Antes de empezar a entrar en materia, quiero daros las
bases sobre el arte o la búsqueda de
hacer las cosas despacio. El escritor Carl Honoré, uno de los principales teóricos de la Filosofía Slow , conocido
por su libro “Elogio de la lentitud”, sostiene que la hiperactividad actual nos
lleva a dedicar nuestras energías a
otras metas que nos hacen olvidar las cosas importantes de la vida. Sufrimos la
enfermedad del tiempo creyendo que todo se debe hacer rápido. Intentemos
decrecer el ritmo alocado en qué vivimos para no degradarnos nosotros mismos.
Simplemente reduzcamos la marcha y busquemos el tiempo justo para cada cosa;
saboreemos cada momento priorizando lo imprescindible.
Elogio
de la lentitud. Carl Honoré:
Fruto de esta
teoría, surgió un movimiento, El movimiento Slow. Es una tendencia
global en alza que surgió como contrapartida a la rapidez y aceleración
continuas, características de las grandes ciudades modernas. Promueve la
conciencia de cómo los seres humanos invierten su tiempo, propone un equilibrio
en el empleo del tiempo entre las obligaciones laborales y el resto de las
tareas diarias, permitiéndose el disfrute de actividades tales como saborear
una comida o dar un paseo.
Primero se tuvo noticias del movimiento Slow food cuya premisa es saborear y disfrutar de la comida. En la actualidad este
movimiento abarca mucho más que la comida, es una corriente cultural que
partiendo de la premisa de que lo lento es positivo, aboga por una mejor
calidad de vida(Honoré, 2008)
Movimiento
Slow:
A partir de esta información que podéis consultar en
Internet, en los enlaces que os
facilito, quiero ofreceros otra visión, más personal y documentada en la
bibliografía que he recogido y compartido en los cursos y talleres que imparto
con adultos y mayores para ayudar a la mejora y beneficio en su calidad de
vida.
Vivir en calma es disfrutar de hacer las cosas despacio, es una búsqueda personal, un deseo
al que a todos nos gustaría llegar.
¿Y eso que nos lleva a hacer?: dejar de correr para coger un trasporte,
dejar de preocuparte y alterarte por las
cosas que olvidas o que cuando buscas no encuentras… ¿seguro que tendrás una
gran lista?.
Intentemos decrecer el ritmo alocado en que vivimos para no degradarnos nosotros
mismos. Reduzcamos la marcha y busquemos el tiempo ideal y justo para cada cosa,
saboreemos cada momento.
Es bueno, en el trabajo hacer de vez en cuando el vago, tener momentos de
ocio, abstraerse y dejar que el pensamiento vague, como dicen en Galicia
“Pasmar”. Demos paseos por la oficina, tomemos un café con los compañeros, y
dejar que nuestra mirada vague hacia el infinito.
Hazte un sitio. Quita de tu espacio todo aquello que te estorbe. Empezarás
a vivir de otra manera, tendrás más tiempo
con lo que sentirás más serenidad y podrás dedicar ese
espacio de tiempo a entretenerte
y disfrutar de ti y de las personas que quieres.
Trata de ralentizar tus movimientos y disfrútalos:
Concéntrate en tu cuerpo, como esta tu postura, como es tu contacto, cuales
son tus sensaciones.
Cuando vayas por la calle o en un trasporte publico, aminora tu paso,
camina más lentamente, levanta la cabeza y mira hacia el frente, hacia la lejanía.
Toma conciencia de que cuando vas andando
das un paso después otro…. aprovecha también y:
- Saborea el momento presente.
- Despierta tus sentidos. “no te muevas, cierra los
ojos, escucha….
- Sonríe y ríe lo máximo posible.
- Nútrete de ideas placenteras.
- No dejes que tu agenda te gobierne. Muchas de las
cosas que te planteas ahora son postergables. Hazlo, pruébalo y ya verás..
- Cuando estés con tu gente querida, pareja, hijos,
amigos, desconecta tu mente de otras cosas y tu teléfono. Es bueno
compartir tu tranquilidad con los demás.
- Habla con calma.
- Pasa tiempo a solas contigo mismo, escucha tu voz interior.
- Escucha música con calma disfruta.
