Saber envejecer es una obra maestra de la sabiduría, y
una de las partes más difíciles del gran arte de vivir.
HENRIC
FREDERIC AMIEL
El envejecimiento se asocia a una disminución de la vitalidad, y aunque no
se pueda evitar envejecer, si podemos evitar llegar a ser viejos
prematuramente, del mismo modo que podemos intentar llegar a cumplir la mayor
cantidad posible de años en plenitud. El envejecimiento normal se diferencia
del patológico (no natural), en que mientras el primero supone la llegada de la sabiduría, la paz de espíritu,
el control de nuestras emociones negativas y un lento declive que no nos impide disfrutar de la vida, en el
segundo solamente existe dolor, tristeza, y pérdida manifiesta de las
facultades físicas e intelectuales.
El envejecimiento suelen notarlo más los otros que uno mismo, y muchas personas
mayores se consideran aún jóvenes. Es importante reparar en que cada cual
envejece de un modo diferente, dependiendo de las circunstancias. El gran
interrogante es como manejarse con la vejez.
¿Procuramos encontrar actividades nuevas? ¿Debemos reflexionar sobre
nuestra vida para valorar si mereció la pena? Y ¿Cómo nos enfrentamos al
deterioro tanto físico como mental?
Desafortunadamente, todos los mensajes que recibimos están relacionados con la juventud, y ninguno
con la fortuna de llegar a viejos. Asociamos viejo con dolor, la soledad, la
dependencia, y estos mensajes desalentadores nos ocasionan un deseo de no querer llegara a viejos.
Debemos olvidar esto y para ello el primer requisito para llegar a cumplir
muchos años es desear cumplirlos, y desearlo intensamente todos los días de
nuestra vida.
Es importante envejecer con éxito, tanto en lo físico como en lo psíquico,
para vivir adaptado e independiente en la sociedad en la que vivimos. Dice
Rocío Fernández Ballesteros, envejecer con éxito es envejecer de un modo “Activo,
productivo, satisfactorio y saludable”, añadiendo a ello”Una baja probabilidad
de enfermar y de discapacidad, compromiso con la vida, alto funcionamiento
mental y alto funcionamiento físico.
Nos dice Francisco Mora: “De ahí lo importante del trabajo consciente, duro
de -querer seguir vivo- a base de empezar la –carrera- de la vejez bastante
tiempo antes de la jubilación. Y no hay alternativa viable que no sea aquella
que, a través de un trabajo, sea este el que fuere, la de seguir motivado,
-enamorado del mundo y sus gentes-. Para eso hay que luchar activamente de
–cuerpo y alma- y, como Ulises, no escuchar los cantos de sirenas del –ya está-
o tomar la píldora del rejuvenecimiento que se anuncia en cada época. El
verdadero rejuvenecimiento no pasa por
la toma de ciertas vitaminas, hormonas o cualquier “pócima” que promete
combatir o revertir el envejecimiento, sino por la adquisición del hábito de
–querer seguir vivo- a toda costa y sin descanso por el trabajo. Y eso solo se
logra arrancando con estrategias desde mucho antes de que la palabra
envejecimiento adquiera un significado.
El estilo de vida que adopte el
individuo va a ser un componente casi determinante de la longevidad y para
ello:
Nos da unos consejos para envejecer bien:
- El ejercicio físico, sobre todo (andar y correr) seria
importante que tras alcanzar la edad de la jubilación, seria una buena
solución para mantener la perfusión de sangre al cerebro de una forma óptima
y con ello un buen estado de salud mental, comprobándose también que
aparte de la conducta motora también afectan a áreas cerebrales que tienen
que ver con la emoción, la motivación y hasta el aprendizaje y la memoria
y el propio pensamiento, es decir, el hipocampo y las áreas de asociación
de la corteza cerebral.
- El control de la ingesta de alimentos a la hora de comer. Comer
menos no solo alarga la vida, sino que disminuye las enfermedades
asociadas al proceso de envejecimiento, como patologías autoinmunes,
cáncer, diabetes, cataratas, hipertensión, enfermedades cardiovasculares y
fallo renal.
- El ejercicio intelectual.
