Ichigo ichie
La expresión ichigo ichie (一期一会) se compone de ichigo (一期), ‘una vida’, e ichie (一会), ‘un único encuentro’, y significa “un único encuentro en la vida”. Se trata de un proverbio surgido de la cultura de la ceremonia del té que encierra la idea de que, aunque un mismo grupo de personas se reúna repetidamente para celebrar la ceremonia del té, cada ocasión es totalmente única; por eso tanto el anfitrión como los invitados deben ejecutar el ritual siempre con la máxima entrega física y mental.
Por lo tanto, la traducción literal es «una vez, un encuentro». Pero en realidad el significado completo sería algo así como «cada encuentro con otros es único en nuestras vidas».
La primera constancia escrita que tenemos del Ichigo-ichie fue en un libro de notas del maestro de té Yamanoue Soji en el año 1588. La frase que escribió fue:
«Deberás tratar a tu anfitrión como si el encuentro fuera a ocurrir una sola vez en tu vida».
Nos entregamos a descifrar aquellos signos que se pronunciaban «Ichigo-Ichie», a la vez que el viento húmedo hacía sonar una campanita que colgaba del alero de la tetería. Su sentido vendría a ser: lo que estamos viviendo ahora mismo no se repetirá nunca más; por lo tanto, hay que valorar cada momento como un bello tesoro.
Ichigo-ichie se puede traducir como «Una vez, un encuentro» o también como «En este momento, una oportunidad».
Lo que quiere transmitirnos es que cada encuentro, cada experiencia que vivimos, es un tesoro único que nunca se volverá a repetir de la misma manera. Por lo tanto, si lo dejamos escapar sin disfrutarlo, la ocasión se habrá perdido para siempre.
La primera parte de la palabra Ichigo-ichie (一期) se utiliza en las escrituras budistas para referirse al tiempo que pasa desde el momento en el que nacemos hasta que morimos.
Como reza el dicho popular, solo se vive una vez. Cada momento irrepetible es una puerta de Shambhala que se abre y no habrá una segunda ocasión de cruzarla.
Esto es algo que todos sabemos como seres humanos, pero que olvidamos fácilmente al dejarnos arrastrar por los quehaceres y preocupaciones del día a día.
Tomar conciencia del Ichigo-ichie nos ayuda a quitar el pie del acelerador y recordar que cada mañana del mundo, cada encuentro como algo único en la vida, las oportunidades de verse con los demás adquiere una importancia crucial. Si pensamos que cada vez que estamos con nuestros allegados —padres, hermanos, amigos o compañeros del trabajo— asistimos a un encuentro irrepetible, acabaremos apreciándolos más. Y esto no se limita a las personas: si enfocamos todo encuentro con un ser vivo —un perro, un gato, un árbol— como una oportunidad singular, estaremos estableciendo un nuevo tipo de relación entre nosotros y el resto del mundo.
Tradicionalmente se utiliza en la ceremonia del té pero también se puede usar en otros contextos para enfatizar la importancia de no dejarnos arrastrar por el pasado o el futuro. A veces, con las prisas del día a día, nos olvidamos de vivir, ichigo ichie es un recordatorio de que cada momento es precioso.
¿Por qué no valoramos lo que tenemos?
Es una lástima que para valorar las mejores cosas de la vida tengamos que perderlas. ¿No sería mucho más lúcido darnos cuenta de la magia que nos rodea aquí y ahora?
Esta es la finalidad del libro Pequeño curso de magia cotidiana publicado por la filósofa Anna Sólyom, donde esta autora de origen húngaro señala que el secreto para celebrar las maravillas que nos rodean está en la gratitud, la curiosidad y la atención plena.
Cómo crear momentos inolvidables
Justamente la ceremonia del té, tal como la concibieron los viejos maestros japoneses, es un ejercicio de referencia para detener el torbellino mental y despertar nuestros sentidos al mundo que nos rodea.
Tal como lo dejó escrito el maestro Yamanoue Soji en 1588: “Si tomamos conciencia de lo extraordinario que es cada momento, nos daremos cuenta de que cada encuentro es una ocasión única en nuestra vida”.