- No creas eso de que en poco tiempo das amor. Es una
estupidez pensar que se puede amar una hora por día y basta con eso.
- Tomate tu tiempo para comer y beber aprécialo como
se debe, este es uno de los placeres de la vida, no lo estropees.
- Ponte en calma con tu pasado.
- Da un primer paso; luego, otro, pero no mires ni muy
allá, ni muy atrás.
- Disfruta dejando que la gente se pregunte cual es el
secreto de tu tranquilidad.
- Deja de lamentarte por tus tareas. Hazte promesas de
una hora, eligiendo el momento más propicio y así sabrás a que hora
comienzas y a que hora habrás acabado.
- Dale la vuelta a tu estado de animo, así que cada
vez que te sientas irritado, un poco pesimista o depre: coge un libro
interesante, ponte ropa diferente, haz algunos ejercicios de gimnasia,
date un baño, vete a dar un paseo, dale un cambio a tu lugar donde estás
la mayor parte del tiempo poniendo flores, velas etc.
Nos hemos obsesionado con llenar cada segundo que pasamos despiertos, nos
hemos vuelto expertos en crear una actividad frenética sin ninguna necesidad.
Hay un viejo
proverbio que dice: “por mucho que corras no llegarás antes”. Pero con el
bombardeo de mensajes que aseguran que
tenemos que correr sin parar para ir a la cabeza de la carrera o hacer un
esprint final para ganar sin conformarnos simplemente con llegar a la meta;
aunque, naturalmente, esta carrera no tiene meta, es importante que aprendas
que:
- No te sientas culpable por hacer un descanso.
- Ríete de la persona que entra en una espiral de
actividad improductiva, no lo copies.
- Todos tenemos velocidades distintas. Elige la que se
ajuste a ti, no la que otros te marquen.
- Si tienes la sensación de que te falta tiempo,
piensa en la cantidad de tiempo que malgastas.
- Busca tiempo para aquello que sea importante. Tu
familia y tus amigos te necesitan. Y tú a ellos.
En nuestra sociedad de alta
velocidad, donde todo va de prisa, donde todo es urgente, es esencial,
desacelerar, bajar el ritmo para llevar una vida serena llena de pausas.
Algunas pistas para encontrar tu ritmo y disfrutar de la armonía y nuevas
sensaciones serian. La fuente: “Cuaderno
práctico para vivir con alegría” de Francois Dorn:
- Ralentiza tus gestos escoge
una actividad que hagas mecánicamente: cocinar, arreglar el jardín,
pasear… respira larga y
profundamente, y ralentiza hasta el extremo todos tus movimientos, como
si te pesara todo el cuerpo. concéntrate
en tu postura, en cada uno de tus gestos y en lo que te rodea.
- Una mañana, olvídate del reloj y del móvil.
Ideal para despegarte de la percepción exterior del tiempo que pasa.
- Olvídate de consultar el e-mail, después de las 19
horas, y del trabajo los fines de semana.
- Échate una siesta.
- Date un baño tómatelo con toda la tranquilidad, pon unas velas, música, etc.
Fragmento
del libro “Dn´t warry de Douglas
Miller”.
Hace tiempo asistí a una fiesta
infantil y me sorprendió la ansiedad que fue capaz de crear la anfitriona,
quien dirigió la fiesta en función de un horario rígido autoimpuesto por ella
misma. La primera norma era que la fiesta duraría dos horas. Le asignó a una
amiga la tarea de ir consultando el reloj (a las 16:30 había que sacar el pastel),
con lo que le traspaso á ella su propia
ansiedad (la amiga, que no llevaba reloj, se puso nerviosa porque no encontraba
su móvil, que sí tenía reloj). En el
momento del pastel, sacaron repentinamente a todos los niños de la piscina, que
lo estaban pasando de cine chapoteando en el agua y que habrían seguido tres
horas más en ella. Después del pastel, fueron enviados al jardín posterior de
la casa, donde jugaron tranquilamente fingiendo dar de comer a las muñecas.
Pero muy pronto fueron las 17:30 horas, y, a pesar de que todos estaban de lo más
relajados, era hora de irse.
El hecho de que la anfitriona impusiese
innecesariamente un horario tan rígido hizo que nadie disfrutara de verdad.
