Introducción
El hombre es un ser social por naturaleza. Desde que nacemos necesitamos de afecto, sentirnos integrados en un grupo y mantener relaciones de apego.
Y sin embargo, vivimos en una sociedad cada vez más individualista, donde es importante destacar sobre los demás sin importar las personas con las que te cruzas ni sus sentimientos. Solo nos importa acaparar bienes materiales y no ser buenas personas.
Es necesario plantearse si en nuestra sociedad y el mundo en su conjunto estamos pasando por una profunda crisis de valores, pues no es normal que en este mundo cada vez mas globalizado y multicultural haya personas que se sientan solas. Es un modelo de sociedad basado únicamente en el egoísmo, la falta de solidaridad, el consumismo, el capitalismo salvaje..etc
Definiciones
Psicológicamente definimos la soledad como la ausencia, real o percibida, de relaciones sociales satisfactorias, que se presentan con síntomas de trastornos psicológicos y desadaptacion, como ansiedad, depresión, insomnio, abuso de drogas y alcoholismo
El diccionario de la lengua española la define como carencia de compañía, pesar y melancolía que se sienten por la ausencia, muerte o pérdida de alguna persona o cosa.
En un estudio realizado por la Universidad de Granada en 2001 (Rubio y Aleixandre, 2001), los españoles la definen como:
- Ausencia de personas.
- Sufrimiento.
- No tener a quien acudir.
- Angustia.
- Insatisfacción.
- Miedo.
También la soledad puede en algunos casos ser simplemente tristeza sin causas aparentes, a lo que hace referencia por ejemplo el término “saudade”.
Vemos pues, que la soledad puede ser definida de diversas formas, pero en principio, la soledad es una condición de malestar emocional que surge cuando una persona se siente incomprendida o rechazada por otros o carece de compañía para las actividades deseadas, tanto físicas como intelectuales o para lograr intimidad emocional. La experiencia de soledad, en el fondo, es la sensación de no tener el afecto necesario deseado, lo cual produce sufrimiento, desolación, insatisfacción, angustia, etc., si bien se puede distinguir entre aislamiento y desolación, es decir, entre la situación de encontrarse sin compañía y la conciencia de deseo de la misma, de añorar personas o situaciones (Rubio, 2007).
De la soledad objetiva a la percepción subjetiva de la soledad
Cuando analizamos la soledad encontramos en ella dos dimensiones: la objetiva y la subjetiva. No es lo mismo estar solo que sentirse solo. Estar solo no es siempre un problema, (Rubio, 2004). Todas las personas necesitan pasar cierto tiempo solas, lo que se aprovecha para conseguir ciertos objetivos. A veces deseamos estar solos porque ciertas cosas no pueden hacerse si no es así. Evidentemente, la soledad deseada y conseguida no constituye un problema para las personas, incluidas las personas mayores.
Sentirse solo, en cambio, es algo más complejo y paradójico, ya que puede ocurrir incluso que lo experimentemos estando en compañía. En este sentido, la soledad es una experiencia subjetiva que se produce cuando no estamos satisfechos o cuando nuestras relaciones no son suficientes o no son como esperaríamos que fueran (Bermejo, 2005).
Por ello se habla de soledad objetiva y soledad subjetiva. La primera se refiere a la falta de compañía, y no siempre implica una vivencia negativa sino que puede ser una experiencia buscada y enriquecedora, aunque la mayoría de estas personas se han visto obligadas a ello, en esa línea podemos citar en nuestro país a un 19’5% de los mayores de 65 años que viven solos, según el Censo de Población de 2001,lo cual sería una población en principio con perfil de riesgo porque debemos tener en cuenta que su relación con otras enfermedades como depresión y Alzheimer, tan frecuentes en la población mayor actual.
La dimensión subjetiva es la que padecen las personas que se sienten solas, independiente de que vivan o no con otras personas, o estén insertas en un contexto social, porque aquí no hablamos de ausencia, sino de ese sentimiento doloroso y temido por muchas personas mayores. Nunca es una situación buscada.
Soledad social
Se conoce que muchas de las personas que experimentan la soledad realmente tienen problemas con sus competencias y habilidades sociales. Existe el miedo a compartir con los otros, lo que hace que las personas se retraigan impidiéndoles establecer relaciones interpersonales sólidas.