- Prestar tiempo a los demás, dice López Aranguren en su ensayo sobre la
vejez”Cierto que el tiempo del viejo es corto. Pero cierto también que
solo prestando tiempo, sabiduría y trabajo a los demás cobra sentido la
existencia social del viejo.
“Cifremos la felicidad exclusivamente en las cosas que
dependan de nosotros mismos.”
Descartes
Begoña González y Miguel Ángel Ruiz en su libro
“Como mantener una buena salud mental, guía de ayuda para personas
mayores dicen que:
- La salud mental es tan importante como la salud
física. No olvide cuidarla igualmente.
- Tener salud es mucho más que la ausencia de
felicidad, significa lograr un estado pleno de bienestar.
- Existen muchos tópicos y estereotipos relacionados
con las alteraciones mentales. Todos podemos padecerlas en algún momento,
lo importante es pedir ayuda.
- La edad no supone ningún impedimento para hacer todo
aquello que desee. No la utilice como excusa.
- Las alteraciones mentales más frecuentes son los
trastornos de ansiedad y del estado de ánimo.
- Cuídese externa e internamente.
- Mantenga activa su mente, piense, razone, reflexione
y aprenda nuevas cosas.
- Mantenga activo su cuerpo, dedique tiempo a hacer
deporte, bailar y pasear. En compañía de otros será mucho mejor.
- Dedique tiempo a tareas o aficiones que le generen
satisfacción personal.
- Siéntase a gusto consigo mismo. Quiérase tal como es
o intente cambiar aquello que no le agrada. No se resigne a aceptar algo
que no quiere.
- Tómese las cosas con paciencia y tranquilidad. Las
prisas solo provocan ansiedad, estrés y preocupación.
- Intente buscar siempre el lado positivo de las cosas
y soluciones alternativas a los problemas. La preocupación no soluciona
nada.
- No deje que las dificultades interfieran en su vida.
Si algo no puede modificarse, no lo piense más, no le va a aportar nada
bueno.
- No le de más vueltas a sucesos desagradables, mire
hacia delante e intente actuar de la forma mas eficaz.
- Evite aquellas situaciones desagradables que, si no
es posible modificar, es mejor evitar.
- Pida ayuda siempre que lo necesite.
- Rodéese de gente con la que compartir buenos
momentos y con la que poder contar.
- Dedique tiempo a sus amigos, familiares y seres
queridos. Quiera y déjese querer.
- Prepárese para aquellas situaciones inevitables:
independencia de los hijos, jubilación; la adaptación será mucho mas
fácil.
- Evite refugiarse en el pasado. Recuerde los mejores momentos del pasado pero viviendo en el presente.
Como definiríamos el envejecimiento
No se puede
determinar con exactitud la edad en la que empieza la vejez, ya que esta no es
un buen indicador del grado de envejecimiento; debemos basarnos en las
capacidades funcionales, nivel de actividad y ganas de vivir que tiene una
persona. Muchos autores afirman que “la vejez es, más que todo, un estado
mental”, ya que una persona de 75 años, arrugas y canas puede tener un nivel de
actividad, motivación y relaciones sociales mucho mayor que otra con 20 años
que vive aislada y envejeciendo mentalmente a pesar de su edad.
Diferentes
tipos de edades dentro de una misma persona:
- Edad
cronológica: determinada por los años reales que tenemos, marcada por el
calendario.
- Edad
biológica: marcada por la edad del organismo, el
envejecimiento de nuestro cuerpo no tiene por qué coincidir con la
anterior, ya que una persona con 60 años puede sentirse físicamente como
si tuviera 20 años; de igual forma muchas personas con 20 años parecen
tener una edad mucho mayor por la gran cantidad de molestias y deterioro
físico que presentan.
- Edad subjetiva: hace referencia a la edad que cada persona siente tener, determinada por su participación en los roles de la sociedad, nivel de actividad física y mental.
Etapas de la vida
Niñez:
- Confianza.
- Novedad.
- Obediencia.
Juventud:
- Identidad.
- Rebeldía.
- Formación.
Madurez:
- Estabilidad.
- Amistad.
- Trabajo.