Disfruta simplemente estando en
casa, no hace falta irse muy lejos. ¿Crees que puedes bajar el ritmo lo
suficiente como para disfrutar de lo que tienes alrededor?
Tomate tu tiempo este elemento nos
remite a las cosas con las que más disfrutamos; aquellas que son parte natural
de nosotros y que nos ayudan a relajarnos. Este elemento está formado por la naturaleza
y el placer que de ella podemos obtener. Vamos a recuperar nuestra energía estimulando los
cinco sentidos.
Como por
ejemplo:
Gusto: cocinar una buena comida y comerla tranquilamente en
lugar de engullirla para irse a sentarnos delante de la tele, besar a una
persona que quieras.
Tacto: el cuerpo de tu pareja, el suelo, tus hijos, telas,
madera, comida.
Olfato: la pagina de un libro nuevo, el mar, el campo, la
comida, olores que te traigan recuerdos.
Vista: la arquitectura, los viejos amigos, algo nuevo, mirar
hacia arriba y no al frente cuando vayas por la ciudad.
Oído: el silencio verdadero, la música en directo, los pájaros.
Agua:
Obtenemos claridad, con el tremendo
estrés que se nos plantea a lo largo de nuestra vida, puede ser de gran ayuda libera
parte de la tensión física y psicológica que, al parecer, acumulamos. Obtener
claridad (la pureza del agua agradable y limpia) ahorra tiempo y nos refresca
la mente.
Fuego:
Tiempo para recuperar la energía
perdida. Todos nacemos con distintas cantidades de energía, pero se va
perdiendo, algunas cosas para generar nueva pueden ser:
- El ejercicio físico.
- Dale a tu vida variedad. Ve al trabajo por caminos
diferentes, reúnete con tu familia fuera de casa, aprende a tocar un
instrumento.
- No dejes que la ansiedad anule tu alegría. En
momentos de ansiedad tenemos que esforzarnos en recuperar esa alegría y
energía.
- Con las actividades que haces, se produce una retroalimentación. La energía nueva genera más energía.
Nuestra relación con el tiempo es complicada. A veces lo convertimos en un
producto de consumo mas, pervirtiendo su significado. Lo usamos, lo rechazamos,
lo regalamos, lo invertimos… la realidad es que el tiempo pasa y nosotros con
el. Escatimamos tiempo en encuentros, conversaciones ayudas, abrazos, miradas,
palabras… ese tiempo no podremos recuperarlo. Lo no vivido ya esta perdido
irremediablemente.
Estamos en camino pero no caminando
dice Ernesto Sabato, ya nada anda a paso de hombre ¿Acaso alguien de nosotros
camina lentamente?
La prisa añade violencia a nuestra
vida, porque cuando vamos apresurados no respetamos los territorios de los
demás, los invadimos, nos inmiscuimos y nos entrometemos.
No podemos ser tiernos cuando no
tenemos en cuenta que cada persona es diferente en su ritmo y tempo para hacer,
para pensar, para sentir y expresar.
Lentamente toca mirar a aquella persona que dábamos por vista.
Dibujar con nuestra mirada su contorno actual, recorriendo su cara, sus rasgos,
sus arrugas. Nada grandioso puede
crearse de repente, ni un fruto ni un hijo. Es preciso esperar que un árbol
crezca, que lentamente se haga adulto, que florezca y madure. Como un hijo.
Estamos perdiendo las experiencias más significativas de nuestra vida,
cuidar los hijos, tomarnos nuestro tiempo, disfrutar de nuestra pareja y
amigos. Tenemos tantas cosas que hacer, que el componente placer que está en la
felicidad lo vamos reduciendo. El correo electrónico, la rapidez con la que
circula la información, el teléfono móvil, hace que la vida se nos haga más compleja,
contribuyendo a la presión constante de tiempo y a la experiencia de que las
actividades potencialmente agradables distraen nuestra atención.