Muchas personas, se sienten incapaces de contactar con un mínimo de confianza con quienes le rodean, tienen miedo de las cosas malas que le puedan hacer o a sentirse rechazados. Ponen un muro a su alrededor, se encierran y viven un vació que son ellos mismos quien se lo crean y lo justifican con planteamientos como “no me entienden”, “la gente solo quiere hacerte daño”, para lo único que les interesas es para sacar algo”, “cada vez que confías en alguien, termina haciéndote daño”.
Tenemos que distinguir que si la soledad es deseada nada hay que decir, pero también tenemos que entender que el ser humano es social por naturaleza y una red de amigos con los que compartimos tantas cosas, es un cimiento difícilmente sustituible para llevar una vida feliz.
La soledad no deseada puede terminar en un problema de angustia pues actuaremos como deseosos de vivir solos camuflando una apariencia de fortaleza, agresividad y timidez y lo cierto es, que lo que hacemos es esconder la inseguridad y el miedo a que no se nos quiera o no se nos respete.
Algunos recursos contra la soledad
Es muy importante antes de nada conocer que tipo de soledad estamos atravesando para comprender hacia donde debemos seguir nuestros pasos. Es decir, analizar si ello viene dado porque no tienes un grupo de amigos con el cual compartir, tiempo e ideas, o porque te falta una relación amorosa, o un buen amigo etc.
Muchas personas se encuentran solas porque son tímidas, es decir simplemente les da vergüenza acercarse a las personas. Cuantas agradecerían una buena conversación que seguro les alegraría el día.
Así que vamos a ver algunos recursos para poner en práctica contra la soledad:
Sentir la vida con placer:
Cuando estamos solos notamos mejor las cosas. Las sensaciones y emociones son más claras y más evidentes. Podemos elegir la sensación y disfrutarla. El tiempo parece que pasa más despacio, y se aprovecha mejor los momentos de sentir. Cuando estamos solos queremos más a la gente.
Escucharnos:
Debemos reflexionar sobre la opinión que tenemos de nosotros mismos, como somos como personas, pero esto lo hacemos poco, preferimos no parar nunca, por no enfrentarnos a nuestros miedos.
Meditar:
Dediquemos tiempo a meditar y relajar nuestro cuerpo.
Los recuerdos:
Los recuerdos son una fuente de felicidad. La soledad es un buen momento para quedarnos a solas con nuestros recuerdos, es decir elegir un recuerdo o conjunto de recuerdos y revivirlos en nuestro pensamiento.
Cambiar pensamientos negativos por pensamientos placenteros o positivos:
Consiste en sustituir el pensamiento que tenemos en nuestra mente por otro.
Existen dos formulas que solo citaremos. En cualquier manual de psicología se pueden encontrar estas dos tecnicas y otras muchas para trabajar el cambio de pensamientos o conductas. La primera es poner a trabajar los sentidos con concentración. La segunda consiste en proponernos a nosotros mismos un pensamiento sencillo y placentero.
Planes en las distintas parcelas de nuestra vida:
Cuando pensamos con anticipación en un tema, (Enamorar a una persona, distanciarnos de un problema, mejorar las relaciones con otros…etc), reflexionamos sobre sus aspectos positivos y negativos, buscamos alternativas y preparamos nuestras ideas, estamos tomando la iniciativa lo que nos lleva a que estamos mejor preparados para llevar a cabo lo que necesitamos o deseamos.
La soledad también tiene sus cosas buenas
La soledad no siempre es dañina, existen personas que la buscan para estar más tranquilos y reflexionar a la hora de tomar sus decisiones más importantes. Por lo que podemos apreciar que esta tipo de soledad es una soledad deseada elegida por nosotros.
A veces tomamos periodos de soledad para dar un paso atrás, mirar nuestra vida en retrospectiva y planear nuestro futuro.
A veces estamos solos sin tener que darle explicaciones a nadie, simplemente disfrutando de aquellas cosas que más nos apetecen, sobre todo si tenemos profesiones muy estresantes y necesitamos aparcarlas durante un tiempo.