- Producción.
Vejez:
- Sabiduría.
- Satisfacción personal.
- Ocio.
- Autorrealización.
- Adaptación.
¿Cambiamos al hacernos mayores?
La característica principal que define el envejecimiento es una marcada variabilidad entre los individuos, es
decir no todos envejecemos a la misma velocidad y los cambios que aparecen en
una u otra persona también van a ser distintos.
Esta
variabilidad podemos observarla en diferentes niveles:
- Nivel
fisiológico: los órganos de una misma persona varían en relación
con el grado de envejecimiento, y por tanto de su funcionalidad; es decir,
no todos los órganos de nuestro cuerpo presentan el mismo grado de
deterioro, ni todas ls personas lo presentan de igual forma. Habrá
comprobado como dos personas de la misma edad presentan diferentes signos
de envejecimiento: esta variabilidad está determinada por múltiples
factores: genéticos, ambientales, estilos de vida, etc.
- Nivel
cognitivo/emocional: no todas las
capacidades de una persona parece disminuir con la edad: memoria,
percepción, atención lenguaje, movimiento, es más, no siempre aparece un
menor funcionamiento de estas capacidades sino que algunas de ellas, a
medida que avanzamos en edad, parecen incrementarse, como es el caso del
lenguaje, razonamiento. La practica continuada y la estimulación de estas
capacidades, como atención, memoria y, razonamiento, mediante diferentes
actividades: el ejercicio físico, leer, hacer crucigramas, puzles, juegos
estratégicos… previenen un posible declive que puede tener lugar a estas
edades. La misma variabilidad se puede observar en aspectos emocionales
tales como, actitudes hacia el envejecimiento, enfrentamiento a
situaciones difíciles, percepción de control de nuestras vidas y autoestima.
Estos factores emociónales son los que, en última instancia, van a
determinar nuestra actitud hacia la vida, hacia el envejecimiento y hacia
nuestro bienestar en general.
- Nivel social: relacionado con los actores económicos, se refiere a relaciones sociales, actividades placenteras, hábitos alimenticios e higiénicos, actividades de ocio y culturales. Todos estos factores varían en todas las personas y también en las diferentes etapas de la vida.
Cambios fisiológicos
Se refieren a los aspectos físicos o
corporales, el funcionamiento de los órganos, aparatos y sentidos que tienen
lugar en el proceso de envejecimiento:
- Disminución de la masa muscular: pérdida de peso.
- Cambios en huesos, músculos y articulaciones:
dificultades en los movimientos.
- Reducción de la altura.
- Reducción en la capacidad de bombeo del corazón:
mayor fatiga al realizar actividades físicas.
- Menor rendimiento del sistema respiratorio: podemos
reducir su impacto mediante el ejercicio físico, bailar, nadar, cantar,
ejercicios de respiración.
- Molestias gastrointestinales: estreñimiento,
gastritis.
- Disminución en la efectividad de los riñones: menor
ritmo de actividad de filtración, excreción y reabsorción: menor capacidad
para eliminar eficientemente la
medicación, incontinencia urinaria.
- Disminución del sistema hormonal e inmunológico:
menor control de la temperatura, mayor vulnerabilidad ante determinadas
enfermedades: gripe, infecciones…
- Alteraciones en el patrón del sueño: se necesita más
tiempo para conciliar el sueño y se interrumpe el sueño varias veces a lo
largo de la noche.
- Disminución en la agudeza visual, capacidad auditiva
y sensibilidad a los sabores y olores, lo que puede llevar a malos hábitos
alimenticios.
- La personalidad se mantiene estable a lo largo del
ciclo vital. Idea que rompe con el mito tradicional de “los viejos son
cascarrabias y gruñones”.
- Enlentecimiento en procesar la información. Sin embargo se mantienen intactas las capacidades de juicio, pensamiento abstracto, capacidad de planificación y vocabulario.
En la mayoría de los casos, la existencia de un declive más acentuado es
debido a los malos hábitos de vida, mala nutrición, baja actividad física,
mental y social. El promover estilos de vida saludables es uno de los objetivos
principales a plantearse para envejecer con éxito y satisfacción.