“Cuando tenemos
demasiadas cosas que hacer que compiten por nuestro tiempo y por nuestra
atención, nuestra capacidad de estar presente disminuye y con ella nuestra
capacidad de apreciar y disfrutar la experiencia.” Tal Ben- Shahar
La presión del tiempo es
generalizada y, en cierta forma, es responsable del incremento de los índices
de depresión. Estamos demasiado
ocupados, tratando de hacer cada vez más actividades en menos tiempo, por lo
que no logramos disfrutar de lo que
podemos tener a nuestro alrededor, ya sea nuestro trabajo, de una clase, de una
pieza de música, de un paseo, de un paisaje, de nuestra pareja…
¿Intenta hacer una
reflexión sobre que áreas o actividades, sientes que estás comprometiendo tu
felicidad por la presión del tiempo?
Ante esto podemos hacer algo para disfrutar más de nuestra vida, considero
que no hay varita mágica, somos nosotros quienes haciendo un acto de sentido
común tenemos que simplificar nuestra vida, bajar el ritmo. Ya decía en el siglo diecinueve, Henry David
Thoreau aconsejando a sus contemporáneos que redujeran la complejidad de sus
tareas diarias. “¡simplificad, simplificad, simplificad!”. “Yo digo que hay que
tener dos o tres cosas entre manos, no cien mil; en lugar de un millón, contar
media docena.”
Los investigadores Susan y Clyde
Hendrick subrayan la importancia de simplificar para tener una relación saludable:
“si podemos ayudar a la gente a simplificarse la vida, reduciendo así su nivel
de estrés, lo mas probable es que sus relaciones (incluido el amor y el sexo)
se enriquezcan enormemente. Además, los aspectos positivos de sus vidas también
se enriquecerán en consecuencia”.
Debemos proteger nuestro tiempo,
aprender a decir “no” más veces, lo cual no es nada fácil. Significa priorizar,
elegir actividades que queramos hacer de verdad, descartando otras.
Teresa Amabile publica un articulo “Creatividad a punto
de pistola” donde disipa el mito que trabajar bajo presión produce mejores
resultados: “cuando la creatividad se ve amenazada, suele acabar muerta. Aunque
la presión de tiempo puede hacer que la gente trabaje más y sea más productiva,
e incluso que se sienta más creativa, en realidad hace que piense menos
creativamente. La presión del tiempo produce frustración, y cuando
experimentamos frustración u otras emociones negativas, nuestro pensamiento se
vuelve mas limitado y estrecho, menos amplio y creativo. Descubrió que la gente
no es consciente de este fenómeno y vive con la ilusión de que cuando
experimenta la presión del tiempo es mas creativa. Esto explica porque es tan
difícil liberarse de la presión, de la competitividad: la percepción de
creatividad lleva a la perpetuación del estrés. Incluso habla de la “resaca de
la presión”, donde los niveles altos de presión continúan varios días después.
Es posible que nos justifiquemos a nosotros
mismos diciendo que, debido a las presiones temporales a las que decidimos
someter nuestras propias vidas, necesitamos tomar las decisiones deprisa y
dejar así el cerebro libre para meditar sobre las posibles soluciones
siguientes, pero, en realidad, lo que posiblemente hagamos sea dar con la mejor
solución en función de la poca cantidad de información disponible y del poco
tiempo que nos hemos permitido. De modo que aquellos que sufran ansiedad temporal vale la pena que se
pregunten:
- ¿Cuanto tiempo tengo realmente para tomar esta
decisión?
- En cuento le haya dado al problema o a la
oportunidad un lugar en mi mente donde aposentarse, ¿podré dejar de “darle
vueltas” e intentar forzarme a mi mismo para encontrar una solución?
- ¿Puedo confiar en que hallaré una solución cuando haya dejado de pensar en ella conscientemente?
Richard Swenson habla sobre ese espacio que dejamos para el descanso, la
relajación, el ocio, y alguna vez simplemente para la meditación.
Nos dice que
entre vacaciones, días libres que nos corresponden y otros tiempos,
tenemos suficiente tiempo para hacer
algunas de las cosas que cita, pero las encuestas dicen que dormimos menos que
antes. Hay suficientes pruebas como para firmar que la mayoría de este tiempo
extra lo pasamos delante del televisor, de una pantalla de ordenador o de
nuestro móvil. Así que tal vez el problema no sea tanto el tiempo como lo que
hacemos con ese tiempo. ¿Están sufriendo las relaciones tradicionales y los
lazos (familiares, comunitarios, etc), debido a la naturaleza fragmentada de
nuestro tiempo libre?