“por ella aprendí tanto,
Como influye la soledad en los mayores
El 19´5% de las personas mayores viven en soledad, una de cada cuatro. Esta cifra encierra una realidad mas cruda: un 25´9 de las mujeres de edad viven solas y solo un 10´8 de los varones.
Destacar puntuaciones altas de soledad en separados, viudos y divorciados en los tres factores estudiados (Familiar, Conyugal y Crisis Existencial).
Es importante reconocer las manifestaciones de dependencia que puedan presentarse en el anciano como, por ejemplo, la incomunicación debida a perdidas sensoriales, problemas del sistema nervioso, depresión y soledad, así como aquellos trastornos orgánicos (accidentes cerebrovasculares, cataratas, inmovilización, traumatismos, uso de fármacos hipnóticos y antidepresivos, ansiedad, estrés y sentimiento de culpa) que puedan dificultar la comunicación.
También el mayor al igual que el resto de personas puede disfrutar de la soledad, pero hay que insistir en la soledad que se asocia a la plenitud, donde el mayor dice que emplea estos momentos de soledad para reflexionar, meditar, rezar, alimentar su vida interior. La soledad-plenitud es un testimonio de salud psíquica, un fenómeno natural, mientras que la soledad depresiva (patológica), representa una reacción de sufrimiento.
Algunos factores que parecen ser origen de soledad en los mayores:
Además de una edad avanzada, la pérdida de un ser querido (cónyuge) y los problemas de salud también podemos nombrar:
• Falta de autoestima.
• Alejamiento de la familia.
• Escasos recursos económicos.
• Muchas veces el no poder contar con nadie en caso de necesidad.
• El hecho de no poder salir de casa.
• Insatisfacción con las relaciones familiares.
• La insolidaridad y los conflictos familiares.
• Pobreza de las relaciones vecinales.
• Pensamientos negativos y restrictivos de carácter defensivo hacia su baja autoestima, hace que disminuyan las probabilidades de tener encuentros.
Algunas estrategias para combatir el aislamiento y la soledad en los mayores:
• Debemos creer en su capacidad para cambiar las cosas, es importante tener confianza en ellos y dejar de prepararles y planificarles su vida.
• utilizar la mente de manera creativa: escribir un diario, una carta, leer, meditar…
• Promover el intercambio Intergeneracional como herramienta susceptible de facilitar los lazos entre generaciones.
• Fomentar la formación del mayor, basándonos en la importancia de la formación a lo largo de toda la vida.
• No maltratarse con pensamientos, sentimientos y actuaciones de autodesprecio.
• Descubrir todo lo bueno que hay en uno y felicitarse por ello las veces que sea necesario.
• No exigirse demasiado.
• Rodearse de personas y contar con su apoyo emocional.
• Vive la soledad como una experiencia positiva esto equivale a estar satisfecho con uno mismo.
• Considerar el uso del ordenador e Internet para mitigar o reducir la soledad y el aislamiento social. En un estudio de (Clark, 2002 y Shaw y Grant, 2002) se encontró que el uso de Internet reducía significativamente la soledad y la depresión, mientras que el apoyo social percibido y la autoestima aumentaron significativamente.
• Apoyarse en las creencias religiosas. Creer en un ser supremo proporciona un sentimiento de ayuda espiritual e impide la soledad. Álvarez Turienzo nos dice: “lo que el individuo hace, en definitiva, con la soledad, efectivamente, es religión.”
• Actividades de voluntariado mas o menos organizado, donde la solidaridad y el deseo de ayudar a otros se vuelve también hacia uno mismo, satisfaciendo la necesidad de sentirse útil a la vez que los pone en relación con mas gente que hace lo mismo.
Conclusión
La soledad es el reflejo de las expectativas, ello explica que ante un mismo hecho, por ejemplo, muerte de una pareja, para unos es motivo de soledad, de presión para otros simplemente un evento negativo al que hay que adaptarse, depende de sus expectativas.
Creo que es ahí donde los que trabajamos con adultos y con mayores tenemos que incidir más.
Tenemos que formar a los mayores para que vivan una existencia plena y productiva. Para ello debemos enseñarle habilidades para que se planten preguntas, cuestiones y dudas sobre su vida, sobre sus emociones y sentimientos que les afecten para que poco a poco vaya conociéndose a si mismo.