Darnos cuenta de que todo lo que vivimos es único e irrepetible, un truco mágico que no volverá a representarse en el escenario de la vida. Ahí es donde está, en definitiva, la magia cotidiana. Desde esta perspectiva, cada cosa que vivimos –un amanecer, la preparación de un nuevo plato, el descubrimiento de una canción, el encuentro con un viejo amigo– tiene algo de maravilloso.
Cazadores de momentos
El objetivo de este artículo es aprender a crear y vivir momentos inolvidables, con los demás y con uno mismo.
Aprenderemos a vivir el presente con plenitud, reconociendo y apreciando lo que nos regala cada instante.
Al terminar este viaje juntos, nos habremos convertido en cazadores de buenos momentos. Sabremos capturarlos al vuelo para disfrutarlos como lo que son: únicos e irrepetibles.
En una viñeta de los Paauts que muestra a Charlie Brown y Snoopy de espaldas, sentados en un embarcadero frente a un lago, donde tiene la siguiente conversación:
- un día nos vamos a morir, Snoopy.
- Cierto, Charly, pero los otros días no.
No sabemos qué día tendremos que abandonar este mundo - y es bueno que así sea- , pero lo que si depende de nosotros es como viviremos "los otros días", todos los que estemos vivos. Y los días se componen de encuentros y de momentos que podemos dejar pasar o hacerlos inolvidables.
Ocho lecciones zen para una vida ichigo-ichie
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Limítate a sentarte, y observa que sucede. Nuestra miopía espiritual hace que a menudo busquemos lejos -en el espacio y el tiempo- lo que en realidad tenemos cerca. El zen nos enseña simplemente a sentarnos y abrazar el instante, sin más ambiciones. Si estamos con otras personas, celebramos su compañía como un regalo.
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Saborea este momento como si fuera tu último suspiro. solo puedes vivir un día a la vez, y además nadie puede estar seguro de amanecer al día siguiente. Por lo tanto, no aplacemos la felicidad. El mejor momento de tu vida es siempre este.
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Evitar las distracciones. Un viejo proverbio dice que el cazador que apunta a dos preses no caza ninguna, y lo mismo sucede cuando tratamos de seguir una conversación o queremos leer un libro a la vez que miramos el móvil de reojo. El zen enseña a hacer una sola cosa a la vez como si fuera lo más importante del mundo. Si lo haces así, sin duda lo será.
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Libérate de todo lo accesorio. El viajero experto se distingue mas por lo que deja en casa que por lo que carga en la maleta. Dado que la vida es una aventura apasionante en la que conviene ir ligero de equipaje, pregúntate cada día, cada momento en el que te sientas sobrecargado: ¿de qué puedo prescindir?
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Hazte amigo de ti mismo. En lugar de compararte con los demás, de preocuparte por lo que piensan los otros, asume que eres un ser único en el mundo. Como decía el violoncelista Pau Casals en un poema dirigido a los niños: eres una maravilla y nunca antes ha habido -ni habrá- nadie como tú.
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Celebra la imperfección. Si ni siquiera la naturaleza, con sus pliegues y sinuosidades, con sus nacimientos y muertes, es perfecta, ¿por qué debería serlo tú? Cada fracaso es una señal de que se puede tomar un camino diferente. Cada defecto, una invitación a pulir el diamante si hay voluntad de mejorar, es perfecto ser imperfecto.
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Practica la compasión. Desde un punto de vida budista, compadecerse no significa sentir pena por alguien, sino una empatía profunda que nos permite viajar hacia el lugar y situación del otro para entender sus motivaciones y sus errores, si es necesario. Todo el mundo actúa desde donde se encuentra en su momento evolución personal. Incluso cuando su conducta es detestable, aquí y ahora es lo mejor que puede hacer con lo que tiene.
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Deshazte de las expectativas. Hacer pronósticos, esperar que sucedan determinadas cosas, es una manera segura de matar el momento. El Ichigo-ichie se vive con la mente no condicionada que enseña el zen.
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Sobre este último punto, las expectativas son como el envoltorio que impide que veamos un regalo. Una vez nos libramos de ellas, el presente se nos ofrece con todo su esplendor.