Actividad mental
El rendimiento
intelectual, así como nuestra agilidad mental, memoria, y atención no son
inmunes al paso del tiempo, sin embargo no todo son perdidas, aunque podemos
notar enlentecimiento o una menor eficacia, ganamos en calidad de pensamiento,
sabiduría, y razonamientos más profundos. Estamos en la llamada “edad de la
sabiduría”
Nuestra memoria puede verse afectada
a la hora de recordar o memorizar determinados sucesos: olvido del nombre, no
recordar lo que se iba a hacer, olvidar el lugar donde se guardó un determinado
objeto, perder el hilo en conversaciones… seremos capaces de recordar nuestro
pasado en perfectas condiciones, teniendo mayores dificultades a la hora de
traer a nuestra memoria hechos recientes. Deberemos hacer trabajar a nuestra
memoria, ya sabe que “aquello que no se usa tiende a estropearse”.
Herramientas:
- Recuerde y evoque acontecimientos ocurridos a lo
largo del día.
- Relaciónese con otras personas y plantee debates y
conversaciones de interés.
- Manténgase independiente, tomando sus propias
decisiones y razonando sobre pequeños problemas que puedan surgir día a
día.
- Mantenga el recuerdo de su pasado: fotos, objetos,
antiguos conocidos y amigos, lugares imborrables, compare y comente con
otras personas costumbres, tradiciones que han ido cambiando,
manteniéndose abierto a los nuevos cambios evitando criticar y cerrarse al
pasado; pero también manténgase actualizado en el presente: el uso de
calendarios, relojes o agendas le ayudara a estar al día, felicitar a los
seres queridos en fechas señaladas, recordar acontecimientos pasados
importantes o tareas a realizar.
- Mantener y fijar la atención también nos facilitara
el recordar mejor; analice con detalle todo aquello que quiera recordar,
intente observar cualquier pequeño cambio que se produzca en su entorno o
en su barrio.
- Manténgase activo y distraído con hobbies o nuevos
aprendizajes, anímese a intentar todo aquello que no pudo hacer y que le
hubiese gustado.
- Finalmente, y más importante, mantenga sus propias señales de identidad y de personalidad, cuide por si mismo sus pertenencias, manténgase coqueto y cuidado, elija su propia ropa, su perfume favorito recuerde que lo principal es estar satisfecho y a gusto con uno mismo.
Cambios sociales
Aunque muchos de estos cambios
pueden ser difíciles de asumir, otros pueden convertirse en el inicio del
disfrute, satisfacción de las actividades y sueños que no pudimos hacer en
otros tiempos, y que nos merecemos disfrutar con optimismo y satisfacción. Para
evitar que la jubilación tenga un efecto negativo sobre nuestro estado
emocional y podamos disfrutar de ella con total satisfacción, algunas
recomendaciones que pueden ser útiles son las siguientes:
- Considerar la jubilación como el primer día del
resto de su vida. Desde el momento en el que se produce la jubilación aun
quedan 25-30 años para seguir disfrutando de la vida; está en sus manos
decidir vivirla con satisfacción o aburrimiento.
- Realice actividades con amigos y familiares, ya
que constituyen un apoyo social
imprescindible.
- Manténgase activo, tanto física como mentalmente. Emplee su tiempo libre en todas las actividades con las que disfrute y organice aquellas a las que le gustaría dedicarse, incluso al trabajo remunerado o voluntario.
La psicóloga Becca Levy, de la universidad de Yale, descubrió que quienes
contemplan la vejez como una experiencia positiva viven un promedio de siete
años más. Esto significa que una actitud positiva es más eficaz que no fumar o que mantener un
peso saludable. Levy dice que el paternalismo y el empleo de un lenguaje
infantilizador pueden repercutir en su competencia y en la duración de la vida.
Dicen que ser optimista y afrontar los problemas es más importante para
envejecer bien que la salud física. Pero siga practicando ejercicio. Nótese,
además, que hay ciertos indicios que sugieren que el aburrimiento produce
problemas cardiacos y una muerte prematura.
