro, dura. Es decir el secreto de conseguir que se arranque esta en descomponer las complejas tareas que te abruman en otras pequeñas y manejables, y arrancar entonces con la primera. Una vez creada la línea de meta concreta, póngale plazos enseguida. Los objetivos fáciles son asequibles. Si ve que las tareas de hoy conducen a recompensas futuras, las valorara más.
• Fragmente las metas a largo plazo en objetivos a corto. Para tareas intimidantes, empiece con un mini objetivo que rompa la tensión superficial con que tropieza la motivación. Por ejemplo, el objetivo de leerse las primeras paginas de una lectura obligada puede bastar, a menudo, para terminar el texto entero
• Organice sus objetivos en forma de rutinas que se realicen regularmente, siempre en el mismo tiempo y lugar.
El ultimo paso para poner la procrastinación en su sitio. Es creerse lo que ha leído.
Video:
http://www.youtube.com/watch?v=CW0zy70Lkg4&feature=player_embedded#!
Bibliografía:
STEEL, Piers. (2011): Procrastinación “Por qué dejamos para mañana lo que podemos hacer hoy”. Ed. Grijalbo.
http://www.mediafire.com/?nvrds5k0kdk8k18
ResponderEliminarEsta es una mala maña que "pesa mucho". Muchas gracias por publicar esto. Muy completo.
ResponderEliminarMagnifco
ResponderEliminar