Aprender a no hacer nada, a
contemplar o quizá a meditar, pero sobre todo no tener que estar constantemente
haciendo algo es una habilidad que requiere mucho tiempo. Pero, si logras
aprenderla, te ayudará a restaurar el equilibrio y el orden en tu vida.
Así que la lección es que, en la
medida de lo posible, no te sientas culpable por no hacer nada. Tus
pensamientos podrán estar libres y llevarte adonde quieras. Sin embargo, lo más
importante es olvidarse del tiempo.
“Sea cual sea la libertad que nos quiten, siempre hay
algo que somos libres de elegir: nuestra actitud ante cada situación”.
“En la vida hay algo mas importante que incrementar la
velocidad.”Gandhi
Relato
de unas vacaciones:
Entendí el valor de unas
vacaciones hace un par de años cuando me fui con unos amigos a un pueblo.
Estuvimos en casa de un matrimonio de avanzada edad que estaba encantado con su
vida.
La
pareja tenía una vieja casa con un precioso jardín, donde, lógicamente, pasaban
la mayor parte del tiempo. Llevaban una vida sencilla, pero a nosotros nos pareció
muy plena y ocupada, aunque no siempre hacían cosas. Daba la impresión de que
sabían cuando bajar el ritmo.
No
tenían televisor, tan solo una vieja radio en la que casi siempre sonaba
música. Mis amigos y yo pasamos tres noches en su casa, tres noches que nunca
olvidare. Durante el día aprendimos diversas cosas sobre la naturaleza y
disfrutábamos de las vistas y el aire fresco. Debía de ser pintoresco ver a un
grupo de niños de ciudad en tan
relajante entorno. Por las noches nos sentábamos fuera, en el jardín, y
contemplábamos el cielo mientras compartíamos nuestros pensamientos y
experiencias. No estábamos rodeados de lujo, ¡pero no recuerdo haber mirado el
reloj ni una sola vez!
Quizá
nuestros anfitriones no sufrían ansiedad y eran felices porque no esperaban
grandes cosas de la vida, aparte de disfrutar de las cosas sencillas. Nosotros,
naturalmente, habíamos vivido experiencias diferentes, y nuestras expectativas
también eran distintas. Durante esos tres días de descanso recargué las pilas por
completo. Desconecté del mundo entero y volví renovada y llena de energía. Al
menos durante un tiempo supe no estresarme por cosas que, en realidad, no son
importantes. El hecho de que aún recuerde aquellos días demuestra lo mucho que
me marcó una experiencia tan sencilla.
“Para los que corremos para
morirnos, dice mi amiga Emy, que es momento de parar y reflexionar. Ella cree
que corremos para tener y tener, cuando lo que deberíamos hacer es parar para
ser. Dice también que cuando mas tenemos es siendo y esto se consigue parando.
"Dejemos de correr para morirnos y paremos a vivir.”
Articulo
relacionado:
Bibliografía:
HONORE. Carl. Elogio
de la lentitud. ED. RBA libros.
KUNDERA. Milan. La
lentitud. ED. Tusquets. 1995
SHAHAR. Tal Ben. Ganar felicidad. ED. Integral. 2008
MILLER. Douglas. Don´t Worry,
elimina la ansiedad de tu vida. ED.
Urano. 2007
Hola me encanto tu post...un poco largo,pero puso a prueba justamente el enunciado,abarcar con calma el contenido. Aprendi de mi Padre ahora con Demencia Vascular a vivir "este momento" sin apuro,sin mucho reloj...gracias.
ResponderEliminarGracias a ti Ester por tu comentario. un saludo y una gran sonrisa
ResponderEliminarUn blog muy necesario, el que seguiré desde ahora. Saludos
ResponderEliminarLeí con calma y disfruté leer, aunque había momentos en que me aceleraba al ver el reloj de la computadora, logré apaciguarme para regresar y seguir leyendo con calma y darme el tiempo para darme cuenta que uno encuentra lo que anda buscando y mientras lo busca, disfruta si lo hace sin prisas.
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