El destino depende de un instante
El efecto mariposa:
Este fenómeno se asocia al dicho popular: "El aleteo de una mariposa en Hong Kong puede desatar una tempestad en Nueva York". Dicho de otro modo: cualquier cambio, por pequeño que sea, acaba creando situaciones totalmente diferentes debido a un proceso de amplificación.
Dado que lo que nos sucede afecta a otras personas que a su vez afecta a otras, la perturbación inicial lo acaba cambiando todo.
Ejercicio de aleatoriedad:
Para sacudirnos de encima la inercia, podemos practicar la aleatoriedad una vez al mes, por ejemplo, escribiendo seis opciones -simplificaremos con un solo dado- y siguiendo lo que dicte el azar.
Ejemplo: en una librería, a partir de una selección previa de seis obras que no conozcamos, pero que nos llamen la atención por algún motivo, nos llevaremos el libro que haya decidido el dado. Según el hombre aleatorio, allí habrá algo que necesitemos leer, una pista para nuestra vida.
Sincronicidad: el mensaje del momento
Carl Gustav Jung acuño, entre muchos conceptos, el termino sincronicidad para referirse a la coincidencia de dos o más sucesos que no tienen una relación causa-efecto, pero que guardan una relación evidente.
Como si el azar jugara a veces con nosotros para atraer nuestra atención sobre cosas que normalmente nos pasarían por alto, algunos ejemplos cotidianos de sincronicidades serian:
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Cuando nos viene una melodía a la cabeza y, de repente, la persona sentada delante de nosotros empieza a tararearla.
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Cuando pensamos en alguien a quién hace tiempo que no recordábamos y justo en ese momento nos llaman por teléfono.
Una pregunta mágica
Los adultos necesitamos a menudo crear realidades diferentes para salir del tedio.
Tanto para escribir una historia como para escribir - o reinventar - el guion de la propia vida, la pregunta es:
¿Qué pasaría si...?
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Hace tiempo que mi trabajo me aburre y no veo salida. ¿Qué pasaría si, después de pedir una excedencia o ahorrar para unos cuantos meses, me permito dejarlo para explorar otras posibilidades?
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mi pareja y yo discutimos constantemente; a veces evitamos charlar para no tener que pelearnos .¿Qué pasaría si un día por semana jugamos a la isla de la armonía, que supone el reto de no pensar ni decir nada negativo - quejas, reproches- mientras dure la sesión?
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Estoy en crisis y siento que mi vida no me gusta, aunque no sé por qué. ¿Que pasaría si me permitiera ser otra persona, muchas personas distintas incluso, en los próximos meses?
Cambiamos la parálisis por el movimiento vital, porque formular hipótesis creativas sobre nuestra vida es el paso previo a llevar a cabo los cambios.
Los 10 principios del Ichigo-Ichie
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No aplaces los buenos momentos. Cada oportunidad se nos ofrece solo una vez. La vida es un asunto de ahora o nunca.
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Vive como si esto fuera a ocurrir una sola vez en tu vida. es inspirador saludar a nuestros seres queridos y despedirnos de ellos con un Ichigo-Ichie para tomar conciencia de lo único e irrepetible de este encuentro.
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Instálate en el ahora. no puedes cambiar lo que pasó. No puedes saber lo que pasará. Pero aquí en este momento laten todas las posibilidades del mundo.
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Haz algo que nunca hayas hecho. no se puede esperar resultados diferentes actuando siempre del mismo modo. Otra de lograr un momento inolvidable es entregarte al kaika, permitir que florezca en ti algo nuevo.
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Practica el zazen (meditación).
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Aplica el mindfulness a tus cinco sentidos.
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Detecta las coincidencias. ser consciente de las sincronicidades nos ayuda a leer mejor las señales que nos manda el destino.
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Convierte cada encuentro en una fiesta. con la disposición adecuada, cada día puede ser un domingo.
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Si no te gusta lo que hay, crea algo diferente. El ser humano es transformador por naturaleza, y tiene el poder de reinventarse todas las veces que sea necesario.
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Sé un cazador de buenos momentos. cuanto más practiques, más abundantes y generosas serán las recompensas.
BIBLIOGRAFIA:
GARCIA, Héctor y MIRALLES, Francesc: ICHIGO ICHIE (2019) ED: Aguilar
https://www.nippon.com
https://japonismo.com/blog/
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