Decía José Luis Sampedro que el miedo causa estragos. El miedo a la vejez
es peor que la vejez misma. El miedo a perder la autonomía-el valor más
preciado-, a no poder disfrutar… seguramente si afrontamos las posibles fuentes
de inseguridad y temor y hacemos los duelos debidamente, nos sentiremos mejor.
Mientras seamos capaces de entusiasmarnos, de tener ideales y proyectos por
los que luchar, mientras tengamos sentimientos de rebeldía ante las
injusticias, mientras cultivemos la amistad y sembremos buenos sentimientos y
buen humor nos encontraremos a gusto con nuestra edad.
Dice Canetti en -Elogios de la vejez- “Siento el mayor respeto por quienes se han
ganado a pulso su propia vida.”
Carmen Alborch, en su libro -Los
placeres de la edad- dice: Es obvio que perdemos juventud física, pero
ganamos emocionalmente, y, además,
disponemos de más tiempo libre. La mayoría de las personas mayores se
sienten felices, tienen menos estrés y muestran menos hostilidad. Tendemos a
imaginar la vejez como una especie de epílogo de la vida, pero en realidad
quienes están en esta etapa se
sienten como si estuvieran
leyendo un emocionante relato en una revista, van justo por la mitad, dice
Frank Schirrmacher, y les queda mucho por delante. Por eso es importante
envejecer con inteligencia, desdramatizar en la medida de lo posible y tener
modelos, referentes, espejos en los que mirarnos.
Según diversos estudios científicos, tras el bache de los cuarenta, la
felicidad remonta y alcanza su apogeo al cumplir los sesenta. Es el momento de
encontrarnos ante lo que queremos ser –la mejor versión de uno o una misma-, de
estar en sintonía con los deseos y con la forma de vivir que cada cual había
imaginado. Serenidad y equilibrio, y nunca olvidar la memoria para
reconciliarnos con nuestra propia historia, saber donde se esta y donde se ha
estado. Vamos aprendiendo de nuestros aciertos, nuestros fracasos y nuestras
crisis. Como bien señala la psiquiatra Carmen Sáez, todos los cambios vitales son costosos y
lentos porque se elaboran con el tanteo entre el acierto y el error. Decía
Gertrude Stein: “La mente humana nada tiene que ver con la edad”.
Eleanor Roosevelt nos explica a los
setenta y cinco años el secreto de su vida activa: “Cuando uno deja de prestar
un servicio es cuando empieza a morir.
Y, por tanto, pienso que para envejecer con gracia y alegría es del todo
necesario hacer algo en lo que una se sienta útil. A ninguna edad podría yo
estar satisfecha ocupando un rincón y conformándome con mirar el fuego de la
chimenea. La vida esta ahí para ser vivida. Hay
que mantener la curiosidad. Lo trágico seria experimentar el rechazo de la
vida. Eso nunca: bajo ningún concepto debe dársele la espalda a la vida”.
Para finalizar este artículo quiero que reflexionemos sobre una charla que se debatía entre varias
personas y una de ellas dijo:
“Yo no querría volver a mi juventud, ni siquiera llevando escondida en mi
cerebro la sabiduría que poca o mucha haya acumulado con los años. No quiero
volver atrás porque no queda allí nada que quiera recoger. Quiero vivir, si
puedo, con plenitud, la vida que me corresponde a cada paso del tiempo. Para mí
la única realidad, viva en su sentido más literal, es la que vivo ahora y esa
además es la que quiero vivir."
BIBLIOGRAFIA:
MORA.
Francisco: El sueño de la inmortalidad. (2014).
ED. Alianza Editorial.
WOLPERT.
Lewis: Por ti no pasan los años, “La sorprendente
naturaleza del envejecimiento”. (2012). ED. TusQuets.
ALBORCH.
Carmen: Los placeres de la edad. (2014).
ED. Espasa libros.
Ha sido gratisimollegarme hasta acá
ResponderEliminarLo he leido despacio con respectivas pausas para pensar en el presente .
Veo que voy bastante bien je je, aunque un poco disminuida fisicamente.
Pero por lo demas estupendamente bien, gozando el dia a dia, dando gracias al levantarme y al acostarme.
Saludos