Debemos enseñarles sobre la amistad, el respeto, la tolerancia, la solidaridad, educar en la colectividad, que sepan escuchar a los demás y que sepan trasmitir.
Debemos también escuchar sus inquietudes sobre sus necesidades de aprender, porque aquí estará su motivación que le ara vivir una existencia plena y productiva aumentando su calida de vida.
En muchas personas mayores también debemos tener en cuenta sus limitaciones. Por ello se debería vigilar y controlar los posibles problemas originados por la falta de motivación, disminución sensorial, depresión, falta de interés, debilidad psicomotriz y disminución de la capacidad de aprendizaje.
Mas que nunca los mayores necesitan ser valorados y apreciados y su ego esta recibiendo duros golpes debido a las propias perdidas y el proceso de envejecimiento. La angustia del mayor puede estar presente como consecuencia de toda la dinámica de pérdidas, separaciones y desarraigos reales, incluso imaginarios.
Si no se trabaja por evitar las consecuencias de la soledad de los mayores, los afectados no solo serán ellos, sino también la sociedad entera. “la soledad de los mayores supone la ausencia de su palabra en otras generaciones. Sufrimos una escasez de padres y maestros, de referencia. Vivimos vagabundos, sin alguien que nos diga palabras sabias. Una sociedad que margina a sus maestros perece en el subjetivismo.” (Moreno A. 1996)
“Si la realidad esta gris, la pongo verde” GLORIA FUERTES
BIBLIOGRAFIA:
RUBIO HERRERA. Ramona: la soledad de los mayores. Universidad de Granada
MEDINA, José. CEMBRANOS, Fernando. (1996): la soledad. ED. Aguilar.
Muchísimas gracias Ramón por este tratado sobre la soledad. Me ha abierto los ojos en algunos puntos, que sin duda, me van a ayudar mucho a partir de ahora. Amo la soledad aunque soy casado;la soledad meditativa.Pero hecho de menos compartir mis ideas con otras personas, sacar lo que llevo dentro y, compartirlo, pero tengo miedo al rechazo. Aparte de que tengo baja la autoestima. En fin... gracias.
ResponderEliminarExcelente ponencia. Muy buen análisis de la soledad y especialmente en personas mayores. Comparto la linea teórica cómo asi también el abordaje terapéutico. Gracias por compartirlo.
ResponderEliminarAmigo Ramón ; muchas gracias. Otra vez tu árticulo ha sido motivo de reflexión e inspiración para mí. Yo creo que la SOLEDAD, al igual que el sol es necesaria para vivir. Que en la Soledad con Fé, no existe el sufrimiento, no tienes angustia, ni miedo, ni tristeza, tienes a quien acudir y te sientes satisfecho. Creo que la SOLEDAD es amante del silencio y madre de la Paz. También creo que abrazando esta Soledad, se aliviaria bastante esa otra de la que tu muy bien hablas. "Abraza a tu enemigo y dejará de serlo."
ResponderEliminarmuy interesante y didáctico tu post, pues nos explicas en que consisten los conceptos, ofreces pautas para su tratamiento, una frase para pensar...y hasta bibliografía!, muy completo, repito, me ha gustado mucho el tema y tu forma de tratarlo
ResponderEliminarSiempre escuchè que la soledad era terrible, y la verdad, es que no me dì cuenta que momento me quedè sola, comencè a disfrutar de mi independencia , de hacer de mis dias lo que yo mas quisiera, de levantarme de la cama sin horarios, y si no tenìa sueño en la madrugada podia, leer, ver tv. o tejer, por supuesto que eso no hubiese ocurrido si yo no estuviera en un grupo de autoayuda, casi todas de la misma edad, nos llamamos por telefono, un cafecito, un cumpleaños, ir a misa, en fin creo que estoy aprendiendo a ser "MI MEJOR AMIGA. Muy interesante el tema y todo los que nos has expuesto, un abrazo José Ramòn.
ResponderEliminarMuy buen tema me cayo como anillo al dedo, soy una mujer de 68 años, tengo 2 hijos y 5 nietos, y aun así me siento muy triste y desmotivada, gracias por esta reflexión.
ResponderEliminar